
SOBRE EL AUTOR
“…Una mujer con sombrero,
como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo, que no soy bueno, me puse a llorar.
Pero entonces lloraba por mí,
y ahora lloro por verla morir…”
De: “Óleo de una mujer con sombrero”, Silvio Rodríguez
Desde la madrugada del domingo, Puerto Rico, Río Piedras, Salinas, las universitarias y los universitarios, la música, los menos afortunados a los que ella ayudó, entre otros muchos elementos físicos y espirituales, lloran la partida de la cantautora y gestora cultural Ivania Zayas.
En un evento que vuelve a poner bajo lupa los graves peligros a los que se exponen los peatones de Puerto Rico, hombre, mujer o transgénero, en un país lleno de cascos urbanos que no son amigables para los transeúntes y sí para los automóviles, Ivania fue atropellada por un conductor que se fue a la fuga.
Sucedió en la intersección de la PR-3 con la PR-181, en el Río Piedras que tanto amó, y al que tanta energía positiva le dedicó. Un conductor en una guagua GNC Envoy color azul la mató y se fue a la fuga, presuntamente asustadísimo. Luego dejó la guagua en el Residencial Villas de Lomas Verdes de Cupey. Hoy, lunes, el abogado del responsable dijo que este se entregaría guiado por su conciencia.
Sobran las versiones de lo que sucedió. Que si la luz estaba verde, que si estaba roja, que si aquello, que si lo otro. Grotesco es, sin embargo que, en los medios del País, oficiales de la Policía como el director de la División de Homicidios del CIC, cuestionen el que una mujer sola ande a esa hora por ahí, como si eso tuviese que ver con la investigación, en lo que resulta ser una verdadera mofa a cualquier avance que se haya hecho con respecto a la perspectiva de género. Aquí lo femenino y lo masculino no importa; Ivania cruzaba la calle y fue atropellada, como pudo haber cruzado la calle Juan de los Palotes, Sutano, Mengano, Perencejo o hasta el político millonario del cuello más blanco que exista. La realidad apunta a que esto fue un accidente, y no hay nada que pueda regresar a Ivania a la vida, aunque su trabajo social y su música vivirán por siempre.
“La realidad es que perdimos a una persona muy íntegra, a una artista comprometida con su patria, y con cuanta necesidad social la llamaba”, le dijo a Diálogo quien fuese como su hermano mayor, el poeta Eric Landrón, con quien Ivania compartía a menudo tarima en espectáculos de bohemia, en los que ella, guitarra en mano, cantaba y Landrón declamaba sus versos.
“Tenía un sólido compromiso con la justicia social”
Landrón recordó cómo Zayas –quien el año pasado finalizó su maestría en Gestión y Administración Cultural en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico– siempre extendió su mano a distintas causas sociales, “más allá de lo que fuese cualquier cosa que tuviera que ver con la identidad nacional”.
“Si algo tenía Ivania era su sólido compromiso con la justicia social, con los ‘chavaos’ de la vida, lo mismo con lo nacional que con lo social. Hace poco, por ejemplo, fuimos a cantarles a los niños con cáncer en el Hospital Pediátrico. Si alguien necesitaba recaudar fondos por una enfermedad, allí estaba ella. Tenía todo eso en su perspectiva, además de la lucha por todo lo que significa la patria, lo nacional, lo que es Puerto Rico”, puntualizó Landrón, indicando que ya había planes de llevar su espectáculo fuera de Puerto Rico, a plazas como República Dominicana, “pues la realidad es que la exposición mediática que tienen acá los cantautores es mínima, en comparación con el resto de Latinoamérica”.
“¿Qué más te puedo decir? Era una gran artista, cuya vena musical, pues su papá también era trovador, le permitía manejarse bien en la nueva trova, pero siempre con un filin muy grande para el bolero. O sea, para ella Silvio (Rodríguez) y Sylvia (Rexach) eran hermanos. Todo esto que ha pasado es muy triste, muy inesperado”, manifestó.
Esperan para el velatorio
Landrón señaló que la familia de Ivania espera porque ciencias forenses entregue su cadáver para rendirle sus propias exequias fúnebres. “Entiendo que debe ser en Salinas, donde ahora mismo permanece toda su familia reunida ante esta tragedia. Es una familia muy unida, muy musical. Pudiera ser a mediados de semana.”, apuntó Landrón.
Dijo además el poeta que el Taller de Cantautores de Río Piedras espera que esto suceda para establecer fecha para una actividad de tributo. En el Recinto de Río Piedras de la UPR, donde Ivania estudió, tocó la guitarra y cantó por doquier, Landrón busca darle forma a un homenaje, el que pudiera suceder el jueves, 19 de febrero.
“Pero todo ahora es tentativo. Lo importante ahora es que la familia, sus amigos cercanos y los compañeros del arte, la música y la labor social puedan darle el adiós que le corresponde”, sentenció Landrón.
Ivania tenía 38 de edad. Que descanse en paz la trovadora, la voz que voló por Borinquen, la que ayudó a los que no podían. Acá seguiremos cantando en su nombre, como ella lo hubiese querido.