Al igual que un canvas vacío, la música tiene infinitas posibilidades. El que la escucha, le asigna significados según su historia particular. La música también nos provee un conducto hacia una comunicación más emocional y personal. Si vemos la trayectoria histórica de la música, encontramos además una tradición lingüística – o lírica – atada a la inconformidad, a la voz del Otro, un reto armónico al orden pre-establecido. Los que conversan en estas páginas son músicos subterráneos de la Isla. Desde hace más de una década se fajan, esquivan y resisten los golpes del gigante mainstream musical. A todas luces no albergan resentimientos hacia los colegas que con su trá trá y dembow ponen el nombre de Puerto Rico en alto. No hay hard feelings porque ese mercado no es el de ellos. Tampoco les resta ánimos ni armonía las letanías sonoras del reguetón ni la musiquita enlatada que suena cada media hora en las estaciones radiales. Ellos siguen su paso. Independientes. A estos seis músicos lo que les ocupa es la realización de la música como Arte y que en sus discos y presentaciones quede plasmado la originalidad, la diversión y el profesionalismo de su obra. Que Puerto Rico es un pandemonium musical no es un secreto. Basta caminar por sus calurientas calles para darse cuenta de que aquí la música se compra y se consume como un víver más. Se escucha, se canta, se desecha y por suerte para algunos, se regenera. En el extra-radio de la zona musical convencional – que incluye Grammy’s y espectáculos masivos – ocurren múltiples eventos sonoros que evidencian el vínculo fascinante del arte con la música. ¿Qué relación existe entre el panorama musical experimental y el arte? ¿Aspiran siempre los artistas a ser una mega estrella? “La música va de la mano con el arte plástico porque se utilizan los sentidos básicos del ser humano, oír y ver, que luego al profundizarlos se tornan en escuchar y en observar. Yo tomo la analogía de lo que se cataloga como urbano; por una lado tienes el hip hop y por el otro el graffiti”. Con este simple análisis, Hermes Ayala, poeta y cantante de Tráfico Pesado, resume la simbiosis que hay entre ambas ramas artísticas. Más importante que lo que se dice trasciende cómo se dice. Cada mes arriban a las listas musicales duetos o pandillas sonoras cuyo mérito es convocado por el lirismo simple, cuando menos acordes melodiosos. Sin embargo, desde el punto de vista convencional estos son los artistas que triunfan. O por lo menos la gente que tiene la mitad de su carrera artística trazada, a lo cómodo. Mientras tanto, merece estar atentos del efecto que la música de corriente principal tiene sobre los artistas independientes. “La insuficiencia de esencia musical ha incomodado a los verdaderos artistas y ha formado la necesidad de que los comprometidos con base y fundamento persistan, colándose también en eso que llaman mainstream”, formula Ayala. Esto confirma la admiración y el orgullo que sienten los jóvenes latinos por las agrupaciones independientes de su patio. Se busca de manera selectiva la integridad artística basada en la estética lírica y la sustancia rítmica. El resultado en la Isla son bandas no comerciales, como Mima, Superaquello, Polbo y Siete Nueve, por numerar unas pocas, que rarísima vez suenan en la radio. Pero en sus presentaciones en directo mueven a una gran minoría que los prefiere como bandas de culto.
El guitarrista y artista sonoro de Superaquello y Cornucopia, respectivamente, Jorge Castro, lo tiene claro. “La música es una pieza de Arte. Desde hace años el arte se ha visto como un evento, donde la fiesta y la socialización son lo importante o como un pre o post de una exhibición. No tengo nada en contra de eso, pero para mí la música es algo demasiado poderoso y sagrado. Nuestro comentario en la pasada Feria de Arte Sonoro de Puerto Rico (FAS 08) fue desmitificar esa premisa de que el reconocimiento es lo que el artista busca desesperadamente, comprometiendo lo valioso del resultado. Por eso vemos como entra y sale gente de la escena musical todo el tiempo”, confirmó. De manera similar, otro guitarrista, Jorge Colón, del quinteto rockero Polbo, piensa que la unión del arte y la música es uno de los estímulos más venturosos que existen. “Más allá de verlos como disciplinas separadas del arte, pienso en una gran banda sonora. Una historia bien escrita e interpretada, sumado a una estética distintiva y una música adecuada, considero que es la mejor expresión artística que se pueda presenciar. Como Paul Thomas Anderson dirigiendo There will be blood con la música de Jhonny Greenwood, puro arte”, señala Colón. El discurso en la creación musical, el propio y el ajeno, es otro de los temas que llama la atención en el proceso creativo del artífice independiente. Casi por regla general, el creador pasa por la neuralgia, se enfrenta a ese yo, se apropia de lo que percibió y lo intenta traducir. “El arte [como en la música] suele expresarse en un lenguaje no teórico, la intuición de lo que conforma al artista y su momento histórico, en su dialéctica interminable entre la ley y el deseo. Mi arte será siempre poder comunicar nuevos signos linguísticos refrescantes”, relata Francis Pérez, compositor, guitarrista y vocal de la banda sicodramática, Superaquello. Esa traslación del fenómeno artístico es un proceso agridulce que para Yarimir Cabán, la protagonista de Mima se divide en dos: “Primero experimentar y ver resultados, luego percepción. En mi caso, este proceso de creación suele ser un fenómeno individual o aislado”, revela.
La comercialización de la música como objeto de consumo capitalista y de entretenimiento se encarga de enviar mensajes que, con la sutileza de un ritmo pegajoso (¿o debo decir arrimo fastidioso?) justifican excesos banales, sexismo, violencia gratuita y guerra. Como el caso del hit mundial Gasolina, de Daddy Yankee. Causal puro fue que un tema vacuo haya dado la vuelta al mundo pocos meses después del inicio de la Guerra de Iraq, en 2003. El conflicto iba sumando aliados importantes, una facción poderosa de todas partes del mundo bailaba desordenadamente al ritmo del trá trá, como junkies pidiendo aceite por las venas. El código nacional se globaliza Consecuentemente, en la virtuosidad que dan los espacios de tradición de avanzada, donde la vanguardia quizás es tan sólo una técnica universal más y el lenguaje nacional demuestra la preferencia por la originalidad de lo autóctono y no por la periferia norteña, surgen las agrupaciones alternas y perceptivas como Tráfico Pesado, Omar García, Cultura Profética, Yeva, entre otras. Viene a mi memoria una imagen distintiva del documental puertorriqueño 10 en la música, diez directores, diez músicos, diez historias de diez minutos en un solo documental en la que se aprecia la fulgurante voz de Mima, que intenta grabar en un cuarto de baño (¿Qué diría el sicoanálisis al respecto?) desprovista de lujo y un poco histérica. Al margen del margen. La preferencia por apartarse del engranaje estadounidense convencional, cabe aclarar que no responde a un antagonismo necesariamente, sino más bien a una dualidad, pero en claro orden jerárquico de creación y recepción. Después de todo el baño donde graba Mima está ubicado en Texas, EE.UU., en la casa de su partner in crime, Mark Underwood, DJ Nature, un caribeñista del norte. Que los hay. Pérez, que en sus 9 a 5 cotidianos es profesional del sicoanálisis explica: “Lo universal de Superaquello es que in-tentamos buscar en nuestra propia subjetividad algo que decir que es generalizable a los demás humanos, pero dicho desde un lugar como si fuera original. Es hablar desde una intimidad atrevida y chocante, dejando ver las fisuras propias. Ello hace inevitable tocar los elementos que nos definen históricamente como un sujeto en un contexto social y/o nacional. No recuerdo bien, pero creo que fue el Antonio S. Pedreira quien dijo que el viaje más corto a nuestra propia identidad es un viaje alrededor del mundo”. Cabe recordar que fue Pedreira, que con su obra cumbre Insularismo (1934), habló de la confusión de nuestra fusión. Castro por su parte relativiza, “es evidente que en muchas de nuestras canciones existe una contemplación hacia lo propio. Nuestra forma de hablar, nuestras costumbres, malas mañas, humor. Muchos años de búsqueda y comprensión me parece que han destilado una ‘nueva música puertorriqueña’ ”. Por su parte Ayala, voz principal de un proyecto musical nacido de los micrófonos abiertos de las noches de poesía en antros boricuas metropolitanos y que luego se musicalizó con variedad de géneros, manifiesta: “No estoy claro si se puede hablar de una voz nacional, pero nosotros en Tráfico Pesado creemos en la independiencia de nuestra nación y en una convergencia mayor con América Latina. Para constatar que sí se puede preservar nuestra cultura, luego de tanto intento gringo de asimilación”. El afán de ser mainstream es cuestión ya de preferencias. Hoy día si quieres consumir la música de un artista, basta con ir a los myspace de la vida. Las alternativas existen: escuchas; descargas; compras, o no; comentas, sin compromiso “obligatorio” con la disquera. “Un sello musical es ahora un social networking, un music generator platform que no tiene estructura de casa disquera ni que se apropia de los artistas. En estos términos, el éxito del artista independiente es mayor”, apunta Claudio Chea, pareja de Jorge en Cornucopia y artífice de ruido o noise en Yituey. Con todo eso, agrega Pérez, “supongo que si le preguntas a los artistas, se debaten entre no querer ser mainstream para no ser de la masa y tener una propuesta innovadora y por ende subterránea. Pero con el deseo de imponerla con su autoría-autoridad como corriente musical después. Es una dialéctica inacabada”, sostiene y Mima ríe: “Ojalá estuviese cobrando publishing por rotación en las emisoras. Si me escuchas en la radio algún día será porque alguien se le ocurrió ir a to’as con nosotros. Yo vivo a pettycash con los shows y sacando los benjamíns de debajo de la cama”. En un ejercicio espontáneo y de libre asociación se le preguntó a cada banda con qué movimiento artístico identificaban la música que componían. Las respuestan se resumen, y quizás se comprueben en los siguientes enlaces. Polbo– Los modernistas, no tratan de reinventar nada, sólo hacer música “timeless”.-www.polbo.net Mima– “Somos tropicalistas, aunque la esencia en mi trabajo es el cambio”.-http.www.elsirop.blogspot.com Tráfico Pesado– “Por los arreglos y la letra que componemos diría que somos surrealistas y también hiperrealistas”. -www.myspace.com/traficopesado Cornucopia– “Creo que somos minimalistas, nos gusta la idea de crear con pocos elementos. El ruido como genero musical es retante”.- www.myspace.com/crncpia Yituey– Mi música es experimental, por lo tanto muy variada. Sería un surrealista”.- www.claudiochea.com Superaquello– “No tengo estudios formales en arte, no sé.” Pero una vez se les escuchó autodenominarse como música Technotackyijibaraqui (¡…!)