Hace algunas semanas, Luis “Tato” León, representante por el Partido Nuevo Progresista (PNP), propuso un proyecto de ley para designar que la tonalidad azul en el triángulo de nuestra bandera debería ser azul marino. Aparentemente, tanto el azul marino como un tono celeste se usan indistintamente, y ninguna ley especifica cuál color debería emplearse. No se me ocurría pensar que el uso del azul celeste tuviera “matices revolucionarios”, dado que éste fue el adoptado por el Partido Nacionalista Puertorriqueño. ¿Pero quién se hubiera imaginado que ese azulito fuera revolucionario? ¡Tan tranquilito que se veía! Hablando del tema con un amigo, éste sugirió- tal vez bromeando- que deberían cambiar la bandera para que tuviera todos los colores de los partidos políticos puertorriqueños. Lo que quiere decir que se incluya el verde en las franjas blancas para acomodar a los independentistas del PIP, y poner la estrella chinita para que los Puertorriqueños por Puerto Rico (PPR) no se sientan excluidos. ¡Y por qué no se coloca también una palma en una esquina, en otra una pava, en otra una versión miniatura de la bandera del PIP, y, claro, por algún lado el coquí! Sin embargo, todos sabemos que esta idea sólo desatará otra polémica. Los partidos se pelearían entonces por el color que prevalecería sobre los otros, porque uno de los símbolos partidistas quedaría más grande que los otros o, quizás, porque el coquí del PPR parecería estar guapeándosele con una mirada “altanera” a los otros símbolos si lo posicionan al centro de la monoestrellada. ¡Quién sabe! Al recordarle al representante León que hay cosas más importantes que atender en la Isla, respondió que “se puede caminar y mascar chicle a la vez”. Tato olvida que nuestra Legislatura todavía tiene problemas gateando. Lo cierto es que la bandera es uno de los pocos símbolos patrios carentes de matices político-partidistas, y que personas que no se identifican con ninguna ideología toman este emblema nacional con orgullo. ¿Por qué perder el tiempo con divisiones innecesarias? Celeste o marino, qué más dá: ¡Después que sea azul boricua!
– El autor es bloguero de El ñame