El Consejo de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico (UPR) protestó la demolición de la Penitenciaría Estatal de Río Piedras, conocida como el Oso Blanco, al entender que es un atentado contra un patrimonio histórico puertorriqueño.
Según los estudiantes, en octubre y noviembre del año pasado se hicieron varios estudios por el Fideicomiso de Ciencia, Tecnología e Investigación (FCTI) para establecer la viabilidad de Oso Blanco en el desarrollo del proyecto de la Ciudad de las Ciencias. Los hallazgos informados por el director ejecutivo del Fideicomiso, Ivás Ríos Mena, fueron que la estructura de la prisión estaba en condiciones deplorables, pero éstos no fueron publicados.
Jorel Sánchez, Secretario de Prensa del Consejo, entendió que este proceso se ha llevado a cabo de una manera irregular. “Se supone que al existir una propuesta para la demolición de algo que se entiende histórico, se lleven a cabo los estudios y tiene que pasar por el proceso de la Oficina Estatal de Conservación Histórica”, expresó Sánchez
“Ha ocurrido algo bien raro porque en el 2003, esta Penitenciaría se incluye en el Registro Nacional de Lugares Históricos federal. Sin embargo, no aparece en el Registro Nacional de aquí de Puerto Rico, de la Oficina Estatal de Conservación Histórica, quien supone que vela por lo que se incluye a nivel federal”, añadió.
Para Sánchez, la estructura de la prisión debe conservarse con tal de beneficiar el estudio arquitectónico del estilo art deco, el cual debe verse en su totalidad y no por elementos separados. Por ello, pidió que se publiquen los estudios del Fideicomiso, ya que solo están partiendo de razonamientos visuales en torno a condición estructural del Oso Blanco, la cual entienden que no es precaria.
Por su parte, Héctor Berdecía Hernández, miembro del Consejo de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura, indicó que se han hecho acercamientos al gobierno federal para atender los reclamos de distintos sectores que han mostrado oposición a la demolición del Oso Blanco.
“Lo que nosotros nos oponemos es que se saque la fachada original y el edificio original del proyecto y se demuela por completo. Lo que abogamos es por la integración del edificio histórico al proyecto de la Ciudad de las Ciencias”, enfatizó Berdecía Hernández, quien citó como ejemplo de otra cárcel que fue conservada a La Princesa, actualmente la sede de la Compañía de Turismo de Puerto Rico.
Contexto histórico del Oso Blanco
Según el documento del Registro Nacional de Lugares Históricos del Departamento del Interior de Estados Unidos, la Penitenciaría Insular de Puerto Rico, que luego fue llamada la Penitenciaría Estatal de Río Piedras y es comúnmente conocida como el Oso Blanco, fue diseñada por el arquitecto Francisco Roldán e inaugurada el 14 de mayo de 1933 bajo el gobernador James R. Beverly.
Desde el 2003 ha estado registrado para preservación por ser un edificio asociado con eventos que han contribuido a la historia de Puerto Rico, así como ser una propiedad que posee características arquitectónicas distintivas.
Una de las características más distinguibles de la Penitenciaría es su patio interior, el más grande de su tipo en Puerto Rico, con unas dimensiones de 340 pies de largo por 225 pies de ancho, aproximadamente.
Por otra parte, el Oso Blanco fue crucial en la implementación del programa de rehabilitación de los presos fomentado por el Gobierno de Puerto Rico.
Para el año 1946, el programa educativo de Oso Blanco ofrecía variedad de talleres vocacionales en carpintería, zapatería, electricidad, plomería, fotografía, así como una finca de cultivo de diferentes frutos. A través de esto, los presos aprendían destrezas que los ayudarían a trabajar vida una vez terminaran su sentencia.
Sin embargo, hubo un problema de sobrepoblación penal en Oso Blanco en 1950, que llevó a hacinamiento y fugas, así como motines entre los reos.
Del mismo modo, en 1970, la política de rehabilitación del Gobierno sufrió por el incremento en la tasa de criminalidad en Puerto Rico, particularmente por narcotráfico. Como resultado, se sentenciaban a los presos por más tiempo, lo cual duplicó la población penal.
Eventos como los anteriores dieron paso a conflictos violentos dentro de Oso Blanco, el surgimiento de gangas como Los Ñeta y Los 27, así como asuntos relacionados al trato que recibían los prisioneros. Estos han sido reseñados en diferentes medios, incluyendo el documental Oso Blanco (2009) del director Christian Suau.