“I like your Christ, I do not like your Christians. Your Christians are so unlike your Christ.”
La cita anterior es atribuida a Mahatma Gandhi, aunque no existe evidencia histórica en ningún sitio que pruebe que Gandhi en realidad pronunció estas palabras. Sin embargo, las haya pronunciado o no, en estos momentos no podría estar más de acuerdo con dicha frase. Sí, lo acabo de escribir. En estos momentos no me gustan los “cristianos”. En los pasados días, con motivo del controversial Proyecto del Senado 238, he entrado varias veces al fan page del movimiento Puerto Rico por la Familia, quienes han sido ávidos opositores públicos del Proyecto. Sobre el Proyecto en sí no diré nada, pero sí voy a comentar de lo que he visto en las discusiones que se forman con cada post.
“Bathia es de la comunidad gay. Sal del baúl, Bathia.” (Ministerio Evangelístico Humillación a Dios, sábado 18 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
“Fiesta, fiesta. Pluma, pluma gay. Desde la gran Popeya, locas mirando a la cámara.” (Luis Carlos González, sábado 18 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
“Estos hijos del infierno lo único que hacen es insultar, los perros estos homosexuales. (…) Digan lo que digan me importa un pepino, pero esa conducta es de cerdos y puercas. Es que me gustaría verlos ante Dios tratando de justificar su conducta que Él ya condenó. (…) No me hablen de amor que yo jamás tendré amor por cosas que Dios condena. Tu inmunda manera de vivir ámala tú, pues ni Dios la ama ni jamás la apoyará.” (Joaquín Guzmán, domingo 19 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
“Pedro, arrepiéntete. Se le nota que tiene un demonio encima, hipócrita. Busca de Cristo, ignorante.”(Wanda Corujo, domingo 19 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
“Ella volvió a casarse con uno de sus ex maridos, pero, ¿por qué defiende tanto a los homosexuales y lesbianas? ¿No está confundida y no lo quiere admitir?” (María de Lourdes sobre Carmen Yulín, sábado 18 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
“Que se lleven a todos los políticos y homosexuales en un terremoto.” (David Israel, sábado 18 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
“Desde que yo vi a la alcaldesa de San Juan, me pareció rara. Rían ahora que pronto llorarán por misercordia cuando el juicio de Dios caiga sobre ellos.” (Casa de Restauración, sábado 18 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
“Hijos del diablo. Pedro Julio Serrano, ojalá pronto Dios derrame ira sobre ti.” (Ricardo Pérez, sábado 18 de mayo; cita revisada y corregida ortográficamente)
Estos son algunos de los comentarios, entre los miles y miles que aparecen diariamente en este foro y lo que más dolor me causa es que estos comentarios no son la minoría. He leído a “cristianos” maldiciendo a políticos, personas de la comunidad LGBTT y a otros cristianos que no están de acuerdo o que difieren en algunas áreas sobre los temas en controversia. Sí, maldicen incluso a los que son de la Iglesia. He leído a “cristianos” juzgar por apariencias, que si “parece o no parece”, que si se le “nota o no se le nota”, que “debe o no debe” salir del “clóset”. He leído a “cristianos” que se llenan la boca diciendo que esto está peor que Sodoma y Gomorra, pero que con sus palabras tóxicas y acusadoras no creo que aporten mucho a la situación de la Isla. Pero lo más que he leído es a cristianos despotricar contra un gobierno que desde su campaña había incluido abiertamente en su plataforma a la comunidad LGBTT y había prometido la creación de planes para el beneficio de esta.
Hoy y durante los pasados días, no me gustan los “cristianos”. Lo siento, no puedo respaldar sus argumentos llenos de odio y sus dedos acusadores con el “respaldo” de Dios porque lamentablemente, ese no es el Dios al cuál yo le sirvo. "La razón no grita, la razón convence." dijo alguna vez Luis A. Ferré. Y lo que veo, en su mayoría, es que muchos “cristianos” que dicen que tienen la “razón” se la pasan gritando y despotricando… sin ni siquiera intentar montar un diálogo con gente que piensan diferente y que son diferentes. Y sé que esos mismos son los que probablemente se escandalizarán con mis palabras al finalizar de leer esta nota. Pero por si se les olvida, el Jesús al cual yo conozco es un Jesús de amor y compasión, que sí corrigió y sí señaló lo que estaba mal, pero lo hizo en todo momento con amor. Un Jesús que con quién andaba era con la gente que era discriminada, rechazada y odiada por la sociedad de su época: mujeres, niños, enfermos, publicanos, samaritanos… Gente a la cual la sociedad le ponía la etiqueta “sin valor alguno”. Gente que de otra forma, no hubieran tenido la oportunidad de ser salvos porque la sociedad no los consideraba dignos de salvación. Yo, al igual que la multitud que rodeó a la mujer adúltera, he tirado mi piedra al piso al ver las palabras del Maestro escritas en la arena. "(…) Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra." (Juan 8:7, NVI)
Ante los comentarios que probablemente surjan diciendo que estoy “apoyando” o “respaldando” ciertas “conductas pecaminosas” o vainas así, les digo que de esto no es de lo que estoy escribiendo. Con dolor en el corazón, los pasados días he leído atrocidades y estoy cansada de sentirme disgustada y avergonzada por aquellas personas que dicen ser “sal” en el mundo y “luz” en medio de las tinieblas. Ante estas situaciones, reflexionemos sobre que diremos virtualmente o en persona. Después de todo, ¿cómo pretendemos que se conviertan a nosotros si lo que predicamos es un “evangelio” lleno de odio y rechazo? ¿Podremos entender que diferir no es desamar? ¿Será posible esto? El atraer con cuerdas de amor como se supone, con esas palabras llenas de odio que se pronuncian constantemente, no lo veo en ningún lado. Y por si acaso, después de todo escrito está: "(…) Porque de la abundancia del corazón habla la boca." (Mateo 12:24, RVR60)