Ayer oficialmente comenzó el verano. A partir del solsticio del 21 de junio, el Hemisferio Norte del Planeta celebra la llegada de una nueva estación matizada por la luz, el calor y en la mayoría de los casos, por las vacaciones que permiten su disfrute. Aunque no es cosa novel, este año el clima promete ser titubeante. Tal como si se comparara con el inestable valor de las monedas internacionales, el tiempo oscilará tanto que los mismos meteorólogos dan pronósticos más enrevesados que de costumbre. De este vaivén no se salvan los huracanes. Según el primer informe del Servicio Nacional de Meteorología, emitido en diciembre de 2008, la temporada 2009 sería más activa que de costumbre, con 14 tormentas y 7 huracanes. Regularmente se pronostican de 9 a 12 tormentas y de 5 a 7 huracanes. En abril de este año, sin embargo, se divulgó un segundo pronóstico. La temporada de 2009 tendrá 12 tormentas y 6 huracanes, hasta nuevo aviso. Si el sube y baja de huracanes no nos convence de lo inestable del tiempo, las predicciones día a día tal vez sí. De hecho, en la cadena radial Radio Isla 1320, esta mañana la meteoróloga de Univisión Puerto Rico, Susan Soltero precisó que las temperaturas en las costas del País serían de 100 grados o más. No obstante, apuntó también que estaría parcialmente nublado en horas de la mañana y tarde.
La Agencia Estatal de Meteorología española ha vaticinado un verano si no lluvioso, bastante mojado en la región del Cantábrico y del Este de la nación. Aunque los pronósticos de chubascos durante la primavera no se cumplieron –estuvieron 10% debajo de lo normal- dicha estación se presentó particularmente calurosa. En el verano, por el contrario, se esperan más precipitaciones. De otra forma, en Inglaterra tan característicamente gris y húmeda, a diferencia de los dos últimos veranos, se espera uno soleado. La Oficina de Meteorología del país, anunció que “después de dos veranos mojados, el de este año será muy prometedor, con temperaturas de 30 grados Celsius (86 grados Fahrenheit)”. Quizás para quienes estén acostumbrados al trópico no sea demasiado caliente el pronóstico, pero si considera que en el Reino Unido cayeron más de 13 pulgadas de lluvia durante verano de 2008- siendo éste históricamente uno de los veranos con más precipitación-, los meses que siguen serán casi el Caribe para ellos.
Aunque es difícil culpar al calentamiento global por los cambios climáticos, se le vincula al fenómeno con el aumento en precipitación, sismos y ciclones, también el derretimiento de glaciares, el efecto invernadero y otros posibles efectos detrimentales para la agricultura y fauna del mundo. Si de desequilibrio se habla, el tiempo en Estados Unidos batalla fuertemente en la categoría. No es casualidad que el Gobierno del país haya presentado un informe que reporta los efectos del calentamiento global en América. La administración de Obama, según detalló el diario The Guardian, intenta persuadir a que se muden los estilos de vida norteamericanos que han mostrado ser tan contraproducentes para el ambiente. El trabajo indica que en los últimos 50 años, las temperaturas de Estados Unidos han subido. Igualmente han aumentado el número de tormentas y tornados. El informe, llamado El cambio climático global impacta en Estados Unidos (“Global Climate Change Impacts in the United States”), manifiesta que de no tomar medidas en la disminución de las emisiones de carbono, los daños podrían ser irreparables. Por ejemplo, el escrito sostiene que en años futuros, el mar se “tragaría” a varios estados, que el invierno en la región de Nueva Inglaterra podría ser tan sólo de dos semanas y que se recibirían mortales olas de calor en el país entero. El alarmante informe pretende ser preventivo. Las alegadas consecuencias se notarían luego de 100 años o más. La idea es evitar, para como dice el refrán, nuestros bisnietos o los nietos de nuestros tataranietos no tengan que remediar.