Tendría cerca de diez años cuando observaba aquel enorme roble en medio del batey de mi escuela al que llamamos “El Árbol de la Esperanza”. De sus irregulares ramificaciones colgaban cintas amarillas ya empalidecidas por el candente sol. En ellas, los nombres ilegibles de aquellos hombres y mujeres que habían sido enviados al Golfo Pérsico a la llamada Tormenta del Desierto. Para ese entonces, rezarle a un árbol en las escuelas públicas del País era relativamente permitido. Y allí estábamos, cientos de estudiantes de la escuela Anselmo Villarubia pidiéndole a Dios por los protagonistas invisibles de la primera guerra transmitida “live and direct” desde Kuwait. Digo invisibles, pues de ellos realmente se sabía muy poco. Salvo las imágenes de su partida y -si corrían con suerte- de su llegada en los medios noticiosos del país, la visibilidad de este sujeto era mínima. Y es que la representación del soldado boricua se ha construido en clave de silencios e invisibilidades. El pasado mes de septiembre, se estrenó el documental épico de Ken Burns: The War (2006). Este desató una serie de cuestionamientos en torno al silenciamiento e invisibilidad de las experiencias de los soldados latinos en dicha producción. De las 15 horas dedicadas a capturar las historias de veteranos de la Segunda Guerra Mundial, sólo 28 minutos fueron dedicados al soldado latino. De estos, ni un solo segundo captó las experiencias de los soldados boricuas que estuvieron en el frente de batalla. Salvo a producciones independientes como el filme Héroes de Otra Patria (1998), la miniserie para televisión Las Guerreras (2007) y los documentales Diario Vietnam (2004) y The Borinqueneers (2007), la representación de los hombres y mujeres puertorriqueños que han servido en las guerras ha sido mínima. Ante un contexto histórico en donde habitamos una atmósfera de guerra, mi interés como investigador es buscar nuevos espacios en donde estos soldados articulen sus identidades y se auto-representen. Ante tales escenarios, el Internet y las Redes de Interacción Social (RIS) se convierten en espacios ricos en posibilidades para la auto-representación del soldado puertorriqueño. Mi investigación -en progreso- busca entender la articulación de identidades del soldado boricua que sirve en la Guerra contra el Terrorismo en las RIS como lo es MySpace. Creado en el año 2003 por Tom Anderson, esta red se caracteriza por ser un espacio de carácter público o semipúblico en donde los usuarios crean un perfil compuesto por información personal (gustos, pasatiempos), fotografías y una red de amigos. Para motivos de mi investigación observé el contenido escrito de las siguientes secciones del perfil: Encabezado, Acerca de mí, Intereses, Datos, Registro de Blog y Comentarios. También, analicé las galerías de fotos y videos así como la música de fondo del perfil. Mi propuesta metodológica incluye una etapa inicial de etnografía virtual en donde hago observación partícipe de estos perfiles y un análisis de texto en el cual se espera develar algunas matrices discursivas. Aunque al momento de redactar este ensayo la investigación se encuentra en progreso, me gustaría compartir algunos hallazgos preliminares. En primer lugar, tal como ha indicado Jorge Duany en relación a las comunidades boricuas en los Estados Unidos, el soldado boricua en MySpace privilegia su identidad puertorriqueña por encima de la categoría sombrilla “Hispano/Latino” que ofrece MySpace en su red. Este posicionamiento va por encima de otras opciones ofrecidas por MySpace tales como Blanco, Negro u Otras. No obstante, su puertorriqueñidad reverbera en otras secciones. Por ejemplo, el uso de la bandera de Puerto Rico como fondo o decorado del perfil es uno de estos significantes de identidad nacional más comunes. Otras secciones como Acerca de mí sirven para este posicionamiento. Por ejemplo, en uno los perfiles analizados el soldado enfatiza en su párrafo introductorio: “Hi, my name is Jose, I’m a U.S. soldier but I’m 100% Puerto Rican” (Hola, me llamo José, soy soldado de los Estados Unidos pero soy 100% puertorriqueño). Quisiera destacar que el uso invariable de inglés y español sugiere espacios de hibridez en las unidades de análisis. Es común encontrar perfiles en donde se alternan ambos idiomas e incluso se utiliza el “spanglish” dentro de su contenido. Sin embargo, el fondo musical en su mayoría de los casos lo era algún ritmo de salsa o reggaetón. El uso de fotografías por parte de los soldados nos permite adentrarnos por los intersticios de fascinantes matrices discursivas donde las instancias de mímesis y burla de las que nos habla Homi Bhabha parecen interceptarse. Hombres y mujeres en su uniforme militar es una de las imágenes más recurrentes. No obstante, resaltan interesantes yuxtaposiciones en las cuales éstos aparecen en su uniforme oficial, pero al fondo de la imagen o en sus manos sostienen la bandera puertorriqueña. En el caso de los hombres, uno de los patrones de auto-representación lo es la inclusión de imágenes en donde aparece el soldado exhibiendo su torso al desnudo. Esta insistencia en mostrar el cuerpo saludable, fuerte y/o libre de cicatrices cobra relevancia en un contexto bélico en donde el mismo se ve constantemente amenazado por la incertidumbre de la guerra. Por otro lado, las mujeres se auto-representan en tres estilos: la mujer soldado, la madre y la “chica sexy”. Es muy común observar fotos de éstas en ropa civil junto a sus hijos y/o sobrinos, reiterando un rol maternal. No obstante, también vemos contrastes entre fotos donde éstas lucen su uniforme militar versus aquellas donde exhiben sugestivas poses. En espacios tan cargados de masculinidad, algunas soldados puertorriqueñas usan sus perfiles como lugares de resistencia ante el discrimen por género. Otro aspecto interesante lo es la exhibición fotográfica de tatuajes adquiridos en Iraq. Aunque el ejército de los Estados Unidos sí puede controlar el largo del cabello, los porcentajes de grasa en el cuerpo y hasta logra prohibir las relaciones sexuales, no tienen ingerencia alguna sobre la piel del soldado. Esto ha permitido las inscripciones de contenido político y/o sentimental en la piel de los soldados puertorriqueños. Las observaciones preliminares de estos perfiles presentan espacios de representaciones que, como diría la historiadora Silvia Álvarez Curbelo, “se cruzan lógicas de heterogeneidad y homogeneidad; imaginarios mass mediáticos con resistencias y apropiaciones subalternas…donde el subalterno complica y hasta se sirve de las domesticaciones”. Si en algo coinciden estos soldados es en el deseo de regresar a sus hogares. Así lo evidencian gran mayoría de los perfiles que fueron analizados en los cuales incluían un reloj digital que marca los meses, días, horas, minutos y segundos que faltan para culminar su misión en Medio Oriente.