Esta es la segunda entrega de una serie de tres reportajes sobre los medios informativos alternativos que surgieron a partir de la huelga estudiantil universitaria durante el año 2010.
Comenzó como una inquietud de un estudiante en medio de una Asamblea General. Hoy día cuenta con más de 80 mil seguidores en su portal en Facebook, más que cualquiera otra página dedicada a la Universidad de Puerto Rico (UPR), y mantiene una labor activa distribuyendo información y provocando debate. Se trata de Estudiantes de la UPR Informan (EUPRI), que se insertó a las redes sociales el 16 de abril de 2010.
Su fundador, Omar Rodríguez Ortiz, no sabe identificar cuál ha sido la clave, la codificación secreta, de que tanto público recurra a ellos para informarse sobre la Universidad y el país. Quizás tiene que ver con informar sobre la situación de la UPR en un momento crucial, desde adentro, pero a la vez amparándose en valores periodísticos para la verificación de información y la pluralidad de voces. También tiene que ver con compartir fotos, vídeos, sin muchas pretensiones estilísticas, con el puro objetivo de informar al momento. Y sobre todo, Rodríguez Ortiz dice que tiene que ver con “fajarse y a veces no tener vida”, actualizando a cualquier hora.
Pero después de cruzar muchos caminos y rememorar momentos, Rodríguez Ortiz termina por acuñar la frase que apalabra el éxito del medio estudiantil: “Nuestro logro principal es unir a una comunidad estudiantil con puntos de vista distintos, el ateo, el cristiano, el de derecha, de izquierda, en un solo lugar, donde pueden debatir y mantenerse informados”.
Como revela su nombre, EUPRI surgió como respuesta a la página UPR Informa, una plataforma digital que creó la Administración de la Universidad para compartir contenido. “Al ver a los estudiantes aturdidos por tanta información que llegaba de izquierda, derecha, centro… creí que hacía falta un medio que fuera confiable. No éramos la voz de quienes estaban a favor o en contra de la huelga, éramos un medio para mantener informados a los estudiantes”.
Su trabajo era muy rudimentario, así lo califica el entonces estudiante de Educación en Inglés. No tenía un smartphone. Cargaba con una cámara y su celular. Mientras veía los incidentes ocurrir en los portones, en medio de la violencia, llamaba a Alexander Marrero, estudiante del Recinto Universitario de Mayagüez de la UPR, quien le ayudaba a subir el contenido a la página. Luego salía corriendo, agitado, en busca de una computadora para subir fotos y vídeos.
Durante los cuatro años que lleva en pie la página, Rodríguez Ortiz ha contado con diversos compañeros, de diversos recintos. “Cuando veía un comentario inteligente y comprensible [en la página] aunque no fuera lo que yo pensaba pero que estaba justificado, hacía el acercamiento”. Así se unían muchos, y eventualmente partían. “No soy un buen jefe”, admitió el joven que ahora regresa a la Universidad para completar su segunda concentración en Información y Periodismo.
“Pero tú no pareces periodista”
En sus primeros asomos al mundo del periodismo, Omar notó que a veces se le hacía difícil separarse de su "yo" estudiante, "de la persona que siente y padece". Recordó un enfrentamiento entre estudiantes y policías en la Avenida Universidad, en medio de la lluvia, de noche, que parecía "una guerra de película". Ese día, como otros, se guardó su ID y se metió en la línea de profesores. ¿Y el periodista nunca debe abandonar su papel de informante? "Hay que ser cuidadoso y solo cuando sea estrictamente necesario. Hay una línea fina, que si la cruzas, ya no hay marcha atrás [en ciertos conflictos]", respondió.
El incidente que volcó a Rodríguez Ortiz, y lo impulsó a adentrarse más de lleno en el campo del periodismo, ocurrió en una noche de diciembre de 2010, en el marco de la segunda parte de la huelga estudiantil. Al final de ese suceso, Rodríguez Ortiz estaba varado en la Avenida Universidad con su cámara rota en el piso y la agria sensación de sentirse traicionado por los estudiantes, por la Administración y por la Policía.
Rodríguez Ortiz tenía menos de 21 años. Era un muchacho menudo, de pelo oscuro y espejuelos estrechos, armado solo con una cámara. En una noche a principios de diciembre de 2010, se encontraba documentando el Recinto. A su alrededor, estudiantes formaban barricadas. “Como mi intención no era chotear a nadie, yo trataba de que no salieran las caras, el punto era informar lo que estaba pasando en el momento, minuto a minuto”, aclaró, pero algunas gargantas no lo vieron así.
Los estudiantes se movilizaron esa noche a la Facultad de Ciencias Sociales, y se reunieron en un círculo a modo de pleno. Uno de ellos vociferó, súbitamente: “Entre nosotros hay una rata”. Rodríguez Ortiz lo recuerda vívidamente. “Yo al principio pensé ‘¿quién será?’ Luego me di cuenta que se referían a mí. Se acercan estudiantes con máscaras y bates, me preguntan quién soy, enseño mi ID [de EUPRI]. Me expulsaron del Recinto”, contó.
Escoltado por un estudiante, Rodríguez Ortiz tuvo que abandonar los predios de su centro de estudios. “Me sorprendió que me trataran de esa manera. Otros medios estaban al lado mío cubriendo lo mismo. Pero los medios son poderosos, son adultos con abogados. Yo tenía menos de 21 años. Se aprovecharon de que estaba solo y de mi falta de experiencia en el campo”, cuenta.
Minutos más tarde, frente al edificio Cabrera de la Avenida Universidad, divisó a lo lejos 12 puntos negros perseguir a un punto blanco, que luego identificó como 12 guardias privados de la compañía de seguridad Capitol Security, contratada por la Administración de la UPR, acorralando a un estudiante. “El joven sale por el portón del Facundo Bueso, se cae o lo tumban, y 12 personas comienzan a darle con palos, a darle patadas. No sé por qué alguien les metió en esas cabezas que cualquier joven era enemigo de ellos”, revivió.
Junto a otros compañeros, fueron a socorrer al estudiante golpeado, pero entonces los empezó a perseguir la guardia privada, con grandes trozos de madera que agarraban en forma de bate. “Nunca me iba a imaginar que la Universidad contratara a unos matones para implantar la seguridad en el Recinto”, dijo. Recordó la furia del “muchacho” con el palo levantado, las palabras que salieron de su boca: “A mí me importa un carajo”, cuando Rodríguez Ortiz se identificó como prensa.
Cuando llegaron las patrullas de la policía, Rodríguez Ortiz tomó su cámara y empezó a grabar. Un joven de Capitol Security se acercó a él, y de un manotazo le tiró la cámara al piso. Ya rota, no pudo recuperar la grabación. La guardia privada se fue dispersando con el sonido de las patrullas. Ya era de madrugada.
Cuando se acercó a la Policía para denunciar que uno de los guardias privados lo había agredido, se identificó como prensa. “Es que tú no pareces periodista”, le dijo un miembro de la Uniformada, acompañado por risas dispersas. “¿Acaso se puede agredir a civiles? ¿Y qué define a un periodista?”, se preguntó Rodríguez Ortiz. “Aprendí que uno como periodista, uno no es amigo de nadie, uno tiene que informar con delicadeza, cuidado, ética, pero uno no es amigo, el que se quema con la información se quemó”. Entonces comenzó a tomar cursos en periodismo.
Informar sobre la Universidad y el mundo
A través de toda su trayectoria, EUPRI se ha caracterizado por publicar contenido a diario de todo lo que acontece en la Universidad de Puerto Rico. Durante ambas partes de la huelga estudiantil hace tres años, publicaron fotos y vídeos, además de contenido escrito. Por un lado, actualizaban a todo el público digital sobre lo que acontecía en medio del conflicto universitario, y por otro, relataban una crónica íntima y cruda de la realidad vista por los ojos de los gestores. En sus reglas de juego, que detallan en la información de la página, enfatizan en la necesidad de que la información se pueda corroborar, velando por la legitimidad que han alcanzado.
Además de publicar contenido noticioso y promover la participación del estudiantado en actividades diarias, también han sido espacio de denuncia de problemas administrativos. Develaron, por ejemplo, el mal estado de las piscinas del Recinto de Río Piedras con las esquinas llenas de hongo, las canchas maltratadas con el piso levantado, y los problemas de seguridad que aquejaron al Recinto a inicios del semestre. Gran parte de esta información proviene de estudiantes que denuncian robos o edificios enfermos, y EUPRI lo difunde.
Además, Aníbal Y. López Correa, actualmente representante estudiantil ante la Junta de Gobierno, colabora con el portal desde hace tres años, y comparte al público información discutida en los Consejos de Estudiantes que aquejan a toda la comunidad universitaria, a la vez que incita al debate.
Por su norte informativo, nunca hubo que reformular la línea editorial de EUPRI, ya que la Asamblea General de Estudiantes en que se aprobó el paro que eventualmente conllevaría a una huelga fue solo un detonante. EUPRI continúa por la necesidad de informar al estudiantado y al público en general -Rodríguez Ortiz indicó que cuentan con usuarios del Medio Oriente, incluso-, desde los días en que se cancelan las clases por algún fenónemo metereológico, la venta de libros escolares, la promoción de actividades universitarias, hasta información importante de decisiones cruciales administrativas, a veces información novedosa en el panorama noticioso del País.
Aún así, en un momento dado, Rodríguez Ortiz tomó la decisión de trascender los portones de la Universidad. "Aprendí que la Universidad no es el centro del mundo, hay cosas igual o más importantes que creo que se debían discutir", afirmó. Por eso también insertan dentro de su contenido diario debates sobre los derechos de la comunidad LGBT, el maltrato de animales, el bienestar de los niños, y se adentran en conflictos internacionales, como la desaparición de los 43 normalistas en México y la situación entre Palestina e Israel.
Por esta razón, Rodríguez Ortiz aseguró que seguirá trabajando con EUPRI, con la ayuda de otros rostros y voces, los que se queden y los que se vayan. "Me apena que no creemos mucho contenido nuevo, pero aún así compartimos y provocamos debate, y eso es positivo", reiteró. Sin embargo, espera seguir creciendo a través de la sencilla fórmula de mantener informado a un público vasto sobre lo que acontece en la Universidad y en el mundo.