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Las bibliotecas usualmente son espacios silenciosos en donde se conserva una colección organizada de libros y otros materiales que la gente utiliza de acuerdo a sus intereses. Son remansos para el estudio, la investigación y la búsqueda multirreferencial. Aunque hay quienes acuden a ellas simplemente para leer o estar, entre otras (variadas) preferencias. Lo que no se puede admitir en locales con esta finalidad es que haya ruido, desorden o que carezcan de personal adiestrado. A propósito, para que una biblioteca sea valorada, lleva la delantera aquella que cuente con al menos una persona facilitadora o que ayude racionalmente al usuario a encontrar la información almacenada. Hay bibliotecas de variados tipos: las generales, antiguas, técnicas, especializadas y en ciernes; como es el caso de la colección de agua de Río Piedras. Un proyecto de catalogación de recursos bibliográficos que apenas avanza, pero que es operado por profesionales de la ciencia y la planificación urbano-ambiental. En estos días -del 12 al 16 de abril- en los cuales los sistemas de bibliotecas americanas celebran su semana, Diálogo hace mención a dos espacios particulares que alberga el Jardín Botánico Sur de Río Piedras: la Biblioteca de la Estación Experimental Agrícola (EEA) -unidad del Recinto de Mayagüez- y la pequeña Colección Especializada de Agua del Antiguo Acueducto de Río Piedras. Ambas poseen la particularidad de contener recursos referenciales de temas relacionados a la naturaleza y la investigación, aunque sus servicios son interdisciplinarios y de interés público. A cualquiera de las dos puede asistir quien así lo desee, aunque la diferencia entre una y otra es que la colección del Antiguo Acueducto requiere de una cita previa. La biblioteca de la EEA tiene una colección ascendente a 14 mil libros, 4 mil títulos de revistas, 300 mil documentos científicos y más de 60 bases de datos de temas multidisciplinarios y especializados. Un botín de referencias para los experimentados y los neófitos. “Servimos de enlace entre los investigadores y la comunidad. Porque además de la colección, y de que la EEA lleva a cabo investigaciones y trabajamos directamente con los laboratorios, brindamos apoyo a todo tipo de estudiantes. Hasta ayudamos con los Proyectos de Ferias Científicas”, relata Liz Pagán directora de la biblioteca. No obstante, si tiene dificultad para llegar hasta la calle Guayacán 1193 del Jardín Botánico Sur -donde ubica la sala principal- puede conectarse al servicio virtual que provee la biblioteca. A través de www.biblioteca.eea.uprm.edu se brinda acceso personalizado por medio de avanzadas plataformas de informática y de útiles herramientas de redes sociales (podcast, chat, email, twitter, facebook, videoweb, issuu, youtube.) Otra de las prestaciones de la Biblioteca de la EEA es el Repositorio Digital. Que provee acceso en texto completo a las publicaciones agrícolas de Puerto Rico. El sitio en Internet tiene una fácil navegación para referencias virtuales; calendario semanal actualizado de charlas, adiestramientos y conferencias; la búsqueda en catálogo; y el catálogo gráfico de las nuevas adquisiciones. “Se proveen maneras distintas para que el usuario encuentre la información. Aquí o desde la distancia”. Pagán hace referencia a que la administración total de la biblioteca está adscrita a la Facultad de Ciencias Agrícolas del RUM. De hecho, mientras conversamos con la directora ésta ultima los preparativos de la conferencia que pronunciará hoy (miércoles 14 de abril) a las 9 a.m. el decano interino de dicha Facultad, doctor Pedro Rodríguez en el pequeño anfiteatro de la Biblioteca. Laureada en la actualidad como la contenedora de la colección agrícola más grande del país, esta biblioteca fue fundada en 1915 para proveer información técnica para desarrollar investigaciones de temas agrarios. Hoy día cuenta con una extensa colección de libros, revistas y folletos técnicos de ciencias biológicas, química, veterinaria y otras materias afines. El espacio tiene un jardín interior con una novel adquisición de especies de orquídeas colorea orgánicamente el sótano donde ubica, y le brindan una diáfana luz natural. Lo que proporciona al visitante una atmósfera serena y cálida. Además tiene una sala con varias computadoras, un escritorio de asistencia de 7:30 a.m. hasta 4:30 p.m., el anfiteatro, ideal para presentaciones y charlas reducidas con cupo para 45 personas. “Casi siempre se utiliza para actividades relacionadas a la Estación Experimental, pero otras solicitudes han sido evaluadas y hemos prestado gratuitamente el espacio”, comunicó Pagán. Colección de Agua A menos de trescientos metros al salir de la biblioteca de la Estación, hacia la derecha, están situados los predios del Antiguo Acueducto de Río Piedras. Donde un grupo de expertos trabaja en el plan de restauración de lo que fuera el primer acueducto capitalino en el siglo XIX. La misión es recuperar la antigua represa, que data de1892. Una labor conjunta entre el Fideicomiso y la UPR. El binomio deberá poner a funcionar los seis tanques de agua que están deteriorados y soterrados, cubiertos ahora por el forraje verde. Su empresa es lograr que la represa se utilice a cabalidad como antaño. Las cinco cuerdas de estos terrenos aledaños al Jardín Botánico están ahora bajo la administración e investigación del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, cuyo plan estratégico es la conservación de aguas. A la par con las investigaciones de campo, la búsqueda de fondos federales y estatales para que, -siendo optimistas- el proyecto del Acueducto esté operando en cinco años, la gerente del proyecto Elsie Aponte también trabaja en la coordinación de visitas interpretadas y la recopilación bibliográfica especializada en el agua. “Todavía no podemos decir que tenemos una biblioteca en propiedad. De momento es una oficina de campo. Porque el proyecto de investigación del Acueducto es complejo y tiene muchas dimensiones”, advierte el planificador y profesor Anibal Sepúlveda. “Sin embargo puede venir cualquier persona que esté interesada en divulgar el proyecto o le interese el tema de las aguas para que sepa qué estamos haciendo, pero deberá llamar antes”, intervino la encargada. “El objetivo es que este lugar se convierta en un observatorio de agua. Una reserva de investigación junto al Jardín Botánico, con la tangencia de disertación y conservación de los depósitos de agua dulce”, abundó el autor de San Juan Extramuros y la Historia Urbana de Puerto Rico. La colección de libros del proyecto relacionados al preciado líquido es básica. Más bien recursos estratégicos. Pero una mirífica alternativa para los interesados en aprender. Sobre todo porque sus guías han participado de ferias de aguas a nivel internacional y pueden sugerir al visitante otros recursos bibliográficos. “Seremos parte de la red de bibliotecas especializadas pero nuestra función será interpretar; ser la cara pública de la conservación del agua”, acotó Sepúlveda. El número para hacer una cita y visitar el espacio del Acueducto es el 787.974.7249.