Durante 44 días sonaron tambores y estribillos de protesta en el Caribe francés. “La Guadaloup sé tan nou”, decía el primer verso de la canción que entonaron unas 100 mil personas durante la huelga en Guadalupe de enero a marzo de este año. La frase se traduce a “La Guadalupe es nuestra” y así se demostró, según contó Fránces Santiago, profesora de Antropología en la Universidad de Virginia. En la cuarta ponencia del ciclo de conferencias caribeñas, celebrada en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Santiago explicó cómo una cuarta parte de la población de la isla de Guadalupe se unió para denunciar el alto costo de vida y la falta de dirección y planificación gubernamental. El movimiento es descrito como “du jamais vu”, nunca antes visto, ya que fue uno sin precedentes en la pequeña isla, indicó la profesora. “No fue sólo una huelga de trabajadores, fue una huelga de masas”, dijo sobre la manifestación en la antilla que se convirtió en departamento ultramar de Francia en 1948. La huelga fue encabezada por una coalición de 48 organizaciones que incluían sindicatos, organizaciones ambientales y artísticas, partidos políticos, entre otros. Ésta tomó el nombre de Lyannaj Kont Pwofitasyon (LKP), que la deponente tradujo como Alianza Contra la Explotación/Usura/Abuso. Para exponer sus denuncias, el LPK comenzó con tres días de negociaciones infructuosas, que se convirtieron en un evento mediático. La segunda etapa constó de marchas masivas y, finalmente, recurrieron a la obstrucción de las vias públicas. La profesora afirmó que en un tiempo que se caracteriza por la algarabía de los carnavales, todo se paralizó: escuelas, bancos, supermercados, el transporte público, la distribución de la gasolina, etc. Hubo un cambio en el estilo de vida, desde la transportación hasta las prácticas culinarias, donde hubo un retorno “a lo que sus abuelas antes hacían”.
Todo comenzó con los precios exorbitantes de la gasolina, pero a medida que pasó el tiempo y se siguieron uniendo grupos, la lista de reclamos se expandió hasta llegar a 122 puntos diferentes en su lista de demandas. A pesar de que Guadalupe tiene uno de los ingresos per cápita más altos del Caribe, Santiago explicó que éstos “van acompañados por altos precios”. Los productos de primera necesidad que consumen allá llegaban a ser entre 20% y 70% más altos que en Francia continental. Además, Santiago expuso que hay un componente racial en la situación, ya que la economía del departamento está controlada por una minoría blanca, la cual llaman békes. Estos hombres que tienen el control de los medios de producción son descendientes de los terratenientes de antaño, explicó. Pero las razones para la manifestación no se quedaron en el ámbito económico. Surgió también de una “desilusión con los modelos políticos tradicionales”, del deseo de inventar nuevos proyectos.
La huelga llegó a su fin el 20 de marzo de este año. Las concesiones de los representantes del gobierno francés sobrepasaron los puntos en la lista de demandas, llegando éstas a 165. Entre ellas, Santiago mencionó: un aumento de 200 Euros en los salarios mensuales; la reclutación de maestros; la reducción de costos en los alimentos básicos, el transporte público, la gasolina, la vivienda y los servicios públicos, y propuestas de desarrollo económico, cultural y de empleos. No obstante, muchas han sido difíciles de implementar, por lo que algunos sectores afirman que la huelga “se ha suspendido más bien que completado”. En el tiempo posterior a la huelga, han surgido nuevas consignas, como “Plus rien ne sera comme arant” (Ya nada será como antes) y “Gwadloupéyen doubout” (Guadalupeño de pie). Para Santiago, a pesar de que la huelga “no tiene potencial revolucionario intrínseco, tiene apertura para exploración”. Ésta, afirmó, representa una visión de futuro “prometida pero no garantizada”.