Como joven universitario te enfrentas a muchos retos que debes sobrepasar, metas que alcanzar y sueños que cumplir. Es en esta etapa de tu vida que te preparas para la vida adulta a la vez que disfrutas de tu juventud. Sin lugar a dudas también querrás disfrutar de tu adultez para cosechar los éxitos por los que tanto te has esforzado. Para lograr tus propósitos tienes que comenzar desde ahora, pero la pregunta es, ¿cómo lograrlo?
Es importante que recuerdes que uno de los tesoros que más debes cuidar es tu salud. Te preguntarás: ¿cómo puedo cuidar de mi salud? Para esto debes comprender que la genética, el medio ambiente y un estilo de vida poco saludable te predisponen a desarrollar condiciones crónicas en tu etapa de adulto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define condiciones crónicas como aquellos problemas de salud de larga duración adquirida por herencia o estilos de vida no saludables. Entre estas se mencionan las enfermedades cardíacas, infartos, distintos tipos de cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes como las responsables del 63 por ciento de las muertes en el mundo.
Posiblemente tienes un familiar con alguna de esta condición. Asimismo, habrás notado cómo limita la vida de esta persona afectando su trabajo, la familia y su bienestar en general. Es por esto que para beneficio de tu salud personal, debes identificar aquellas conductas de riesgo que puedan afectar tu salud a largo plazo.
A continuación te recomendamos algunas conductas saludables que puedes poner en práctica:
- Mantén una alimentación sana – Limita el consumo de alimentos procesados, las carnes rojas, los alimentos altos en sodio, azúcares y las sodas. Aumenta el consumo de frutas, verduras, cereales integrales y agua.
- Practica algún deporte o realiza ejercicios regularmente – La actividad física regular y en niveles adecuados ayuda a mejorar el estado muscular y cardiorrespiratorio. Reduce además el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, depresión, cáncer de mama y colon.
- ¡No fumes! – Al fumar, el riesgo de padecer cáncer de pulmón es 22 veces mayor. Cuanto más tabaco se consume, más se multiplica el riesgo de padecer otros tipos de cáncer como el de nariz, boca, glándulas salivales y garganta. El humo del tabaco aumenta la presión arterial y su olor se adhieren con facilidad a la ropa, pelo, piel, y manos.
- Modera tu consumo de alcohol – Según la OMS, existe una relación causal entre el consumo nocivo del alcohol y una serie de trastornos mentales y del comportamiento; además de las enfermedades no transmisibles y los traumatismos.
- Cuídate de las enfermedades de transmisión sexual – La OMS estima que, anualmente, unas 357 millones de personas contraen alguna de las cuatro infecciones de transmisión sexual más comunes tales como: Clamidia, Gonorrea, Sífilis o Tricomoniasis. Evita las relaciones sexuales con múltiples parejas. Utiliza protección durante las relaciones sexuales. Mantén una buena higiene personal y genital. Lava tus manos con agua y jabón luego de ir al baño o al tener contacto con semen. ¡Edúcate en el tema!
- Evita ingerir drogas ilícitas – Las drogas producen efectos negativos sobre tus capacidades físicas y mentales. Afectan significativamente tu rendimiento académico e impide que tomes buenas decisiones.
- Visita a tu médico una vez al año para realizarte pruebas de rutina – Escoge una fecha que recuerdes con facilidad, como por ejemplo tus vacaciones, y establece como rutina visitar a tu médico primario para realizarte una evaluación preventiva. Estas evaluaciones no son igual para todas las personas, sino que varían según la edad, sexo y estilo de vida de cada cual.
Recuerda, cuando disminuyes conductas de riesgos; alargas tu vida. ¡Todo sea por tu Salud!
La autora es Educadora en Salud en Adiestramiento en la Escuela Graduada de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico.