Ser joven en Puerto Rico, en este tiempo, responde a una realidad compleja, que tiene como escenario un país en crisis, mayormente compuesto por personas adultas, en el que la juventud se encuentra expuesta a diferentes tipos de violencia, y es orientada hacia el consumo y la cultura mediática.
Puerto Rico hace tiempo que enfrenta una recesión económica que ha provocado paulatinamente la crisis del Estado Benefactor y con ello el aumento del desempleo, los impuestos, el recorte de ayudas y de programas de servicios sociales fundamentales, afectando a todos los puertorriqueños en general.
Sin embargo, cuando estudiamos profundamente el impacto que todo esto ha tenido en los diferentes grupos generacionales, nos percatamos de que es a los y las jóvenes a los que más duramente les ha tocado sobrellevarlo. Aquella idea de un futuro en el que los adultos, inspirados en la solidaridad intergeneracional, serían los responsables de guiar el destino de las nuevas generaciones, ya no tiene el mismo sentido.
En la actualidad la juventud puertorriqueña no es el foco de atención para quienes hacen las leyes, las aprueban y las hacen valer. En ese tiempo, el gobierno no vacila cuando hay que reducir los programas de ayudas a jóvenes, aumentar los costos de la educación, el cierre de escuelas, la reducción de maestros, la reducción de servicios de salud, el aumento del desempleo, la amenaza constante de aumentar las matrículas en la Universidad de Puerto Rico, entre otras medidas.
Nuestra juventud está siendo condenada a vivir en condiciones de pobreza. Todo lo anterior, ha traído como resultado que las relaciones entre jóvenes y adultos se den en el contexto de luchas generacionales e ideológicas tensas, ya que los reclamos y necesidades de la juventud no son considerados como prioritarios al nivel nacional.
Se augura que en los próximos años habrá mucho trabajo precario (la ausencia de trabajo seguro, permanente y bien pagado) y en el peor de los casos, un mayor desempleo entre los(as) jóvenes, lo que provoca que se sientan constantemente entre la espada y la pared. El discurso que utilizaron los padres y las madres en los setenta y con el que crecimos muchos, de “estudia para que trabajes y tengas una vida digna” ya no parte del mismo referente.
En el fondo, la juventud, está consciente de que muchos tendrán que vivir con sus padres y madres por mucho tiempo pues, será la manera de garantizar un nivel de consumo mínimo, o en el peor de los escenarios, vivirán de alquiler o construirán sus viviendas encima de las de sus progenitores pues independizarse de la familia tiene un alto costo en este momento. Es una juventud que se sabe al margen del poder político y viviendo una sociedad de control en las que a diario son regulados los mínimos aspectos de la vida cotidiana. Se criminalizan sus estilos de vida y se cuestionan constantemente sus actitudes.
Colapso Tropical
En el momento en que les ha tocado vivir, un grupo de jóvenes, motivados por la profesora, Ninoshka Coll Martínez y un grupo de colaboradores y colaboradoras han organizado con mucho esfuerzo la Exposición Colapso Tropical. Utilizando como pie forzado el concepto colapso se refieren a la destrucción que dejó María a su paso, pero también a la que han provocado los políticos corruptos y su impacto en las identidades políticas de los puertorriqueños. Se destaca, además, la importancia de las luchas sociales para la reconstrucción del País.
En la exposición se presentan aproximadamente 20 trabajos artísticos, entre los que se destaca la pintura, fotografía, escultura y el performance. Podemos observar en la exposición las diferentes subjetividades que portan los jóvenes en esta época y las visiones que sobre la crisis tienen, utilizando el arte como medio para expresarse.
Entre los temas que exploran se encuentran: la crisis económica y los efectos del Huracán María, la insatisfacción con el gobierno, la kakistocracia (inspirada por el libro de Emilio Pantojas), diversas miradas sobre la identidad nacional, su cultura política, la sociedad de consumo, la incertidumbre y ansiedad que les causa pensar en el futuro, los problemas del colonialismo y la opresión.
También se resalta la necesidad de utilizar el arte para hacer crítica a nuestra historia cultural, la esperanza de lograr algún cambio y la resistencia como estrategia. Es una exposición llena de simbolismos y representaciones culturales desde la mirada de artistas jóvenes. Al entrar a la exposición rápidamente nos provocan, preguntándonos en el contexto de la crisis económica y política que vivimos: ¿Qué nos representa como cultura en la actualidad? ¿Cuál es nuestra identidad? ¿Quiénes somos? y ¿Quiénes seremos?
La juventud puertorriqueña enfrenta lo que Henry Giroux (2012) ha definido como la cultura de la crueldad. Se refiere al hecho de que los grupos conservadores y religiosos le imponen a la juventud como deben vivir y hasta las formas de ser; condenándoles a vivir la peor de las incertidumbres.
En la Isla, hay una juventud que se siente traicionada y heredera de problemas como el abuso policiaco, la corrupción gubernamental, la decadencia de la administración pública, los problemas del bipartidismo, la dependencia económica y política, un gobierno quebrado y problemas ambientales, entre otros.
Por todas estas razones, les invitamos con alegría a ver la exposición Colapso Tropical, que se exhibe en el tercer piso de la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, y estará abierta al público en general hasta el 9 de febrero, en el horario de 8:00 a.mm a 4:00 pmm. Estoy segura que, de hacer el viaje a Cayey, no se arrepentirán.