
Es incómodo admitir que la calidad de la mayoría de las películas religiosas de hoy simplemente no son dignas de mucha alabanza. Muchas de ellas son trilladas, predecibles y no superan la mediocridad.
No son muchos los directores de cine comercial y popular que entran a temas de fe, un tipo de tabú en Hollywood. Mel Gibson, director de Braveheart (1995) y The Passion of the Christ (2004), no tenía mucho que perder en este punto ya que su reputación ha sufrido por episodios antisemíticos y racistas. Sin embargo, su riesgo ha sido beneficioso para nosotros. Su nuevo filme, Hacksaw Ridge, es una película de guerra valerosamente cristiana que presenta una gran destreza en su ejecución de parte de su director.
Ridge es la historia de Desmond Doss (Andrew Garfield) antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Este joven es miembro de la iglesia Adventista del Séptimo Día y ha hecho una promesa a Dios de no tocar una pistola en su vida, no obstante, se enlista en el ejército para participar como médico.
Aquí Garfield (The Amazing Spiderman) no se aleja de los roles de “muchacho bueno” que se esperan de él. Este interpreta a Doss como un joven inocente y algo unidimensional, lo cual algunos en el público podrán encontrar aburrido. Su acento y su manera de hablar en la película distraen un poco, pero por lo general hace un buen trabajo. Garfield es el actor más débil del elenco, no porque su actuación no sea impresionante, sino porque el resto del elenco eclipsa su performance, especialmente Hugo Weaving, quien interpreta el padre del joven.
El personaje de Weaving, además de ser alcohólico y abusivo, sufre de un trastorno por estrés postraumático luego de haber luchado en la Primera Guerra Mundial. Este personaje pudo haber sido el gran villano de la historia, pero Weaving logra que el público simpatice con él al interpretarlo como un hombre sufrido, incapaz de controlar sus humores y suprimir sus memorias. No conocía el talento de Weaving, pero luego de ver los 15 minutos en los que aparece en la pantalla, será difícil olvidarlo.
La segunda mitad del filme nos presenta los sucesos en la batalla de Okinawa en Japón. Ridge participa de una de las escenas de combate más largas y realistas que he visto en el cine. Al igual que hizo en The Passion of the Christ, Gibson nos presenta cada detalle sangriento al punto de hacernos sufrir. Ciertamente tanto detalle no era necesario, pero la intrincación es admirable. Creo que la comparación ya se ha vuelto un cliché, pero las escenas de combate sólo pueden ser comparadas con las de Saving Private Ryan (1998).
Algo que puede ser un problema para algunos en el público es la falta de sutileza de Gibson al tratar los temas religiosos. Prácticamente sobre exalta a Doss, casi al punto de santificarlo. Fuera de eso, el filme es tan implacable como su protagonista con su religión. Estamos acostumbrados a la sutileza con estos temas, pero Gibson es austero. En este sentido, Ridge evoca la grandeza de los épicos religiosos de los 1950s como The Ten Commandments (1956) y Ben Hur (1959).
Esta película sobrepasa a Apocalypto (2005) como la mejor película que Gibson ha dirigido. Es muy posible que ésta sea ignorada por los premios de los próximos meses, pero sería un error. Al igual que otros cineastas igualmente controversiales como Woody Allen y recientemente Nate Parker, su pasado le puede costar el apoyo de muchos, pero eso no quita que Hacksaw Ridge es una experiencia intensa que solo un director talentoso puede producir.