Esta semana el morbo, la provocación y la violencia volvió a usurpar los espacios noticiosos, luego de que el cantante René Pérez se viera involucrado en un incidente con el programa Lo Sé Todo que se transmite diariamente en la televisión local.
El debate que ha generado este asunto ha tenido múltiples miradas. Nuevamente se ha cuestionado si el trabajo que se realiza en ese tipo de programas es periodismo. Vale, entonces, sumar estos tres centavos para aportar a la conversación.
En primer lugar, utilizar herramientas del periodismo (la entrevista, la investigación, incluso, la reportería) no es sinónimo de hacer periodismo. Muchísimos profesionales usan estas herramientas para otros campos –la medicina, la psicología, el mercadeo– y no hay confusión.
Incluso dentro del campo de las comunicaciones, en proyectos de creación de contenido auspiciado, se utilizan las mismas herramientas, pero no se está haciendo periodismo: se está creando contenido, que no es lo mismo.
En segundo lugar, la cobertura de espectáculos y la farándula no caen dentro de la misma categoría. Yo puedo cubrir un concierto y en la historia hablar acerca del cantante, su trayectoria, sus letras y cómo le hablan al tiempo histórico presente, sus influencias, el virtuosismo de sus músicos y estoy haciendo periodismo de espectáculos, aportando a la documentación de las manifestaciones culturales y artísticas de una generación. Es decir, estoy haciendo periodismo.
¿Podemos hablar de la guerra contra las drogas en el contexto de un concierto de reguetón de vieja escuela? Claro que sí. Recuerdo los discos de Playero escuchándose al lado de los carteles de “Mano dura contra el crimen” en todas las escuelas. De eso se trata. Ahora bien, la nota de farándula es otra especie y tampoco hace falta confundirla.
Por último, no creo en colegiaciones, ni certificaciones, ni permisos para ejercer el periodismo. Sin embargo, este oficio tiene sus técnicas y especializaciones y basta observar la persecución vergonzosa del pescador de chismes para saber que no es más que eso.
Este no es un debate sobre periodismo. Aquí solo nos están tomando los términos prestados. Este, si acaso, es un debate sobre el acoso, el morbo, los límites de una figura pública, la provocación y la violencia.