
SOBRE EL AUTOR
Por Luis Grande e Ismarí Marín Negrón
El patriarcalismo es un monstruo con sus tentáculos tan metidos en nuestra cultura, que se nos infiltra en la cabeza, haciendo que como sociedad, veamos como normales y aceptables, agresiones y comportamientos machistas, a veces sutiles y para nada leves en otras ocasiones. Ejemplos de esto lo vemos a diario en la sociedad puertorriqueña. Cuando todos los días abrimos uno de los periódicos más populares de la Isla y en su página del centro hay una mujer semidesnuda llamada “el bombón”. Cuando a través de las redes sociales y los medios que se prestan al chisme, se hacen virales todas las fotos o los videos que resulten expuestos públicamente, de mujeres expresando libremente su sexualidad, y la masa reacciona culpándola a ella y se usan eufemismos como “filtrado” para el abuso sexual y a la intimidad que esto representa. Cuando ante el hecho de que una mujer fue atropellada, la policía declara a la prensa, que hay que averiguar qué estaba haciendo la víctima “caminando sola de madrugada por la calle” y no sólo una gran parte de la población no se indigna, sino que lo defiende. Cuando un negocio puertorriqueño de camisas con slogans sexistas que promueven la violación como algo chistoso, no sólo tiene un gran número de seguidores, sino que aquellas mujeres que han osado hacer campaña en su contra en las redes sociales, son víctimas de insultos y ataques, igualmente sexistas.
Ayer, Puerto Rico volvió a ser partícipe de estos agravios sexistas y machistas y una vez más, pasó por debajo de la mesa, ante el silencio de incluso aquellos que se tildan de los más progresistas, liberales y defensores de la justicia, para ser barrido debajo de la alfombra de la normalidad, el chiste, la mera politiquería y luego ser pisoteado al día siguiente hablando otra vez de la crisis en el país, del IVA, del nuevo episodio de “House of Cards”, de que insultaron a Paul Walker en el “roast” de Justin Bieber o probablemente de la cortina de humo más usada en los medios populares: Maripily (quien es famosa precisamente, por ser una mujer que está “buena” y por lo tanto es bruta).
Todo esto se dio en el marco de un hecho histórico. Por primera vez una mujer puertorriqueña se ha postulado de manera independiente por el puesto a la gobernación de Puerto Rico. Alexandra Lúgaro postuló su candidatura y en cuestión de minutos, las redes sociales estallaron en un sinfín de expresiones en torno a la noticia. Lo primero que se sugirió rápidamente fue que este hecho no es más que otra movida para mantenernos distraídos de los temas que realmente importan. Es increíble que esto fue propuesto incluso por feministas. Supongo que en un país donde solo se ha elegido a una sola mujer como gobernadora esto no importa. Si hay algo sobre lo que todos y todas debemos estar al pendiente, es precisamente la política y con eso conocer quienes son los que se disponen a servirnos y representarnos. Porque, ¿eso es una democracia no? Un sistema de gobierno en el cual el pueblo participa. No, mejor ni hablo de la ilusión democrática puertorriqueña y el hecho de que la existencia de una “democracia” mientras se sostiene un estado colonial es absolutamente incongruente. Ese es definitivamente otro tema.
Volviendo a las “feministas” puertorriqueñas que ignoran las implicaciones sociales de que por primera vez una mujer puertorriqueña se postula de manera independiente para el puesto a la gobernación de Puerto Rico, ¿de qué nos distraen? ¿Del IVA? ¿Del concierto de Katy Perry y Madonna? ¿De que todavía somos colonia? Otra vez vuelvo a mencionar la colonia, es que no puedo evitarlo.
A la par de esta idea surgieron una cantidad abrumadora de expresiones sexistas, machistas y hasta misóginas por Facebook y Twitter, dirigidas a la candidata. Sin siquiera saber nada de su postura ni sus propuestas, un número exorbitante de internautas desdeñó la seriedad de su candidatura o sus capacidades intelectuales, emitiendo comentarios como “para modelo podría servir, pero ¿para gobernadora? Para gobernar hace falta inteligencia”. Se le criticó por ser atractiva, por ser bonita… vamos, por ser mujer. No importó que la candidata tenga un triple bachillerato en finanzas, mercadeo y contaduría, maestría en derecho, específicamente en derecho financiero y tributario. Área en la que está terminando un doctorado. Incluso, a la candidata se le ha comparado muchísimas veces con “la mala de la telenovela” que es joven, atractiva y “con cara y actitud de bicha”.
Se descuartizaron sus fotos que si bien, pecan de ser un poco cursi, preguntémonos con seriedad, ¿cuáles fotos de candidato a la gobernación alguno no han sido presuntuosas, ostentosas y hasta ridículas? Cuando a Luis Fortuño le tomaron fotos como parte de los preparativos de su campaña, nadie comentó nada sobre lo que eran: una foto en la que aparecía peinado y vestido con ropa semi-formal. Me pregunto, ¿por qué cuando Alexandra Lúgaro hace lo mismo, se toma una foto en la que aparece peinada y vestida con ropa semi-formal como propósito de su campaña política, se asume que no es inteligente, que “como gobernadora no, pero como modelo sí”, le dicen que “no necesitamos que pose sino que hable” o se le critica diciendo que en las fotos lo que tiene es una pose que no es natural ni “normalita”. ¿Cómo es que a través de una foto el pueblo puertorriqueño logra conocer las capacidades intelectuales de esta mujer? ¿Por qué nadie nunca ha hecho los mismos señalamientos de ningún hombre? ¿Es que podemos tener gobernadores lindos según los cánones de belleza de la sociedad (Rosselló, AGP y Ricky), pero gobernadoras lindas según esos mismos cánones no? Casi podríamos decir que lo mejor que le pudo haber pasado a Sila María Calderón es no haber sido demasiado joven y atractiva (aunque igual fuese objeto de burlas precisamente por ello).
Peor aún son los comentarios terribles, dignos del acoso callejero que viven las puertorriqueñas día a día, que aluden al físico de Lúgaro desde la cultura de violación y la idea de que el cuerpo femenino existe sólo para el disfrute de la audiencia masculina. Desde los macharranes que andan proclamando que van a votar por ella “porque está bien buena”, “está divina” o es “todo un bombón”, hasta los que publican que “tiene cara de que ya mismo le encuentran un video porno”, “ya le tengo slogan pa’ la campaña: un voto por el roto” o han estado publicando una infinidad de memes e imágenes “divertidas” con el mismo tono sexista.
El actor, comediante y personalidad mediática puertorriqueña Jorge Pabón, mejor conocido como “El molusco” incluso ha llegado a publicar una foto de una mujer increíblemente parecida a la candidata en traje de baño (haciéndola pasar como ella), con la frase “me voy integró XXX por Alexandra Lúgaro papi…. Ahhhhh rajar la papeleta #QueHablenLoQueQuieran #LoL” (copiado literalmente de su Facebook) haciendo alusión al hecho de que Lúgaro tiene lo que socialmente se considera un buen cuerpo.
Tristemente, la gran mayoría de las feministas puertorriqueñas mantienen un silencio cómplice ante el asunto. Resulta hipócrita que quienes han luchado de manera incansable por los derechos de todos y todas, arremetieron contra todo aquel que se burlara e hiciera comentarios clasistas sobre las mujeres pobres de Puerto Rico hace un tiempo atrás, sin embargo ahora resulta que es aceptable utilizar términos como “guaynabicha” para referirse a la candidata independiente. Aquellos que tenían presa en sus bocas la palabra “clasismo” ahora se desentienden de este tipo de expresiones. Más aun, me parece inaudito que quienes defendieron con uñas y dientes la perspectiva de género repitiendo hasta el cansancio lo terrible que es el machismo institucionalizado, ahora tienen la osadía de hacerse de la vista larga cuando una mujer puertorriqueña está siendo atacada con comentarios misóginos, sexistas y machistas a través de las redes sociales.
José Rodríguez Irizarry, activista por los derechos LGBTTQ sí se pronunció en torno al machismo, tristemente enfocándose en defender a quienes cuestionan a la candidata, sin defenderla a ella de ataques. En su Facebook publicó “¿Es machista sugerir que hay tanta gente considerando votar por Alexandra Lúgaro sólo por su apariencia física atractiva, ya que la están apoyando sin siquiera conocer sus propuestas?” y más adelante agrega “Quiero decir, ¿si fuera un abogado idéntico a Walbert el de “No Te Duermas”, tendría la misma atención mediática y apoyo inmediato de la gente? ¿Hubiéramos incluso escuchado de él?”
Donde falla Rodríguez Irizarry es darse cuenta de dónde radica el machismo. Por supuesto que no es machista esperar a ver la propuesta de un candidato para saber si se le va a apoyar, eso se llama sensatez. Pero precisamente la mayoría de las expresiones en los medios sociales se manifestaron en contra de la candidata sin saber nada de ella, sólo por su aspecto físico. Incluso algunos se pronunciaron a favor también por su apariencia (de manera muy poco dignificante), cosa que es igualmente sexista. Más aún, ante su pregunta final le respondo que no, en efecto no estuviéramos escuchando del candidato si fuese un abogado como “Walbert”, pero precisamente por el machismo imperante en nuestra sociedad, pues no hablarían de su físico, ni para bien ni para mal, por encima de sus cualidades como candidato.
Más preocupante resulta el feminismo parcializado de algunas que siempre tienen la palabra “inclusivo” en la boca y aseguran luchar por defender a las mujeres y la perspectiva de género en Puerto Rico. Por ejemplo, la abogada, escritora y activista de derechos humanos, Amárilis Pagán Jiménez, defensora acérrima de la educación con perspectiva de género, publicó en su Facebook: “Ay, ay, ay… sobre la candidata… qué más quisiera yo que más mujeres candidatas… pero quiero verlas surgir de movimientos sociales, sentirme convocada por su historia de lucha e inspirada por su energía solidaria. Eso quiero y a eso no renuncio. Espero sin desesperar porque llegarán. De hecho, ya algunas están”.
¿En qué momento el feminismo se convirtió en una lucha que excluye a la clase alta? ¿En qué momento el feminismo se convirtió en algo digno de protestar solo cuando afecta a una conocida dentro de mi círculo exclusivo de amigos? ¿En qué momento el feminismo se convirtió en una lucha que defiende solamente a las mujeres pobres y que excluye a las demás? Aparentemente, según algunas feministas, el feminismo es sólo para las pobres, feas, sólo para las que no tienen privilegios de ninguna fuente y exclusivamente para el “pueblo trabajador” (sea lo que sea que signifique este término tan ambiguo y populista, ya que existe gente rica que también trabaja, gente pobre que no da ni un tajo y un sinnúmero de casos en el amplio espectro entre la clase alta y la baja). Aparentemente Alexandra Lúgaro no sólo peca de ser mujer, joven y guapa. También peca de ser rica. De tener chavos “por un tubo y siete llaves”.
Preocupa muchísimo más cuando esta candidata ha declarado que entre sus propuestas se encuentra la perspectiva de género, legalización del matrimonio homosexual, legalización del aborto, legalización de la marihuana y que las Iglesias paguen impuestos.
Y entonces algunos de los miembros de los sectores supuestamente “más progresistas” de Puerto Rico se lavan las manos, desentendiéndose de todos los agravios (y peor aún, algunos incluso participan del circo, compartiendo ellos también los chistes, en torno a su apariencia y su género), diciendo que la candidata está al cargo de la compañía América Aponte y Asociados, la cual ha hecho tratos con pasadas administraciones y que está vinculada con alegados cargos de malversación de fondos, y rápidamente arrojan cifras y cantidades de dólares que sobrepasan los millones, para nublar objetividad alguna ante el juicio, junto a artículos para nada objetivos que comienzan generando al lector un prejuicio con frases como “esta compañía no logró las metas para las cuales fue contratada, pero si logró engordar sus bolsillos”.
Lo que molesta de esta excusa para entonces no defender a Lúgaro de los ataques sexistas, machistas y misóginos es que, aún si fuese cierto, sin lugar a dudas que es una corrupta culpable de fraude, igualmente debería ser defendida de estos agravios por todo puertorriqueño que se jacte de creer en la igualdad de género, el feminismo y la justicia social. Tristemente, muchos se andan comportando como las feministas de cartón que apoyaron a los estudiantes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico que agredieron físicamente a Ana Guadalupe, en pleno mes de la mujer, así como hoy, cuatro años después, otra mujer puertorriqueña es blanco de ataques en el mes de marzo y a menos de diez días del día internacional de la mujer.
Quiero dejar claro que no estoy diciendo que tienen que votar por Alexandra Lúgaro en las próximas elecciones. Lo que estoy exigiendo es que se le defienda como mujer que está siendo agredida multitudinariamente por su género. Si no, pues olvídese de seguir catalogándose como feminista o defensor o defensora de la igualdad de género. No vuelva a decir una vez más el nombre de Luisa Capetillo, ni a citar nuevamente a Simone de Beauvoir, ni a Judith Butler, ni a Gloria Steinem ni a otra feminista, porque lo suyo no es justicia ni igualdad de género. Si usted se hace de la vista gorda cuando denigran a una mujer, solo porque ella no es de su agrado, entonces sus convicciones son tan débiles como aquel que lucha sólo para defender a los suyos y no en nombre de la justicia.
Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Luis le Grand.