Por: Dra. Mayra Maldonado Durán
Gracias a las campañas de orientación, estamos conscientes de que la exposición prolongada a la luz ultravioleta (como las sesiones de bronceado en la playa que nos gustaban de adolescentes) aumenta el riesgo de desarrollar melanoma, un tipo de cáncer que generalmente se evidencia en la piel. Se preguntará en qué se relaciona con el cáncer de seno. Abunda la literatura médica que indica que las sobrevivientes de cáncer de seno – particularmente las menores de 50 años y las que recibieron radioterapia- tienen un riesgo alto de padecer otros tipos de cáncer y el melanoma es uno de los más probables. Incluso un estudio de la base de datos del Registro Nacional de Cáncer de Irlanda, publicado en el Irish Journal of Medical Science en el 2009, indica que es hay un vínculo bidireccional, es decir, del diagnóstico de uno aumenta el riesgo del otro.
Las sobrevivientes de cáncer de seno, así como las de melanoma deben tomar medidas adicionales de prevención para reducir el riesgo de desarrollar un segundo cáncer y mantener un cuidado medico que permita la detección temprana.
El melanoma es el cáncer de la piel más peligroso porque puede hacer metástasis rápidamente, pero su detección temprana ayuda a tratarlo con éxito. Deben tener particular atención las pacientes de piel blanca, con antecedentes familiares de melanoma, personas con gran cantidad de lunares, historial de quemaduras solares con ampollas.
Otro factor que aumenta de manera sustancial el riesgo de melanoma en un sobreviviente de cáncer de seno es tener el gen BRCA2. Así como, tener el gen CDKN2A aumenta el riesgo de cáncer de seno de una sobreviviente de melanoma. Si usted considera que sus antecedentes familiares o personales la convierten en candidata para las pruebas genéticas BRCA2 o CDKN2A, hable con su médico.
Los riesgos de melanoma se pueden reducir evitando las camas solares y la exposición excesiva al sol, pero si lo hiciste ya ese daño no se puede retroceder. De ahora en adelante, si planea estar al sol o en lugares que lo reflejan (como el agua o la nieve), cúbrase con un sombrero y ropa oscura, seca y de tejido apretado, preferiblemente con clasificación UPF, que protege contra los rayos UV. Utilice gafas de sol que bloquean los rayos UVA y UVB para proteger los ojos y la delicada piel alrededor de los ojos. Para la piel expuesta, use un protector solar de SPF30 o superior que bloquee los rayos UVA / UVB, y aplíquelo abundantemente y con frecuencia. Revise su piel y hágase un autoexamen con regularidad, así puede reconocer qué es normal para su piel o qué está cambiando y necesita atención médica especializada.
Aprenda a conocer su cuerpo y los factores de riesgo por condición y edad, de esta forma puede llevar estilos de vida saludables para prevenir condiciones.
La autora es radióloga especialista en cáncer de seno, Breast Institute HIMA San Pablo.