Por A. D. McKenzie
Ejecutivos de todo el mundo se reunieron en París esta semana en la Cumbre de negocios y el clima, donde declararon que quieren “un acuerdo climático mundial que alcance un cero por ciento de emisiones” contaminantes y que desean que eso se acuerde en la 21 Conferencia de las Partes (COP 21) que se realizará en diciembre en esa misma ciudad.
Unos 2,000 representantes de algunas de las mayores empresas minoristas y de energía del mundo se reunieron en la capital francesa el miércoles 20 y jueves 21, incluidas varias que fueron denunciadas por la sociedad civil como responsables de graves infracciones contra el medio ambiente. En las afueras del cónclave manifestantes de la sociedad civil protestaron contra las empresas participantes, por considerar que “están en el origen” del cambio climático.
La cumbre tuvo lugar seis meses antes de la COP 21, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC),que también se celebrará en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre de este año.
En la Cumbre de esta semana, los participantes manifestaron que las empresas deberán cambiar, no solo para proteger el medio ambiente, sino para su propia supervivencia.
“La acción climática es sencillamente un buen negocio. Sin embargo, las soluciones empresariales con respecto al clima no se incrementan con la suficiente rapidez”, declararon los organizadores del evento. Añadieron que
se comprometían a liderar la “transición global a una economía con bajas emisiones de carbono y resistente al clima”.
Eldar Saetre, director general de la transnacional noruega Statoil, dijo que su empresa quiere alcanzar una “producción de petróleo y gas con bajas emisiones de carbono”, y que había apostado a la energía renovable con energía eólica marina. Sin embargo, precisó que los combustibles fósiles seguirán siendo necesarios en el futuro.
Los ejecutivos reconocieron la desconfianza generalizada que existe sobre el compromiso de las empresas transnacionales, y explicaron que no “pueden hacerlo por su cuenta”, por lo que pidieron el apoyo de los gobiernos y de los consumidores.
Mike Barry, director de Negocios Sostenibles en la empresa británica Marks & Spencer, dijo a IPS que el compromiso internacional es importante para lograr que el sector adopte prácticas más amigables con el medio ambiente.
“La acción colectiva puede lograr un cambio real. Estamos aquí hoy porque creemos que el cambio climático está ocurriendo y que tendrá un impacto significativo en nuestro negocio en el futuro y en nuestro éxito”, afirmó.
“Nuestros clientes esperarían que tomáramos la iniciativa en esto, y queremos que los gobiernos también lo tomen en serio, en la preparación para la COP 21”, exhortó.
Marks & Spencer y otras compañías, reunidas en la alianza empresarial Consumer Goods Forum, quieren juntar “hombro con hombro con el gobierno para decir ‘esto es importante y estamos aquí para ayudar'”, sostuvo Barry.
Pero el consenso gubernamental para enfrentar el cambio climático ha sido difícil, e incluso el presidente francés, François Hollande, quien inauguró la cumbre, reconoció que sería necesario un milagro para llegar a un verdadero acuerdo en la COP 21.
“Debemos tener un consenso. De por sí no es fácil en nuestros propios países, por lo que con 196 países, hace falta un milagro”, declaró Hollande en la Cumbre de Negocios y el Clima. No obstante, expresó la convicción de que se llegará al acuerdo mediante la negociación y la “responsabilidad”.
Hollande y otros funcionarios dijeron que la participación de las empresas es esencial, y Francia, con sus enormes empresas petroleras y de electricidad, tiene un papel importante que desempeñar.
Sin embargo, manifestantes fuera de la cumbre, que se celebró en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, criticaron a las grandes empresas.
“Estas transnacionales (y los bancos que financian sus actividades) están de hecho directamente en el origen del cambio climático”, denunciaba un comunicado de organizaciones de la sociedad civil, entre ellas la sección francesa de Amigos de la Tierra y el grupo de desobediencia civil J.E.D.I. por el Clima.
Es paradójico que empresas de combustibles fósiles estuvieran presentes en la cumbre, sostuvieron las organizaciones. “¿Podría imaginarse por un segundo que la industria tabacalera se asociara con las políticas de lucha contra el tabaquismo para acabar con la producción de cigarrillos? No, esa sería la mejor manera de asegurarse de que el mundo siga fumando sin parar”, recalcaron.
Los manifestantes agregaron que si Hollande y sus ministros querían mostrar un compromiso real con el medio ambiente, deberían aclarar que “el clima no es un negocio”.
“La lucha contra el cambio climático no es el negocio de las multinacionales de los combustibles fósiles. Ellas pertenecen a nuestro pasado”, señalaron las organizaciones en un comunicado conjunto.
Christiana Figueres, la secretaria ejecutiva de la CMNUCC, dijo en la cumbre que las empresas no deben ser “demonizadas”, y abogó por la colaboración y no la confrontación.
“Todos empezamos con una huella de carbono. No es cuestión de demonizar a nadie sino de darse cuenta de que estamos todos aquí… No se trata de la confrontación. Se trata de la colaboración”, declaró.
La cumbre, organizada por Empresas por el Medio Ambiente, una asociación de unas 40 compañías francesas e internacionales, y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, una iniciativa política para el sector privado, también se refirió a la vulnerabilidad de los Estados insulares ante las consecuencias del cambio climático.
Tony de Brum, el ministro de Relaciones Exteriores de Islas Marshall, dijo que los Estados insulares del Pacífico y otros lugares desean mantener la presión sobre los emisores de carbono ya que la supervivencia de sus poblaciones está en juego.
Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), también destacó la amenaza que pende sobre los países vulnerables. Para ellos, el cambio climático no tiene que ver con la protección del medio ambiente para las generaciones futuras, sino que “se trata de cuánto tiempo pasará antes de que el agua inunde la tierra”.
Gurría dijo que se necesitará una reducción mayor de las emisiones de carbono de las que propusieron los gobiernos hasta el momento, e hizo hincapié en que los países deben “desarrollar una vía para llegar a cero emisiones netas a nivel mundial” para la segunda mitad del siglo.
“Los gobiernos en la COP 21 deben enviar una señal clara de orientación que impulse la acción en las próximas décadas. Estamos en un curso de colisión con la naturaleza, y a menos que aprovechemos esta oportunidad, nos enfrentamos a un riesgo creciente de impacto climático severo, generalizado e irreversible”, advirtió.