
Por más de 20 años, el arquitecto neozelandés Benjamín Betts se dedicó a esbozar geometrías pero no para edificarlas, sino para descifrar la arquitectura de una de las fascinaciones humanas: el espíritu o la conciencia. Valiéndose de representaciones geométricas en segunda y tercera dimensiones, Betts lanzó sus teorías sobre la evolución de la conciencia humana las cuales fueron recopiladas por Lousia Cook en el 1887 bajo el título Geometría de la Psicología o Ciencia de la Representación.
Estos diagramas del siglo 19 -donde la conciencia es representada como una corola profunda de paredes cóncavas y convexaspueden ser, simplemente, una quimera o una metáfora de lo desconocido. Sin embargo, más allá de la veracidad, hay una constante en los intentos por explicar el mundo etéreo. ¿A qué se debe la recurrente utilización de las ciencias y las matemáticas para describir la espiritualidad humana?
El poder de las Matemáticas
Pa ra muchos eruditos matemáticos, los números tienen un gran poder por su aplicabilidad pero, a su vez, esta eficiencia parece ser inexplicable. Así lo describe el premio Nobel de Física del 1963, Eugene Paul Wigner en su artículo La irrazonable eficiencia de las matemáticas en las Ciencias Naturales.
En este artículo publicado en 1960, Wigner presenta las maravillosas “conexiones totalmente inesperadas” que se suscitan entre los fenómenos y los conceptos matemáticos.
“La matemática, nadie sabe por qué, pero sí es un lenguaje bien poderoso que sirve para explicar conexiones, patrones y, obviamente, es bien tentador tratar que ella sirva para explicar el mundo espiritual. Uno puede pensar que si sirve para explicar el mundo, por qué no serviría [entonces] para explicar otras cosas”, indicó el matemático Errol L. Montes-Pizarro, profesor de la Universidad de Puerto Rico en Cayey.
Asimismo, la utilización de las matemáticas en estas explicaciones br i nda un “au ra de cient i f icidad y credibilidad porque la gente dice que si es matemát ico e s cor re c to. L o cual es falso (…), opinó Montes.
“La matemática lo único que provee es un mecanismo súper eficiente y poderoso para poder extraer consecuenc ia s de lo que se supone. [Por tanto], permite derivar conclusiones correctas sobre el mundo como también conclusiones incorrectas”.
La ciencia se crea en sociedad
Sin lugar a dudas, las ciencias y las matemáticas son herramientas para responder a las incógnitas humanas. No obstante, hay que tener presente que las preguntas y preocupaciones varían y son relativas a los contextos. De esta forma es que el misticismo y los experimentos esotéricos sirvieron como antesala de algunas ramas de la ciencia moderna. Así ocurrió con la química, cuyos fundamentos provinieron de las ideas de transmutación de la materia que tanto soñaron los alquimistas.
“La ciencia también se ha creado en la sociedad, por el hecho de ser un fenómeno histórico-social. La ciencia no es algo que está dado, es algo que se crea y se crea dentro de la sociedad”, argumentó el físico y profesor jubilado del Recinto de Río Piedras de la UPR, Wilfredo Mattos.
De igual forma sucede con las matemáticas . Según el español Emmanuel Lizcano en su libro Imaginario Colectivo y Creac ión Mat emát i ca: la construcción social del número menciona que las matemáticas “emergen contaminadas por las significaciones imaginarias colectivas que laten en la razón común propia de cada época y cada cultura”.
Por otra parte, la historia también devela que dentro de las matemáticas hay conocimiento t ranscultural o de carácter universal. Esto se debe a que “las matemáticas tienen parecidos cruciales con los lenguajes naturales” porque son productos humanos, sociales e históricos, expuso Montes en el artículo Preguntas desde las Matemáticas y los análisis culturales de la ciencia de 2007.
Sin embargo, a través de procesos de matematización “se hace un tipo de transacción que trasciende a los individuos y parecería reflejar la universalidad de las matemáticas, proveyendo así conocimientos transculturales”.
La ciencia no lo sabe todo
Los fenómenos naturales y humanos son prácticamente inextinguibles. De esta forma la producción de conocimiento científico requiere de tiempo y lo que podría ser una contestación inicial luego podría ser superado por la aparición de un nuevo fenómeno.
“Todos quisiéramos el conocimiento total, pero el conocimiento total -si es que es asequible alguna vez- es un proceso histórico, es un proceso social. No le podemos poner una fecha a esto”, expresó Mattos.
Asimismo, “la ciencia no lo cubre todo” –indicó el físico- “(…) esa es la realidad. La ciencia no tiene todas las contestaciones. Son contestaciones que se van dando históricamente en el proceso del desarrollo de la humanidad (…)”.
La incógnita universal
Al estudiar a grandes rasgos las funciones de las ciencias y las matemáticas aún queda el sabor de que las preguntas abiertas no tan solo existen en el mundo intangible. Así se preguntó el físico Mattos luego de un momento plausible de ref lexión: “La conciencia humana, ¿es eso par te del desarrollo del conjunto de [las] fuerzas [naturales] o interacciona con la naturaleza? Yo no lo sé. Ni tampoco quisiera dar una contestación negativa a algo que no he estudiado. Creo que en su momento habrá que seguirlo investigando, pero no con la inclusión de elementos religiosos, sino con elementos propios que tiene la ciencia muy probados para hacer sus investigaciones”.
Mientras tanto, lo único que sabemos es que la pregunta ancestral de qué es el espíritu o la conciencia aún evoca la fascinación humana por descifrar lo intangible.
La trascendencia y universalidad de la incógnita es tal que en estos momentos alguien se estará haciendo la pregunta a solas, otros buscarán respuestas en los nichos sagrados y un puñado experimentará trazando nuevos puntos en el mismo plano donde el arquitecto Betts graficó el imaginario del espíritu humano.
Nota: Este escrito es la tercera parte de la serie especial "Ciencia y Espiritualidad: Un debate ancestral". Para leer nuestra más reciente edición accede aquí