ROMA- La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) han informado que 1.020 millones de personas -aproximadamente 100 millones de personas más que el año pasado- sufren desnutrición en el 2009, el número más elevado en cuatro décadas, confirmando una sombría previsión en material humanitaria. “El número creciente de personas hambrientas es intolerable”, expresó el director general de la FAO, Jacques Diouf, en la presentación anual sobre el hambre en el mundo. “Tenemos los medios técnicos y económicos para hacer desaparecer el hambre, lo que falta es una voluntad política más fuerte para erradicar el hambre para siempre”, explicó el funcionario. El incremento del número de personas hambrientas no es resultado de malas cosechas, sino que se debe al alto precio de los alimentos -particularmente en los países en vías de desarrollo-, a ingresos más bajos, y a la pérdida de empleos. Antes incluso de la combinación reciente de crisis alimentaria y recesión, el número de desnutridos ha ido creciendo de forma sostenida durante una década, revirtiendo los progresos de la década de 1980 y principios de la del 1990. Los países que integran el Grupo de los Ocho prometieron en julio 20.000 millones de dólares en tres años para ayudar a las naciones pobres a alimentarse, señalando un nuevo foco en el desarrollo agrícola a largo plazo. Esa decisión ha generado algunas preocupaciones respecto a que la ayuda de emergencia en alimentos podría recortarse como resultado. El PMA recaudó unos 5.000 millones de dólares para alimentar a los pobres cuando el alza en los precios de los alimentos en 2006-2008 desató enfrentamientos en algunos países. En lo que va de año, ha recibido 2.900 millones de dólares, y ha tenido que recortar las raciones de alimentos o reducir sus operaciones en lugares como Kenia y Bangladesh. La FAO y el PMA instan a abordar el problema desde dos enfoques, diciendo que una inversión a largo plazo en desarrollo de la agricultura no debería llegar a expensas de las iniciativas a corto plazo para luchar con las hambrunas espoleadas por repentinas escaseces de alimentos.