La travesía universitaria no siempre es color de rosa para los estudiantes ya que la combinación de estudio y trabajo, se puede convertir en una bomba de tiempo… estresante. Situación que es muy común en la mayoría de nosotros, pero que afortunadamente, tiene remedio. El estudiante moderno tiene que hacer malabares diariamente para poder cumplir con sus responsabilidades de estudio y trabajo. Sin embargo, muchos jóvenes no saben cómo balancear los dos conceptos con su vida familiar y social, lo cual puede terminar en un estado de estrés donde su cuerpo comienza a enviar mensajes de alerta para indicar que, sencillamente, no puede más. Una encuesta realizada por la Oficina de Planificación Académica de la Universidad de Puerto Rico (UPR), denominada “Perfil del Estudiante del Recinto de Río Piedras (2006)”, de 2 mil 115 estudiantes de bachillerato, siete de cada diez trabajan en el sector privado. Uno de cada diez trabajan menos de diez horas semanales y dos de cada diez laboran entre 11 y 20 horas. En ocasiones, los patronos no son flexibles con los estudiantes, por lo que muchos jóvenes optan por ajustar sus horarios de clases, cambiarse a la sección nocturna o abandonar los estudios por falta de tiempo; decisión de la cual suelen lamentarse. “El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes. Es la adaptación del organismo a los estímulos del ambiente y del diario vivir”, explicó el doctor José Miguel Justel, psicólogo industrial organizacional y Director General de Universia Puerto Rico, en entrevista para Diálogo Digital. A pesar de que el estrés no discrimina por raza o género, el entrevistado señaló que las mujeres son más propensas a padecer de estrés porque están orientadas a cumplir con un sin número de roles como madre, hija y esposa que exigen mucho tiempo de sus vidas. A diferencia del varón que, según los estereotipos sociales, está más orientado a estar en la calle y sus roles usualmente son menos demandantes. “Sé que yo sería una mejor estudiante si no tuviera que trabajar a la vez”, indicó Tania Pérez Marrero, estudiante de Audiovisual de la UPR en Río Piedras. Esta situación es muy común en los estudiantes universitarios, pero no deben alarmarse ya que según el doctor Justel, existen algunos mecanismos que pueden ayudarnos a manejar el estrés. Nuestra vida y nuestro entorno nos exigen continuas adaptaciones. Al respecto, el doctor Justel señala que “la clave es tener un nivel de estrés óptimo para poder tener la energía adecuada que nos permitirá enfrentarnos a los retos diarios”. No obstante, tener altos niveles de estrés puede ocasionar dolor de cabeza, desesperanza, insomnio, problemas gastrointestinales, ansiedad, irritabilidad, frustración, confusión, cambio de emociones, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, entre otros síntomas que pueden culminar en cáncer y otras enfermedades de carácter grave. Para el doctor José Miguel Justel, también experto en “coaching”, es importante planificar las tareas de acuerdo al tiempo disponible, tener una comunicación afirmativa con la familia y amistades para poder dividir bien el tiempo sin dejar de compartir. Otros consejos claves son poner en una balanza qué cosas son importantes para tú futuro y darle prioridad, ser multifacético para poder realizar varias tareas a la vez, reconocer el reloj biológico de nuestro cuerpo para saber a qué hora del día somos más productivos, no dejar acumular trabajos y descansar. Aunque a veces parezca que nuestras múltiples tareas nos sofocan, siempre hay solución para cualquier problema. Diálogo Digital exhorta a todos los jóvenes que se encuentren en una situación apremiante por la carga en sus labores, que acudan con expertos y los consulten. La mayoría de los recintos universitarios en nuestro País cuentan con especialistas que trabajan para ayudar a los jóvenes. Acércate a ellos.