
SOBRE EL AUTOR
Como en otras ocasiones, el país se encuentra nuevamente en un trámite burocrático que tiene muy pocas garantías educativas. La mal llamada reforma, que desvirtúa el verdadero valor de la educación, adolece de su propio nombre: una reforma.
El término “reforma” propone una “innovación o mejora en algo”. Sin embargo, ¿dónde está la innovación o mejora educativa de la propuesta gubernamental para transformar la educación? Los cambios no son propuestos para una transformación del modelo educativo. Eso ya lo hemos escuchado hasta la saciedad en múltiples columnas de opinión e intervenciones en diferentes plataformas.
Hay que ser muy iluso para pensar que el acomodar grados o entregar el sistema público a manos privadas mejorará el aprovechamiento académicos de los alumnos. O peor aún, que los parchos que se proponen acabarán con la deserción que permea en el sistema. ¿Hasta cuándo pretenderemos ignorar lo que ocurre?
Nuestro sistema es uno que merece profundas transformaciones, salir de lo genérico y moverse hacia lo particular, hacia campos de estudios donde no tan solo se cultive una educación general, sino también una especializada.
En varios países del mundo los estudiantes tienen la opción de comenzar a especializarse en ciertos campos antes de entrar a realizar estudios universitarios. España, Francia e Italia son ejemplos de esta posibilidad. A pesar de ello, esta idea no es ignorada o inutilizada del todo.
En nuestro país existe un programa de escuelas especializadas que exploran diferentes campos de estudio: artes, ciencias y deportes, entre otros. La pregunta obligada es: ¿por qué no se reproduce este modelo? Cuando hablamos de esto, no nos referimos a que la educación general es innecesaria, sino que, tal vez, casi tres lustros de formación del mismo modelo educativo pueden estar jugándonos en contra.
Recientemente ha sido publicado el Índice de Desempeño Escolar, donde se califican nuestras escuelas públicas. El informe, publicado en el portal cibernético de “Abre Puerto Rico”, arroja información nada despreciable y que debe ser tomada en cuenta a la hora de buscar opciones para una verdadera reforma educativa que atienda los intereses y necesidades de nuestra población estudiantil.
Las calificaciones otorgadas por este índice están basadas en el proficiente demostrado por los alumnos en las materias de español, inglés, matemáticas y ciencias. Además, clasifica a las instituciones por niveles: elemental, intermedia y superior. Si bien es posible que no necesariamente refleje la capacidad de aprendizaje de todos los alumnos, pues no todos aprenden de la misma manera, nos permite ver el desempeño colectivo de esa unidad académica en general.
Como punto de partida, debemos señalar que, de las 1,272 escuelas evaluadas, solo 312 obtuvieron calificación de “Excelente” o “A”, o sea, apenas un 24.5%. Para ampliar este ejercicio, incluiremos aquellas unidades que hayan obtenido “Bueno” o “B”. De igual forma, nos enfocaremos en las instituciones superiores, que reciben alumnos que, de alguna manera u otra, tienen claro sus gustos y afinidades y están más próximos a comenzar estudios universitarios.
Al desglosar los resultados ilustrados por el informe de “Abre Puerto Rico”, las primeras 25 escuelas con aprovechamiento excelente o bueno, tienen, en su mayoría, un denominador común: son escuelas especializadas con un componente, más allá de la educación general. Entre esas especialidades se destacan diferentes campos de estudio.

Representación dramática en la escuela especializada en Teatro José Julián Acosta. (Facebook)
Las escuelas especializadas en artes o humanidades se llevan la mayoría de los puestos con diez: Bilingüe Luis Muñoz Iglesias en Cidra (en la quinta posición), Bellas Artes de Yauco (6), Bellas Artes de Humacao (9), Central Artes Visuales en San Juan (10), Bellas Artes de Cayey (13), Julián Blanco Especializada en Ballet en San Juan (14), José Julián Acosta Especializada en Teatro en San Juan (17), Bilingüe Padre Rufo en San Juan (19), Esc. Libre de Música Ernesto Ramos Antonini en San Juan (20) y la Especializada en Radio y Televisión Juan José Osuna en San Juan (22).

La escuela Julián Blanco Especializada en Ballet también está muy bien cualificada en cuanto a su desempeño académico. (Facebook)
A estas les siguen las escuelas especializadas en ciencias y matemáticas, que si bien son menos, con solo siete puestos, obtienes mayores índices de aprovechamiento. Esto podría estar influenciado en el hecho de que estas escuelas se especializan en materias que son evaluadas directamente, por ende su dominio es mayor. Algunas de ellas son Croem en Mayagüez (1), University Gardens en San Juan (2), Nueva Brígida Álvarez en Vega Baja (3), Genaro Cautiño en Guayama (4), Croev en Villalba (7), Thomas Armstrong en Ponce (8) y Croec en Ceiba (11).
Otras que también destacan son las Vocacionales de San Lorenzo (18) y Arecibo (21), junto con la de Educación Comerial Rafael Cordero Molina en San Juan (23). Junto a ellas, han ganado su puesto las superiores regulares Dr. Carlos González en Aguada (15) y Patria Latorre en San Sebastián (16). Incluso, hay escuelas que faltan por sorprendernos, como la Especializada en Béisbol en Comerío que apenas comienza su andadura.
Teniendo estos resultados a la mano, la pregunta obligada es: ¿Por qué no reproducimos estos patrones especializados? Si estas escuelas obtienen los mayores índices de aprovechamiento en toda la isla, es porque de alguna manera el modelo está funcionando.
Los estudiantes no solo van a estudiar unas materias que se repiten por 12 años, sino que encuentran una motivación por la cual asistir y esmerarse: la especialidad que han elegido estudiar o aquel componente que les llama la atención y enriquece su formación.
Las escuelas especializadas nos están señalando un posible camino para reformar verdaderamente nuestro sistema educativo y combatir la deserción que drena nuestras aulas de generaciones capaces de levantar el país. Pareciera que nos enfocamos en buscar soluciones fuera, cuando tenemos respuestas muy cercanas.
¿Cómo sería un país con varias escuelas de idiomas, teatro, ballet o danzas, radio y televisión, artes visuales, música u otros?
Está mas que probado que somos un país con un recurso humano talentoso. ¿Qué esperamos para pulirlo y hacerlo producir? Tal vez, y solo tal vez, la especialización en nuestras escuelas superiores puede ser la píldora contra el abandono escolar, yo lo creo posible.
Los resultados están ahí, nos están hablando. ¿Los seguiremos ignorando o haremos algo al respecto? Una verdadera reforma educativa sí es posible.
El autor es historiador, profesor y columnista. Posee un Bachillerato en Artes con especialidades en Historia de América, Lenguas Modernas y Drama de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Además, posee una Maestría en Historia de Europa, el Mundo Mediterráneo y su Difusión Atlántica y una Certificación en Habilidades Sociales e Inteligencia Emocional para el ámbito educativo, ambas por la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, España.