¿Se ha puesto a pensar qué ocurre cuando se deshace de una computadora vieja – de esas que ocupan todo un escritorio o de una videocassetera- difícil a veces recordar qué son esos aparatos? Pues sepa que se convierten en "basura-e".
Los objetos eléctricos y electrónicos que agotaron su vida útil son considerados basura electrónica. Este tipo de basura contiene más de 1,000 substancias diferentes como plomo, mercurio, arsénico, cadmio, selenio, cromo hexavalente y flamas retardadas que crean emisiones de dioxinas y furanos al ser quemadas. Se estima que cerca del 70% de los metales pesados (mercurio y cadmio) en los basureros de Estados Unidos (EEUU) provienen de la basura-e.
Estudios han demostrado que estos tóxicos pueden causar daño cerebral, reacciones alérgicas y cáncer, entre otros. La cantidad de equipos electrónicos acopiados en Puerto Rico pasó de 277.93 toneladas en 2005 a 717.78 toneladas en 2006 y a 946.44 toneladas en 2007, de acuerdo con la Administración de Desperdicios Sólidos. Asimismo, estadísticas recientes indican que el volumen global anual de basura-e está próximo a alcanzar los 40 millones de toneladas.
El tráfico de basura-e está regulado internacionalmente por la Convención de Basel, siendo EE.UU, Afganistán y Haití los únicos países que no han ratificado dicho acuerdo, por lo que no les está permitido transportarlo fuera de sus fronteras, según la información verificada en la página de Internet de este organismo regulador. La Convención de Basel, aparte de regular el tráfico transfronterizo y el manejo de substancias tóxicas, promueve que los fabricantes adecúen los equipos para que duren más tiempo y puedan tener un desencaje más eficaz a la hora de ser reusado o reciclado. La situación en Puerto Rico de los vertederos o minas antropogénicas proyecta un panorama desalentador cuando se espera que para el año 2025 sólo 10 vertederos estén funcionando. Aunque para el 2011, en Puerto Rico, sólo habían 8 vertederos en cumplimiento.
Se ha encontrado que la desregularización en el trabajo lleva al empobrecimiento y a la marginalización. En la actualidad, existen alrededor de 11 empresas de acopio o reciclaje de materiales relacionados con la basura-e, de las cuales al menos dos utilizan el concepto de Propiedad de Trabajadores (P.T.), lo que implica una mejor distribución de la plusvalía y mejores condiciones laborales. En términos de política pública, Puerto Rico contiene los mecanismos legales para manejar los desperdicios sólidos adecuadamente. Los principales estatutos que constituyen el marco legal en este tema son: la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Ley de la Autoridad de Desperdicios Sólidos de Puerto Rico, Ley para la Reducción y Reciclaje de Desperdicios Sólidos en Puerto Rico, Ley sobre Política Pública Ambiental, Ley de Municipios Autónomos, Ley para la Prevención de la Contaminación, Ley de Recuperación de Material Reciclable en los complejos de viviendas, Ley de Incentivos Contributivos de Puerto Rico, Ley Orgánica de la Junta de Planificación, Plan de Uso de Terrenos de Puerto Rico, Ley Orgánica del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, Ley de Desarrollo Sustentable, así como varios Códigos de Regulaciones Federales.
Utilizar los recursos a una tasa menor a la cual los recursos sean capaz de regenerarse es una solución para el problema de la basura-e. / 24con.infonews.com
Sin embargo, la basura-e a escala local no está definida, por lo que en las leyes y reglamentos no se especifica su caracterización y respectivo manejo, mientras que en Estados Unidos la situación es similar. La ausencia de regulaciones federales que promuevan la colección, reciclaje y reúso de este tipo de desperdicio es una barrera para el desarrollo de este proceso a través de Estados Unidos. Si deseamos vivir en un lugar con alta calidad de vida, necesariamente, nosotros: los integrantes de Puerto Rico debemos crear una visión de País basada en la sustentabilidad, es decir, utilizar los recursos a una tasa menor a la que los recursos sean capaz de regenerarse y de preferencia local; donde las riquezas se distribuyan equitativamente entre quienes la producen; y, finalmente, donde las estructuras de poder y modos de producción estén distribuidos entre quienes lo componen.
El proceso de reciclar algún objeto eléctrico o electrónico descartado, es decir basura-e, es un proceso bastante eficiente y limpio, aunque podrían quedar partes que no son posibles reciclar o que puedan aprovecharse mejor. En este caso, el proceso de pirólisis puede ayudarnos a deshacernos de cierta basura que puede ser convertida en combustible reduciendo aún más el impacto ambiental. La pirólisis, según los expertos, es un proceso probado que puede transformar los plásticos en combustibles y en sustancias químicas de más valor de uso o cambio; consiste en la degradación termal de los polímeros de plástico para producir material carbonizado, aceite y gas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que para que un material sea candidato a pirólisis, la eficiencia del proceso en términos de ahorro de energía debe superar a la eficiencia de cualquier otro proceso alterno de disposición de desperdicios.
El autor estudiante del programa graduado de Ciencias Ambientales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras.