Gustavo Millán está despeinado, lleva la camisa y el pantalón roto. Lo sostiene su sonrisa, una de esas que ya casi ni se ven. Se ubica en una esquina y canta una canción de su patria, México.
Pone en pausa su coro y pregunta cuándo traerán la comida, porque tiene hambre y en el albergue —dice él—le discriminan. Carga a sus espaldas una bolsa blanca repleta de camisas tamaño pequeño, porque aunque usualmente es mediano, ya le sirven más chicas.
En la placita de Río Piedras hay muchos otros ya sentados en bancos y en el piso, acompañados de sus bolsas blancas con ropa. Aguardan la comida y disfrutan de los acordes de los músicos.
Al igual que Gustavo, muchos otros recibieron ropa, zapatos y comida, gracias a la actividad Japy Day PR. En el evento —efectuado el pasado domingo y liderado por la estudiante de la UPR, Karen Febo— un grupo de jóvenes amigos repartió artículos de primera necesidad a indigentes del área riopedrense.
La actividad fue inspirada por el movimiento Japy Day: A Global Day Of Charity, que nació de un grupo de jóvenes alemanes llamados Be Japy e.V. Éstos se dedican a diseminar vídeos por las redes sociales sobre la importancia de ayudar a personas sin hogar.
En Puerto Rico, los jóvenes involucrados recogieron donaciones de conocidos, familiares y aportaciones propias, pero también llevaron sus instrumentos musicales y deleitaron a los presentes.
Según el último censo, en Puerto Rico hay alrededor de 1,650 personas sin hogar. De éstas, cerca de 115 poseen estudios universitarios, según datos de la Coalición de Coaliciones Pro Indigentes de Puerto Rico.
Gustavo es uno de ellos. El mexicano llegó a Puerto Rico con estudios de la Universidad Autónoma de Guadalajara con el propósito de seguir a los Estados Unidos pero se quedó en la Isla. Ha trabajado en proyectos de construcción de hospitales y carreteras, sin embargo, en los últimos años, perdió todo e ingresó a diversos albergues para personas sin hogar.
“Ya me quiero regresar a México. Me duele todo y no tengo nada, ya me quiero regresar allá”, contó.
Las donaciones hechas el domingo fueron dirigidas principalmente a los hombres que acudieron, ya que la gran mayoría de los indigentes en el País son varones. Sin embargo, muchos de los hombres que recibieron sus donaciones también llevaron consigo ropa y zapatos de mujer, para obsequiar a amigas que no asistieron a la actividad.
“Estas chancletas no son pa’ mí, es pa’ una amiga mía. Yo creo que ella es seis. Hay que ayudarnos, ¿verdad?”, expresó un señor, mientras echaba un par de sandalias en su bolsa blanca.
Hay planes para continuar la labor. Si te interesa donar ropa o comida mediante esta iniciativa, puedes contactar a Karen Febo al 787-367-5081 o por correo electrónico: febo.karen@gmail.com