Miembros de la Junta de Control Fiscal: nuestra universidad pública puede ser examinada por ustedes apelando a papeles llenos de números, estados de cuenta o contabilidades. Pero, como catedrático retirado de la Universidad de Puerto Rico, tengo una sugerencia: antes de tocar a la universidad con sus calculadoras, den una vuelta por sus recintos, digamos el de Río Piedras, donde estudié y enseñé.
Es muy posible que ninguno de ustedes haya pisado el campus universitario donde nació la universidad. Les sugiero esta corta visita como una especie de estudio de campo requerido por su profesor.
- Ingresen al recinto por la entrada del Museo de Historia, Antropología y Arte y visítenlo. Contemplen algunos de los cuadros de José Campeche, un pintor sanjuanero que vivió a finales del siglo 18 (el Exvoto sobre la invasión inglesa de 1797 es muy pertinente para ustedes). Luego estudien con detenimiento El Velorio, máxima obra de Francisco Oller. El cuadro es una sabia alegoría de la sociedad puertorriqueña de finales del siglo 19, da mucho que pensar y sigue teniendo vigencia. Les puede ayudar a comprender un poco más el país que están invadiendo.
Hay muchas otras piezas de arte de las culturas precolombinas y de arte contemporáneo en este museo. La exhibición temporera que está expuesta ahora es extraordinaria. Pregunten al personal y los curadores cuál fue el presupuesto que manejaron para montar la exhibición. De seguro quedarán admirados de cómo se puede hacer tanto con tan poco. Cualquier curador de una universidad norteamericana hubiese exigido tres o cuatro veces más dinero.
- Luego entren a la Biblioteca José M. Lázaro y vean el mural del artista mexicano Rufino Tamayo. El mural se llama Prometeo (también muy útil en lo que toca a su encomienda). Suban al segundo nivel y diríjanse directamente a la Sala Puertorriqueña que es nuestra biblioteca nacional y donde se guardan los periódicos, imágenes, fotos, libros, informes económicos, planes, y un largo etcétera. Todas son piezas que tienen que ver con Puerto Rico o se han producido en el país. Allí investigan muchos académicos sobre la sociedad puertorriqueña. Esta colección es indispensable para que puedan descargar sus responsabilidades a cabalidad.
Pregunten cuál es el presupuesto operacional de esa sala, los servicios que provee, y con cuánto personal cuenta. Les aseguro que quedarán atónitos y no lo podrán creer. Procuren conocer al joven que, con su propio iPhone, y lleno de orgullo, digitaliza viejos periódicos y los pone en línea para el mundo. Pregunten cuáles son los sueldos de ese personal. Le aseguro que NADIE en una universidad norteamericana trabajaría por esas cantidades.
- Salgan de la biblioteca y caminen por el hermoso campus, lleguen al Centro de Estudiantes recién restaurado. Como los anteriores edificios visitados, es obra del arquitecto Henry Klumb que vino a Puerto Rico invitado por el gobernador Rexford G. Tugwell en la década de 1940 para hacer buena arquitectura de forma económica y de calidad mundial.
- De allí pasen por la biblioteca de la Escuela de Derecho, donde se gradúan estudiantes de Puerto Rico, América Latina, Estados Unidos y Europa. Nuevamente pregunten por los presupuestos y los sueldos de los empleados. En esa facultad se estudian los fundamentos de la democracia representativa en la que están basados los gobiernos de Puerto Rico y los Estados Unidos.
- Diríjanse luego a la facultad de Ciencias Naturales y vean sus laboratorios en donde trabajan, investigan y publican profesores y estudiantes graduados de Puerto Rico y de muchos otros lugares del mundo con magros recursos. Vuelvan a preguntar por los sueldos y los estipendios para asistencias de investigación, viajes y congresos.
- Crucen la calle y entren a la Escuela de Arquitectura, vean los talleres y sobre todo la biblioteca, con personal comprometido y que valora la riqueza de sus colecciones. Vuelvan a preguntar por los sueldos de profesores y empleados, para que nuevamente se asombren de las enormes diferencias de salarios y presupuestos con las universidades públicas estadounidenses.
- De la Escuela de Arquitectura caminen bajo los grandes caobos e ingresen al recinto central, el lugar más emblemático de la universidad. Se construyó en la década de 1930 con dinero de la Puerto Rico Reconstruction Administration durante la presidencia de Franklin D. Roosevelt. En ese proyecto se utilizó dinero del estado para invertir en instituciones públicas, no en privatizaciones o en hacer ricos a empresarios y buitres corporativos.
A ese espacio los universitarios le llamamos el cuadrángulo. Es un espacio simbólico, no solo de la universidad, sino de todo el país. Es quizás el espacio más importante que tengan que visitar. Ese claustro académico está dominado por dos hitos: la Torre de la Universidad y el Teatro de la Universidad, que ha sido y sigue siendo el más bello de la ciudad. Es sede del internacionalmente reconocido Festival Casals y del Coro de la Universidad de Puerto Rico que ha ganado premios en todo del mundo. Si se molestan en preguntar, quedarán atónitos de conocer lo que se les paga a los músicos y los directores.
- Salgan del teatro y lleguen a la Facultad de Humanidades donde enseñaron famosos exiliados políticos de la dictadura de Francisco Franco en España, incluso un Premio Nobel, Juan Ramón Jiménez. En el Seminario Federico de Onís, en medio de la más absoluta modestia, se imparten cursos graduados de categoría mundial que siguen dando prestigio a la universidad. Nuevamente pregunten por los sueldos y las becas. Quizás a estas alturas del recorrido hayan comenzado a sentir vergüenza.
- De allí diríjanse a la Torre, vean su vestíbulo con los escudos de todas las naciones de los continentes americanos y desciendan por sus escaleras de mármol rosado de canteras de Puerto Rico hacia el eje procesional de palmas reales.
El recorrido que les he sugerido no agota los lugares de la universidad de tanta importancia como los mencionados y que operan con los mismos exiguos presupuestos. Al final del recorrido tendrán otra visión de lo que es la creación del conocimiento, otra actitud sobre la Universidad de Puerto Rico, distinta a la que le proporcionan los informes, números y papeles.
Una última sugerencia, hagan la visita de incógnito, si es posible individualmente, sin hacer bulla. Hablen con estudiantes, profesores y empleados.