Digamos que un investigador quiere saber cuántas familias tiene hijos varones en Puerto Rico. Este científico podría visitar a cada familia de la Isla y hacer la pregunta, lo que tomaría años, y muchísimo dinero y esfuerzo. Una opción más sensata es el muestreo, donde el científico selecciona unas decenas de familias al azar, averigua cuántas de esas familias tienen hijos varones y predice estadísticamente cuántas familias a nivel Isla tienen una gran probabilidad de tener hijos varones. Así vemos que el uso de muestras y estadísticas simplifica el proceso de investigación y lo hace más práctico. Algo parecido pasa con el estudio del mosquito que causa el dengue. A los científicos les tomaría un saco de meses ir casa por casa a examinar criaderos de mosquitos para ver cuántos son larvas, pupas, mosquitos adultos, entre otros. Aquí es que entran las estadísticas y el muestreo. Si tan sólo hubiera un modelo matemático que usara una muestra para predecir cuándo y en qué áreas hay más probabilidad de encontrar mosquitos, se enfocarían los esfuerzos para matarlos en esa área y no en otros lugares que no son prioridad. Esto es precisamente lo que investigó el científico boricua Roberto Barrera del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés). El Dr. Barrera utilizó modelos teóricos, inferencias estadísticas y datos históricos sobre la población de mosquitos en Puerto Rico para crear una manera eficiente de predecir, dadas ciertas condiciones, cuándo y qué lugares son más propensos a un brote de dengue. Este estudio es importante ya que permite que se usen mejor los recursos del estado para combatir el mosquito del dengue, lo que logrará menos personas enfermas y una mejor calidad de vida para los boricuas. Para más información, puede acceder a: www.cienciapr.org.