Los franceses acudieron ayer a las urnas para elegir al próximo presidente entre François Hollande del Partido Socialista (PS) y Nicolás Sarkozy de la Unión por un Movimiento Popular (UMP). Unos 46 millones de electores estaban inscritos para participar en la segunda y definitiva ronda de los comicios. Hollande se impuso a Sarkozy en la primera vuelta del 22 de abril y todos los sondeos lo señalaban como favorito, aunque en encuestas publicadas el viernes pasado la diferencia entre ambos se redujo a cuatro puntos.
En su último mitin de campaña, el candidato del PS hizo un llamado a sus simpatizantes a no caer en el exceso de confianza y a participar masivamente en las urnas. “No podemos ceder a la confianza, pese a que las encuestas nos dan ganadores, nada está logrado”, dijo.
Mientras, en la localidad de Les Sables-d’Olonne, Sarkozy criticó los sondeos que lo daban como perdedor y afirmó que la elección sería muy reñida y “se va a jugar al filo de la navaja”. El mandatario aprovechó la ocasión para atacar el programa de su contrincante y advertir a los franceses que un gobierno del Partido Socialista conduciría a Francia a una situación similar a la de España, por no llevar a cabo las “reformas que necesitaba hacer”.
Sarkozy señaló que -de ser reelecto- trabajaría por equilibrar las finanzas hacia 2016, para lo cual debería continuar con sus planes de austeridad en el gasto público que le valieron el rechazo de amplios sectores. Durante los cinco años de su mandato el desempleo se disparó hasta alcanzar al 10% de la población en edad laboral, aumentaron los impuestos al consumo, se modificó el régimen de pensiones y las grandes empresas fueron beneficiadas con exoneraciones fiscales.
Hollande, por su parte, prometió que -de llegar al Palacio del Elíseo- creará 60 mil nuevos puestos de trabajo en educación y aplicará impuestos del 75% a las ganancias superiores al millón de euros anuales. También se propuso renegociar el tratado adoptado en marzo de este año por 25 de los 27 países de la Unión Europea (UE) que prioriza la austeridad, la disciplina fiscal y las sanciones, en vez del crecimiento.
La jornada electoral en Francia fue seguida con atención en el viejo continente debido a las posiciones divergentes de los dos candidatos a la presidencia con respecto a la política económica de la UE. En un momento de descontento popular en la región por los recortes sociales y el aumento del desempleo, el candidato del PS considera necesario un cambio de enfoque centrado en el crecimiento y no en la austeridad. También propone un nuevo papel del Banco Central Europeo, una tasa de transacciones financieras y crear eurobonos para financiar las infraestructuras, entre otros proyectos de estímulo al desarrollo económico.
Hollande vencedor
La asistencia de votantes en la segunda y definitiva ronda de las elecciones presidenciales de Francia fue de 71,96% hasta las 5:00 p.m. informó el ministerio del Interior. Eso significa una moderada alza en la participación de 1,36% respecto a igual horario en la primera vuelta, realizada el pasado 22 de abril. En 2007 a esa misma hora habían acudido a los colegios 75,11% de ciudadanos.
Los datos indicaban que ayer domingo el índice de abstención sería menor que en la ronda inicial, pero siempre estaría por encima de hace cinco años, cuando se registró una ausencia de 16,03%. Según estimados del instituto Ifop-Fiducial y Harris Interactive, la asistencia a las urnas estaría alrededor del 81%.
Luego de los conteos, se supo que el candidato socialista Hollande es el ganador de las elecciones presidenciales con cerca de un 53% de los votos, según estimaciones no oficiales divulgadas por medios suizos e institutos de sondeos. De acuerdo con las entidades de sondeo francesas CSA, TNS Sofres, Ipsos y Harris Interactive, el candidato del PS obtendría entre 53,3 y 52% de los votos, mientras que su rival Nicolás Sarkozy alcanzaría 48%. Igualmente, las estimaciones del instituto Harris Interactive varían entre 52,7 y 53,3% favorable a Hollande.
Más tarde, el presidente Sarkozy reconoció su derrota en las elecciones de en un encuentro con sus simpatizantes en la Sala de la Mutualidad, y deseó buena suerte a Hollande. En el seno de la UMP afloraron las primeras tensiones ante el resultado adverso. El secretario nacional para la prensa David-Xavier Weiss declaró que la estrategia aplicada por Patrick Buisson, consejero del presidente saliente fue un fracaso total, y dijo que el centro de gravedad del partido debe ser reubicado.
Decenas de miles de personas celebraron en la Plaza de la Bastilla, un sitio emblemático de la Revolución Francesa, la victoria de François Hollande en las elecciones presidenciales. El júbilo también embargó a la multitud agrupada frente a la sede del PS cuando se anunciaron las proyecciones hechas por cuatro institutos de sondeos, que dan la victoria a Hollande.
Hollande se convierte en el segundo candidato del PS en lograr la presidencia francesa durante la V República, después de François Mitterrand. Nacido el 12 de agosto de 1954 en la ciudad de Rouen, Alta Normandía, Hollande se licenció en derecho y luego realizó estudios en la Escuela de Comercio y en el Instituto de Estudios Políticos de París, el emblemático “Sciences Po”.
Durante 1974, cuando dirigía la Unión Nacional de Estudiantes Franceses en Sciences Po, tuvo su primer acercamiento real con los socialistas al organizar un comité de apoyo a François Miterrand. Su adhesión formal a esta agrupación ocurrió en 1979 mientras estudiaba en la prestigiosa Escuela Nacional de Administración, la cual ha sido cuna de la mayor parte de los políticos franceses. Colaboró con diversos gabinetes ministeriales de la mano de Jacques Delors y de Lionel Jospin, fue alcalde de la comuna de Tulle, en el departamento de Corr’ze, y entre 1997 y 2008 se desempeñó como primer secretario del Partido Socialista.
A Hollande se le abrieron las puertas a la candidatura el año pasado tras el escándalo sexual en el que quedó involucrado Dominique Strauss-Kahn, señalado hasta entonces como el posible aspirante a la presidencia por el Partido Socialista. En octubre de 2011 se impuso a Martine Aubry en las elecciones primarias del PS y se convirtió en el nominado de esa agrupación para luchar por la presidencia.
Dentro de su programa de gobierno, Hollande ha planteado como prioridades crear más 60 mil puestos de trabajo en educación y aplicar impuestos del 75% a las ganancias superiores al millón de euros anuales. También se propone renegociar el nuevo tratado adoptado en marzo de este año por 25 de los 27 países de la Unión Europea que prioriza la austeridad, la disciplina fiscal y las sanciones, en vez del crecimiento.
Reducir al 50% el uso de la energía nuclear en los próximos 25 años, llevar el tema de la migración al Parlamento y someter a un referendo el voto de los extranjeros en las elecciones municipales, son otras de sus propuestas. En materia de política exterior aseguró que retirará las tropas francesas de Afganistán antes de fin de año.
En su primer discurso, el presidente electo de Francia prometió trabajar por una Europa donde prevalezcan el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad. Ante una multitud reunida en la Plaza de la Catedral de la localidad de Tulle, del departamento de Corréze, aseguró que “la austeridad no puede ser una fatalidad”. Dijo que ese será el mensaje que hará llegar lo más pronto posible a todos los líderes de la Unión Europea, en particular a Alemania con la cual Francia comparte una responsabilidad.
Sus palabras coincidieron con declaraciones hechas en Berlín tras conocerse su elección, donde el gobierno de la canciller federal Ángela Merkel expresó la disposición de trabajar junto a las nuevas austeridades del país galo. El ministro alemán de Asuntos Exteriores Guido Westerwelle calificó de acontecimiento histórico la victoria del candidato del Partido Socialista francés. “Tenemos un pacto fiscal, ahora vamos a añadir un pacto del crecimiento para incentivar la competitividad económica”, aseguró Westerwelle.
Respecto a la economía nacional, Hollande prometió sacar al país de la crisis y mantener bajo control la deuda pública y el déficit fiscal, sin abandonar ni discriminar a nadie. Dijo que él será el presidente de la reunificación nacional y se declaró orgulloso de haber sido capaz de despertar la esperanza del cambio. Se comprometió con dos objetivos fundamentales, la justicia y la juventud, y sobre esos principios espera ser juzgado cuando concluya su mandato.
Fuente Bolprees