
La fotografía.
“La vida mía, para todos los efectos”.
-Ricardo Alcaraz
Un niño de 10 años que para nada sospechaba que sería fotógrafo, años atrás, hojeaba las páginas de publicaciones dedicadas al fotoperiodismo cuando llegaba el correo, sin saber que pasarían los años, que trabajaría más de tres décadas para el diario de la Universidad de Puerto Rico (UPR), y que sus ojos por muchas instancias también serían los nuestros.
Pero pasó, y ahora el fotoperiodista Ricardo Alcaraz Díaz observa un monitor que se colma de fotos tomadas por su lente durante los procesos huelgarios del 2010 en la UPR. Se deslizan imágenes que narran uno de los momentos de mayor activismo en el movimiento estudiantil reciente.
Ahí está, el mismo en cuyo rostro habitan filtros a través de los cuales cientos, sino miles, han podido detenerse en el tiempo para entender mejor eso que tanto se escapa con la inmediatez, pero que él rescata como cosa orgánica: la sensibilidad, la energía y la carga simbólica de un momento preciso.
Ha ganado reconocimientos. Podríamos enumerarlos todos. Pero, en realidad, quizá sean sus fotografías en sí mismas sus mejores premios, y esas, no todas caben acá -pero el próximo jueves sí tendrán espacio 25 de sus creaciones en Huelga Huelga, exposición fotográfica que tomará lugar a las 7:00 p.m. en Productos Gostosos, ubicado en la avenida Ponce de León, frente a Club 77 para ser exactos.
No fueron 25 las fotos que tomó durante la huelga. Fueron cientos -sino miles-. Para escoger las que formarán parte de su exhibición, el fotoperiodista consultó el criterio de conocidos cercanos, testigos de las manifestaciones.
Cuando explica por qué escogió cada imagen, sus dedos apuntan hacia los detalles de cada foto que queda suspendida en el monitor que ahora mismo luce como un edificio de ventanas abiertas.
Una de las escogidas, por ejemplo, la tomó cuando se anunció que no habría un alza en la matrícula de la universidad, victoria de la huelga. Otra, cuando -para la sorpresa de muchos- se aprobó la continuación de las manifestaciones estudiantiles, tras meses de resistencia.
Ambos días los recuerda bien. Hubo quien se le acercó para abrazarlo. Fueron varios abrazos. Quizá porque no solo vieron en él a un fotógrafo, sino además a un compañero. Documentar también es una forma de la resistencia.
Huelga Huelga
Algunos dicen que hubo dos huelgas en el 2010. Otros que fue una misma dividida en dos. En ambos casos, se vale decir que el lente Alcaraz no solo atestiguó el movimiento, sino que además lo inmortalizó.
Su exposición no pretende ser una antología, pero sí “recoger, en lo posible, en 25 fotos, todo lo que pasó”, plasmar distintas dimensiones del proceso de resistencia cuya atmósfera de hostilidad policiaca Ricardo asemeja con el de la huelga de 1976 en la UPR, en la cual, recuerda, le “rajaron” la cabeza.
Entonces, transcurrió el tiempo, y ahí están las fotografías que tomó en el 2010. Digitales en su monitor, impresas y amplificadas en un recoveco de su casa, a pasos de los recuadros que las enmarcarán –los cuales pertenecen a José Rafael “Pucho” Charrón, a quien considera un mentor.
La Torre de la Universidad iluminada con la luz del atardecer acompañada por dos siluetas, escudos improvisados con barriles de basura, una joven delgada siendo arrestada por cuatro policías, la boca abierta de un manifestante que canta consignas mientras le arrestan, gritos que se escuchan pero que a la vez no, cascos policiales sin rostro -cuales símbolos de un aparato ideológico opresor, dirá Ricardo-, empujones, más.
Estas y otras imágenes quedarán expuestas en un mismo espacio el jueves, como oportunidades para recordar formas de la resistencia mientras en el país se discuten recortes substanciales al presupuesto de la universidad y modificaciones a los costos de matrícula.
La exposición, empero, no fue conceptualizada para hacer un comentario sobre el momento que vive el país, explica el fotoperiodista, quien lleva tiempo queriendo exponer imágenes de lo que considera la cobertura más intensa e impactante de su jornada laboral en Diálogo.
“Ahí está todo. Los rostros de alegría, la euforia (…) Todo el mundo abrazándose. Un muchacho que conozco se echó a llorar con su mamá”, dice, todavía con la mirada fija en la imagen que ilustra la primera victoria de la huelga del 2010.
Eso también es la fotografía, un extenso lenguaje de los afectos, y Ricardo no solo lo sabe, sino que lo vive.