
Por: Supakid
Nunca he visto un parto, ni el de mi hermana, ni en Internet, ni por curiosidad.
Son de esas cosas que una tiene una idea de cómo son, pero por conocer que son difíciles, incómodas y torturantes, una las ignora. No lo pude ignorar mucho cuando mi amiga me pidió que documentara su parto. “¡Claro que sí!”, le dije súper asustada. ¿Cómo se supone que iba a documentarlo, si me mareo al ver un poco de sangre en una película? ¿¡Cómo se supone que iba a ver a ese muchacho salir!?
Ella decidió hacer el parto en su casa.
“¿Pero esa nena está loca?”
“¡Ay, qué barbaridad!”
“Deja que algo vaya mal, para que veas cómo termina corriendo al hospital anyways”
Eso me respondían cuando les comentaba sobre su embarazo y parto. Claro, me puedo imaginar que es mucho más cómodo estar en un hospital, confinado a una cama, a un cuarto frío, sin poder ir bien al baño cómodamente, pujando un muchacho a la mala porque tienen que darle el cuarto a la próxima preñá. Pero cada cual con lo que prefiere hacer.
El día llegó, me armé con mi equipo y corrí a su casa. Llegué en cinco minutos porque somos vecinas. Mi amiga manejó esas contracciones como si fueran un dolor de cabeza. Las parteras y la doula (quien es también su hermana) tenían completo control de la situación. Con sus voces serenas y energía positiva, nos tenían a todos embobados y tranquilos, porque se sentía que todos estábamos de parto. Embuste, mi amiga era la única con el trabajo difícil.
Un grito un momento, una sonrisa después, ella siempre estaba de ánimos altos. Cuando único se le puso difícil la cosa fue a la hora del pujo. El bebé estaba súper cómodo janguiando en el canal de la mamá, sin prisa alguna. Lo entiendo, yo también me tomaría mi santa calma si me quisieran pujar de mi apartamento y con más de nueve meses en un lugar que me encanta.
Después de 19 horas y unos cuantos pujos, vi al nene de mi amiga salir. No me mareé, no me dio asco, no me panqueé, lo que sí me dio fue un taco en la garganta porque vi cómo en un momento ella se convirtió en mamá. Brava y valiente es, por tener el parto como siempre lo quiso, sin importar el qué dirán de los demás, por traer a su nene en un ambiente acogedor, lleno de amor y por permitirme ser parte de ello. Por eso, se lo agradezco.
P.D. Todavía no quiero tener hijos.
Supakid es fotógrafa y colaboradora permanente de Diálogo Digital. Encuentra su trabajo fotógrafico en su página oficial, diario fotográfico, Facebook e Instagram.