
Por años, Arturo Dávila realizó a pie el trayecto de su casa hasta la facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico. Lloviera o no, caminaba con un enorme paraguas que lo hacía inmediatamente reconocible en las aceras vacías de Hato Rey y Río Piedras.
No ha pasado por la universidad un maestro de mayor nobleza. Su formación académica era en Historia del Arte, en la que era un cabal erudito, pero la verdadera medida de su sabiduría se encontraba más allá de los libros, en la devoción por la amistad y la práctica cotidiana del desprendimiento, virtudes tan raras en los tiempos de la prisa.
Su mordacidad y gracia eran proverbiales. Alguna vez llamó con la mano a uno de esos perros de la calle que se paseaban por los edificios de la facultad y disertó sobre el arte renacentista acariciando al can. Concluida la clase, lo despidió con una célebre sentencia: “Ahora puedes irte, has sido rey por un día”.
No le echaba azúcar al café porque decía que a sus años había tomado tanta que ya parecía “un terrón”. Solía esperar en la oficina del Departamento de Arte a que llegara su hora de enseñar; al colega insolente que teñía su pelo de rubio despachaba con saludos ingeniosos: “¡Caramba, pero qué policromado andas hoy!”.
Arturo practicaba un altruismo tan inverosímil que solo halla equivalencia en las vidas de santos y en las fábulas. Lo material que obtenía con su trabajo lo repartía sin reservas en obras de caridad y en ayudar a quien le hiciera falta.
Descansa en paz, viejo amigo; hacía mucho que te habías ganado un lugar en ese cielo de los cristianos que quisiste construir en la Tierra con tu incesante generosidad.
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El historiador Arturo Dávila Rodríguez falleció el pasado domingo, 3 de junio, a la edad de 89 años. El velatorio comenzará hoy miércoles, 6 de junio, en la Funeraria Buxeda en Hato Rey, a partir de las 10:00 a.m. Mañana jueves, 7 de junio, se le celebrará una misa en la Catedral de San Juan a las 10:30 a.m. El entierro se realizará ese mismo día en el Cementerio Los Cipreses en Bayamón.
¡Descanse en paz Don Arturo!
El autor es profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Toronto, Canadá.