En las pasadas semanas la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) cortó alrededor de 70 árboles, a pesar de que éstos pertenecían al Arboretum de Cupey, zona cobijada por la Ley 206 para el Resguardo de los Recursos Naturales y Ambientales. No obstante, lo que pareciera un error no lo fue del todo, la agencia conforme a su reglamento está exenta de pedir permisos para realizar dicha tala. El Arboretum de Cupey corre desde la Avenida Ana G. Méndez (Ruta 176) hasta la Ave. Víctor M. Labiosa. El espacio -de alrededor de mil cuerdas de terreno- es parte del Corredor Ecológico de San Juan, entre los dos conforman casi el 20% del área verde que resta dentro del casco urbano capitalino. “Corredor no es sinónimo de protección”, explicó el abogado ambiental Pedro Saadé. El también catedrático de Derecho en la Universidad de Puerto Rico (UPR) expuso que la visión de la Autoridad es de dedicarse a podar en vez de proteger los árboles. Y es que dentro la misma legislación -que resguarda tanto al Corredor Ecológico de San Juan como al Arboretum de Cupey- existen muchas zonas grises. A la vez que, y según dicta el estatuto, “el Gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico está comprometido con brindar soluciones creativas y adecuadas para la preservación de los recursos naturales y ambientales del país”, la actuación de la AEE es, sin embargo, totalmente legal. El Arboretum de Cupey es producto de la acción comunitaria. Su fundador, Esteban González, lleva 10 años sembrando árboles a lo largo de las vías de Cupey. Él junto a estudiantes, profesores y líderes comunitarios han sembrado más de 3,000 plantas, desde ausubos hasta robles amarillos. El Arboretum de Cupey no es ni un vivero y menos que menos un vergel paisajista, es en efecto, un plantío que bordea la vía 176 y colinda con el Jardín Botánico Sur.
Con todo y la reforestación en Cupey –y con la ley que le alberga- la AEE tilda de peligroso ciertas áreas del Arboretum. Nayda Acosta, agrónoma de la Autoridad, explicó que “aunque la situación de la tala fue lamentable” los árboles eran riesgosos para los animales, transeúntes, en fin, para quien transitara por el lugar. “Siempre que sea para evitar descargas eléctricas o situaciones de alto riesgo, la Autoridad se involucra, tanto para el beneficio de las personas como para cumplir con su misión”, añadió. Acosta dijo que muchas de las plantas cultivadas por gestión ciudadana -aún con los mejores propósitos- rompen aceras, verjas y postes. Es en estos casos donde la AEE interviene. Saadé, por el contrario, opinó que las agencias (incluyendo la AEE) muchas veces se enfocan en su misión inmediata y no incorporan medidas salvaguardar el ambiente. Acosta, en tanto, enunció que por medio de la tala de árboles o plantas se busca “minimizar el daño”, por lo que se procede a reforestar el lugar o trasplantar la planta –si fuere el caso-. No obstante, la AEE todavía no ha hecho nada con los 70 árboles que cortó. “La alta gerencia está hablando sobre lo que va a hacer con lo de Arboretum, hay planes para coordinar la restauración para no tener problemas futuros”, subrayó.