“Intereses financieros miopes”. Esa fue la frase que usó Andjelko Novosel, director del Parque Nacional de los Lagos de Plitvice para denunciar la amenaza que yace sobre la reserva natural de Croacia.
Ese tesoro ecológico considerado Patrimonio de la Humanidad está a punto de ser incluido en la lista de Unesco de parajes en situación de peligro, debido a la decisión de las autoridades municipales del país europeo de flexibilizar la otorgación de permisos de construcción en esa zona.
La edificación de más de 40 parajes turísticos en el bosque, construidos a partir del 2014 cerca de los paradisíacos lagos que conforman esta reserva, han producido un nuevo lago de excrementos y otros desperdicios tóxicos que amenazan con arruinar el lugar, según informó en estos días la agencia española de noticias EFE.
“La excesiva presencia humana aumenta el peligro de la eutrofización, el aumento de los nutrientes en el agua, que pueden causar una explosión de la población de algas y la pérdida de oxígeno en los lagos”, indica la noticia publicada por un diario local.
De acuerdo con la Unesco, entidad de la Organización de las Naciones Unidad (ONU) que establece la lista de los patrimonios naturales y vigila por la integridad de los mismos, esa situación puede afectar negativamente el equilibrio biológico, hidrológico y geológico de ese parque natural.
“Desarrollo” en Lajas
La miopía de los intereses financieros parece ser una condición contagiosa. Ha sido la misma que ha amenazado por años recursos naturales invaluables que van desde los bosques brasileños que conforman el Amazonas hasta la cima del Kilimanjaro en el continente africano.
Es la misma afección que mantienen ciudades, países y al planeta mismo en jaque ignorando que los modos de producción deben ser modificados. También es la misma razón por la que algunas escuelas y universidades en Estados Unidos son impedidas de enseñar o mencionar siquiera que está ocurriendo un cambio climático por temor a que la industria de bienes raíces de la costa este de ese país se desplome.
Y parece ser la misma que impulsa que una importante e invaluable reserva agrícola puertorriqueña se visualice como un impedimento para el desarrollo económico y no como un recurso único para la sustentabilidad presente y futura del país.
Según un artículo publicado esta semana en el diario El Nuevo Día, el gobierno municipal de Lajas planifica impulsar proyectos de “desarrollo” en la Reserva Agrícola del Valle de Lajas. Esto, a raíz de la reciente aprobación de una ley que reduce la protección que cobija esa zona.
La Ley 135-2016, firmada por el gobernador Alejandro García Padilla, permite que se realicen proyectos de construcción en terrenos de esa reserva que no tengan ningún valor agrícola.
La justificación para ello fue que “las limitaciones que impone el uso de los terrenos ha limitado el crecimiento urbano y económico de ese municipio”, según informa El Nuevo Día.
¿Es una reserva agrícola una limitación para el desarrollo de un país?¿Puede haber desarrollo o crecimiento económico sin comida?, es válido preguntarse.
Inquieta la fraseología que se utiliza para justificar la firma de la nueva ley. Se permite la construcción en “terrenos de la reserva que no tengan ningún valor agrícola”.
¿Qué terrenos en una reserva agrícola podrían catalogarse como de ningún valor agrícola? Lo primero que viene a mi mente son las llamadas zonas de amortiguamiento.
La Ley de Reservas Agrícolas Número 242 del 9 de agosto de 2008 define una zona de amortiguamiento como la “franja de terreno que ubica entre la delimitación de la Reserva Agrícola para proteger tanto el uso agrícola de los terrenos, como proteger recursos dentro de la Reserva que requieran ser protegidos o para proteger el uso no agrícola ya establecido”.
Las zonas de amortiguamiento son necesarias para la protección de la zona. Si se comienza a rodear esta reserva con proyectos de vivienda, hospedería, áreas recreativas (como sugiere el alcalde de Lajas, Marcos Irizarry) u otras construcciones el impacto a los suelos podría afectar el lugar tarde o temprano, tal como ocurre con los lagos croatas.
En un país con tan limitado espacio territorial, cuyos suelos para garantizar la seguridad alimentaria a sus ciudadanos son cada vez más exiguos, nos preguntamos en qué piensan los administradores de la Isla cuando dan paso a acciones como estas.
Es un momento crítico para el mundo en cuanto a su sustentabilidad se refiere. China con toda la extensión territorial que tiene hasta ha comprado tierras a otros países para asegurarle comida a su población.
En cambio, en nuestro 100 por 35, se siguen tomando decisiones que continúan comprometiendo los pocos recursos que nos quedan.
Según estimados de la ONU para la Agricultura (FAO), Puerto Rico necesita 1.1 millones de cuerdas de terrenos para garantizar su seguridad alimentaria. Hasta el 2007 solo contaba con 557,000 cuerdas con potencial agrícola lo que representaba un déficit de más de medio millón de cuerdas de terreno.
En un reportaje que Diálogo realizó en esa fecha se informó que la pérdida de terrenos agrícolas en Puerto Rico había incrementado exponencialmente. En ese entonces se perdían cerca de 30,000 cuerdas de terreno agrícola anualmente.
Que en la Reserva Agrícola del Valle de Lajas no se repita la historia de los Lagos de Plitvice.