Según las últimas estadísticas preliminares de suicidio, en Puerto Rico se reportaron 134 casos desde enero a agosto de 2014. Aunque son 153 casos menos que en el 2013, la cantidad continúa siendo alarmante.
De los 134 casos reportados, 117 fueron hombres y 17 fueron mujeres, por lo que en Puerto Rico se mantiene la tendencia suicida entre los varones.
La directora del Departamento de Psicología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), Mirla Méndez Solano, explicó que el suicidio se da mayormente en hombres porque, “por construcciones sociales machistas”, estos no tienen el escape que tienen las mujeres de expresar sus emociones y sentimientos.
Según Méndez Solano, cuando las mujeres sienten algo que les causa problema son capaces de calmarse mediante el llanto, el desahogo, reclamos y discusiones o visitando a psicólogos o expertos. Mientras que los hombres suelen guardar esos sentimientos para ellos.
El análisis preliminar de los casos, que fue publicado por la Comisión para la Prevención del Suicidio, demuestra que en el 2014 la tasa más elevada de casos de suicidio ocurrió entre los 55 a 59 años y entre los 70 a 74 años. El método mayormente utilizado fue el ahorcamiento.
A pesar de que la mayoría de los casos ocurren entre estos grupos de edades, no quiere decir que las demás personas estén exentas. La Comisión Para la Prevención del Suicidio en su página web asegura que “todos podemos ayudar a evitar que más casos continúen ocurriendo”, y presentan algunos factores de riesgos, factores protectivos y señales de suicidio que la comunidad en general debe conocer para poder evitar o manejar una crisis suicida.
Algunos factores de riesgo identificados son tener historial de suicidio o de maltratoen la familia, intentos previos, presencia de desórdenes mentales, uso de alcohol y drogas o comportamiento agresivo e impulsivo. También pueden influir las creencias culturales y religiosas, epidemias locales de suicidio, aislamiento, dificultades para acceder a los servicios de salud, pérdidas, enfermedades físicas, fácil acceso a métodos letales y negación a buscar ayuda por la estigmatización.
Los factores protectivos se definen como los comportamientos o actividades que alejan a las personas de los pensamientos suicidas. Algunos de los que se han identificado son el cuidado clínico efectivo para enfermedades físicas, mentales y para el uso de alcohol y drogas, el apoyo a nivel familiar y comunitario, poseer destrezas para resolver problemas, tener buena autoestima, mantener buenas relaciones interpersonales y poseer confianza en sí mismo.
Algunas señales del comportamiento suicida identificadas son agresividad, cambio en los hábitos de comer, cambios en los hábitos de dormir, miedo a la separación, cambios en la personalidad, cambios en el estado de ánimo, hacer algún testamento, baja autoestima, eventos humillantes o desesperación.
En los niños se debe estar pendiente al poco interés en la escuela, notas deficientes, incapacidad para concentrarse, pérdida o ausencia de amigos, pérdida de una persona u objeto importante y obsesión con la muerte.
Ante estas advertencias, la Comisión exhorta a las personas a no ignorar las señales y más bien a servir como instrumento para ayudar a las víctimas.
¿Qué hacer ante avisos de suicidio? Prestar atención, no dejar sola a la persona, escucharla, creerle, no regañarlo, entender sus sentimientos, dejarle saber que desea ayudarlo, ayudarlo a hablar, buscarle ayuda profesional, no juzgarlo y ayudarlo a encontrar respuestas y alternativas.
Cómo manejar una crisis suicida en la Universidad
El trabajador social José Serra Taylor, quien lleva seis años trabajando para el Departamento de Consejería para el Desarrollo Estudiantil (DCODE) de la UPR-RP, explicó que ese departamento, junto con el programa Con Vida (programa que pretende promocionar los servicios con relación al suicidio en la UPR), realizaron un protocolo para trabajar con pacientes en crisis. Este se encuentra disponible para toda la comunidad universitaria en el portal de la universidad bajo la categoría de protocolos.
Según Serra Taylor, ese documento especifíca las funciones de cada persona que intervendrá con las situaciones de crisis.
Mencionó que todos dentro del recinto tienen que estar orientados a que ante una amenaza o situación de crisis, deben llamar primero al Sistema de Manejo de Riesgos, quienes buscarán las alternativas dentro de la comunidad universitaria.
Si son estudiantes los que están realizando la amenaza, las personas pueden llamar a DCODE o a Servicios Médicos dentro de horas laborables. Si es fuera de horas laborables deben llamar al Sistema de Emergencias 9-1-1 o la línea PAS. Si son empleados, pueden llamar al Programa de Ayuda de Empleados adjunto a Recursos Humanos o a Servicios Médicos de la unidad del sistema UPR concerniente.
Si la persona no pertenece a la Universidad, deben comunicarse con el 9-1-1, quienes buscan a la persona y lo llevan a la evaluación pertinente. Por otro lado, para los estudiantes internacionales hay que seguir un proceso diferente. Tienen que llamar al decano de su facultad quien se comunicará con la familia o universidad de origen para que ayuden en la situación, ya que ellos no tienen información sobre esa persona.
Para Serra Taylor, muchos casos de suicidio se podrán evitar si se comienza a inculcar a los niños la capacidad que cada persona tiene para autosatisfacerse y alcanzar la felicidad sin depender de los demás.
“Yo creo que lo importante es ayudar a las personas a autogenerarse satisfacción, creo fundamentalmente en eso. Hemos estado pendiente a que todos nos cuiden y no sabemos cómo divertirnos o cómo cuidarnos. Eso ayuda grandemente porque le quita poder a otro y te lo regala a ti”, recalcó.