Un grupo de estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, en Cayey llevaron a cabo una marcha en los predios del Recinto que culminó interrumpiendo una reunión privada de miembros de la Junta de Síndicos con varios componentes de la comunidad universitaria. Durante la maifestación los estudiantes entregaron varios globos rojos a los síndicos en representación a los 13 mil estudiantes que abandonaron sus estudios este semestre.
El Movimiento Estudiantil, creado durante la pasada huelga en mayo 2010, convocó junto a varios colectivos universitarios -como el Consejo General de Estudiantes, el Movimiento Estudiantil de Jóvenes Educadores, tres reverendos de iglesias cayeyanas y miembros de la comunidad en general—una marcha en contra de estabilización fiscal de 800 dólares.
“El propósito de esta marcha es denunciar como ha bajado la calidad educativa en este Recinto desde la implantación de la cuota de 800 dólares. Este semestre nos hemos encontrado con sobrecupo en las secciones y muchos cierres de secciones, particularmente en las facultades de Química, Educación y Humanidades”, explicó Gilberto Reyes, miembro del Comité Negociador Nacional de la pasada huelga y estudiante de Ciencias Naturales.
Las actividades del día comenzaron con la participación de varios artistas que donaron su talento y apoyo a la convocatoria de la marcha. Entre estos, al recinto cayeyano se dieron cita Guerson Báez, Ricky Villanueva y el cuatrista Pedro Guzmán. Precisamente, Guzmán, cuya hija es estudiante del recinto de Rio Piedras y tuvo que pagar la polémica cuota, explicó que su presencia en la universidad responde a su interés de que se preserve la educación pública en el País.
En efecto, el musico resaltó que “nuestros hijos tienen derecho a llegar a posiciones importantes, tienen derecho a ser profesionales. Creemos en un pueblo inteligente”.
Al concluir la participación artística, los estudiantes se dirigieron al frente de la cafetería para marchar por los predios del Recinto. Sin embargo, antes de comenzar, estos recibieron información de que varios miembros de la Junta de Sindicos mantenían una reunión a puerta cerrada con el rector, Juan Varona y el Consejo General de Estudiantes.
Por lo que, los estudiantes re direccionaron la marcha para culminar frente a la biblioteca, contrario a lo establecido, de forma que pudieran llevar sus reclamos a los síndicos. La marcha comenzó con 50 estudiantes aproximadamente y a medida que avanzaba por la Universidad, se unian otros tantos al acto estudiantil.
Diálogo pudo observar que en el Recinto se encontraban varios efectivos de la Policía de Puerto Rico, sin embargo, estos no intervinieron en el acto. Aún más, durnate la manifestación miembros de la Guardia Universitaria colaboraron con el transito dentro del Recinto.
Fotos por Ricardo J. Pérez
Al llegar a los predios de la biblioteca, el líder estudiantil Gilberto Reyes instó a los estudiantes a no abandonar la lucha, a pesar de que estos ya comenzaron a pagar la cuota. En su discurso, Reyes denunció la inclusión de la Policía dentro de los recintos y que se les hubiera engañado al ofrecerles una beca a la que nunca tuvieron acceso.
“Todavía hablan de las ayudas, alardean de ese dinero que no ha llegado a los estudiantes. Consideramos que dejar nuestra educación en manos de banqueros y comerciantes en un crimen contra nuestra universidad”, manifestó Reyes.
Al culminar su mensaje, varios líderes religiosos, sindicales y claustrales se dirigieron a los presentes y reiteraron el apoyo del algunos sectores religiosos a la lucha a favor de la educación pública en la Universidad de Puerto Rico.
Acto seguido, los estudiantes liderados por Lilleana Santos, miembro de la Coordinadora Nacional de Comités de Acción (CONCA) y Gilberto Reyes irrumpieron en la biblioteca exigiendo que se les permitiera entrar a entregar varios globos rojos a los miembros de la Junta de Sindicos que se encontraban en la Universidad. Según supo Diálogo, entre los síndicos se encontraban Marta Bustillo, Isabel Picó y el vicepresidente de la junta, Carlos Dávila; este último vinculado con la quiebra del banco Westernbank.
A pesar que, inicialmente se les impidió la entrada a los estudiantes a la Sala de Juntas de la Biblioteca -donde se celebrara la reunión- y hasta los ánimos se caldearon producto de un leve forcejeo; los estudiantes lograron un acuerdo con la administración universitaria y les fue permitida la entrada a cinco estudiantes y dos miembros de la comunidad en general.
Al entrar a la sala, Gilberto Reyes y el reverendo Mauró se dirigieron a los miembros presentes explicándoles el significado de los globos rojos y el porqué de su propuesta; y les emplazaron a eliminar la cuota y trabajar por medidas que beneficiaran a la comunidad universitaria y la educación pública del país.
Al culminar la manifestación se informó que los miembros de la Junta de Síndicos presentes celebrarían un conversatorio al que estaría invitada toda la comunidad universitaria ese mismo día. Sin embargo, muchos estudiantes respondieron molestos, pues no se había hecho propaganda de esta actividad que se celebraba en horas en que muchos tenían clases y exámenes a los que no podrían faltar.