Una orden misteriosa bajó de la Administración Central. Sin firma, y lo que es peor, sin razón. Para poner al más prestigioso de los departamentos de nuestra Universidad, dedicado a la literatura y la lingüística hispánicas, en "pausa". Palabra de nuevo cuño que brilla por su ausencia en los reglamentos universitarios, y que estrena una lógica surrealista: impedir, a nivel de bachillerato, el ingreso de nuevos estudiantes en agosto para que aumentemos el ingreso de nuevos estudiantes. Y que bien puede suponer el primer paso para desmantelar el Departamento que han internacionalizado, entre tantos otros, Federico de Onís, Margot Arce, Juan Ramón Jiménez, Mario Vargas Llosa, Luis Rafael Sánchez y Mayra Santos Febres. No lo lograrán. Profesores y estudiantes estamos más unidos que nunca para celebrarlo, fortalecerlo y proyectarlo al futuro. Por su indiscutible utilidad, que no se cuenta en dólares. Porque si la lengua es la patria, la literatura es el umbral de la belleza, la llave de la memoria histórica y la puerta hacia la trascendencia. Nos permite conocernos y nos abre ventanas al universo. Funda el diálogo que tiende puentes hacia otros mundos, sentando los cimientos de una cultura de paz y de respeto a la diversidad. Por eso hoy el Departamento de Estudios Hispánicos es más necesario que nunca.
*La autora es catedrática del Departamento de Estudios Hispánicos