Himno de Sangre a Trujillo Que ni muerto ni las rosas del amor te sostengan, General de la muerte, para ti la impiedad. Que la sangre te siga, General de la muerte, hasta el hongo, hasta el hueso, hasta el breve gusano condenado a tu estiércol. Que la sangre, la sangre se levante y te siga. Que la sangre que heriste por los caminos reales se levante y te siga. La sangre campesina, descolorida sangre, buena sangre violada, que despierte y te siga. La que muerta, aún vigila en un rostro de madre, que despierte y te siga. Que la sangre que muere por tu voz cada día se levante y te siga. Toda tu sangre, ronco general de la muerte, toda tu sangre en fila para siempre, y gritando para siempre, y siguiéndote, toda tu sangre. General Rafael, Trujillo General, que tu nombre sea un eco eterno de cadáveres, rodando entre ti mismo, sin piedad, persiguiéndote, que los lirios se tapen sus ojos de tus ojos, vivo y muerto, para siempre; que las flores no quieran germinar de tus huesos, ni la tierra te albergue: que nada te sostenga, General, que tus muertos te despueblen la vida y tú mismo te entierres. Dictador. ¿A qué nuevos horizontes de crimen vuelves hoy a apuntar tu mirada suicida? Esa cumbre de muertos donde afianzas tu triunfo, ¿te podrá resguardar del puñal de la vida? Ese pálido miedo que otra vez te levanta, ¿durará sobre el rostro de un mundo que te espía? Dictador de ese hermoso pueblo dominicano masacrado en tus ansias y dormido en sus iras, ¿de qué llevas tu cetro? ¿De qué sol te alimentas? De los hombres que muerden tu nombre cada día, del dolor que un gran lecho te prepara en sus brazos, pero no de la espiga: pero no de los ríos que limpiarán el polvo por donde te paseaste, pisoteando la vida; pero no de las manos de los niños que crecen abonando de nuevos universos sus risas; pero no del futuro, dictador de la muerte, que tu burla a una tumba con desprecio se fija. ¡Maldición, General, desde el sepulcro en armas que reclama tu vida; desde la voz presente de los muertos que marchan a polvorear de cruces tu insolente conquista! ¡Maldición desde el grito amplio y definitivo que por mi voz te busca desde todas tus víctimas! Sombra para tu nombre, General. Sombra para tu crimen, General. Sombra para tu sombra.