No es raro pasearse por algún centro comercial del país, por algún recinto universitario o por cualquier sitio donde predomine la presencia de jóvenes para ver alguno con una camiseta alusiva a algún club de fútbol. Las hay del Real Madrid, del Boca Juniors, del Milán, del Riverplate, del Barcelona, del Cruz Azul. Las hay, además, de la selección de Brasil, de Argentina, de México, de Alemania, de Camerún. Incluso, durante estos últimos años, se ha podido ver una que otra de los Islanders de Puerto Rico, el primer club profesional de Puerto Rico, que en el 2008 se convirtió en un verdadero contendor entre los países de la región. Pero… ¿dónde están las camisetas de la selección de Puerto Rico? Mientras los Islanders han subido como la espuma, la selección nacional puertorriqueña ha avanzado a paso lento, aunque bastante sólido. No obstante, todavía no es factible decir que Puerto Rico se encuentra entre los mejores de la región. Falta todavía mucho para lograr que Puerto Rico alcance colocarse entre los mejores del Caribe, de América… mucho más para decir que está cerca de llegar a una Copa Mundial. Aún así, el ambiente es bastante favorable para lograr que Puerto Rico tenga un desempeño aceptable y, más aún, logre irse de tú a tú con los mejores del mundo. “Yo diría que nuestra mejor oportunidad para llegar a una Copa Mundial debe ser en el 2014”, comentó Joe Serralta, presidente de la Federación Puertorriqueña de Fútbol (FPF). Serralta, quien describe la evolución del balompié puertorriqueño durante los pasados años como “meteórica”, aludió a países más pequeños y de menor población que han logrado llegar a un Mundial para ejemplificar su punto de vista. “Tú me podrías mencionar a países pequeños, como Honduras y Jamaica, que han participado en Mundiales, pero yo voy más allá. El caso de Trinidad y Tobago es muy impresionante porque, no tan sólo está en nuestra región (centroamericana y caribeña), si no que es mucho más pequeño en cuanto a población y realidad socioeconómica se refiere”, expuso Serralta. “Y ya tú ves lo bien que lucieron en el pasado ciclo de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación). Eso es un gran ejemplo de una federación nacional trabajando de la mano con su comité olímpico y con los servicios que ofrece el Estado. Es una pena que eso aún no pueda pasar aquí”, señaló.
Trinidad y Tobago logró apenas un punto en su participación en el pasado Mundial. Empató un partido, perdió dos y no logró victorias. Sin embargo, su participación fue una de las más alabadas en esa copa, celebrada en Alemania, por lo vistoso y alegre de su ofensiva. Serralta señaló que Puerto Rico debe emular el caso de los trinitenses, enfocándose en lo que llamó las tres llaves para lograr que la selección triunfe. Para Serralta, el primer paso es profesionalizar el fútbol en Puerto Rico de manera masiva. “Un país sin profesionalización en el fútbol es incapaz de ganarle a un país que la tiene. ¿Por qué Trinidad y Tobago llega a un Mundial? Porque tiene una liga profesional y la manera de institucionalizar los programas de sus selecciones nacionales, no importa el grupo o la edad que sea”, argumentó Serralta. Además, de acuerdo con Serralta, es necesario contar con varios entrenadores nacionales con experiencia internacional. “No tan sólo debemos buscar ayuda de extranjeros con experiencia internacional, si no debemos también desarrollar nuestro propio talento técnico”, añadió el máximo jefe del fútbol nacional. Finalmente, como todo en la vida cuesta, hace falta dinero. “Necesitamos tener un presupuesto adecuado para poder tener la opción de ir a un Mundial. Esto fluctúa entre $30 y $40 millones para el ciclo de cuatro años. Por ejemplo, Bermuda, un país muy pequeño, recibe del gobierno entre $3 y $4 millones al año para el fútbol. Tenemos que entender que para llegar a un Mundial hay que medirse a la elite”, sostuvo. Durante los pasados cuatro años, el gobierno, a través del Departamento de Recreación y Deportes (DRD), les otorgó $170,000, cantidad con la que han tenido que hacer milagros, indicó Serralta. También necesitan ayuda de socios corporativos, igual que la han recibido en el pasado otras selecciones nacionales, como la de voleibol y la de baloncesto, destacó. De acuerdo con Serralta, es necesario costear toda la logística de los distintos torneos internacionales, como hoteles, viajes y comidas, sin contar lo que cuesta un buen equipo técnico y un buen núcleo de escuchas que puedan identificar con éxito el talento boricua en el exterior. El técnico Collin Clarke, piloto de los Islanders, dirige la selección puertorriqueña de fútbol. El mejor desempeño de la selección nacional fue en marzo de 1994, cuando alcanzó la posición número 97 del escalafón mundial de la FIFA. En noviembre de 2004, Puerto Rico tocó fondo al ser clasificado en la posición 201. En octubre de este año, se encontraba en el puesto número 144, luchando aún su entrada el Mundial de 2010, aunque el futuro no luce muy prometedor, pues depende de que algún equipo retire su participación. Una sola derrota, un 4-0 ante Honduras, los sacó en el papel del Mundial de 2010. No obstante, Serralta considera que, si se hacen las cosas bien, hay un brillante porvenir. “La selección mayor perdió un solo partido en Honduras, 4-0, y eso nos sacó del Mundial, porque en el segundo juego nos fuimos adelante 2-1 y nos empataron. El mensaje es que el potencial del futbolista puertorriqueño es bueno y que lo que falta es dinero para poder institucionalizarlo. Creo que estamos cerca de eso”, expresó Serralta. Según el federativo, los esfuerzos por lograr esta meta están ahí. La FIFA, mediante su programa de desarrollo en países con poca actividad de fútbol, le otorgó a la FPF una aportación de 1.2 millones de dólares. El gobierno central se suponía que les diera $1.8 millones más para cuadrar un presupuesto de $3 millones que sería utilizado para realizar el Proyecto Gol, un centro de capacitación que serviría para el desarrollo del balompié puertorriqueño, como sucede alrededor del mundo. “En el 2004, la FIFA se nos acercó y nos dio su aportación. Se hicieron los planos, se aprobaron y hasta se hizo una subasta para la construcción. El DRD se comprometió en ayudarnos a lograr este sueño, con una construcción en el área de Country Club en Carolina, donde está ahora mismo el estadio de fútbol. Lo que buscamos es un centro especializado en fútbol, como lo tienen todos los países, pero parece que el DRD y el gobierno central prefieren que el espacio que ya teníamos destinado para eso esté en ruinas y destruido a darlo para que se convierta en nuestro centro principal de entrenamiento. El COPUR tampoco nos ha dado mucho que digamos, pero esperamos que ahora que David Bernier está ahí nos ayude de verdad, pues con el DRD no se pudo hacer mucho. Nosotros podemos sacarle provecho a los ocho meses en que no se juega béisbol y utilizar los parques de pelota, pero necesitamos nuestro propio centro, para poder desarrollar bien este deporte. El cheque de la FIFA está ahí todavía, esperando por la ayuda que se supone nos dé el gobierno”, puntualizó. Por otro lado, Serralta se siente entusiasmado pues por fin Puerto Rico tiene una liga de fútbol profesional, la Puerto Rico Soccer League (PRSL), que, aunque tiene nombre anglosajón, parece tener en mente el desarrollo verdadero del balompié profesional en la Isla. Su presidente, Mike Roca, explicó cuán difícil fue lograr darle vida a una liga profesional boricua. “Nos tardamos como un año en organizar ocho equipos. No fue fácil, en especial lograr la dinámica con los municipios y luego buscar los auspiciadores para los clubes, pues esto era una cuestión a nivel profesional y mucha gente habla mucho cuando se trata de algo así y luego no hacen nada”, explicó Roca, señalando que en la primera temporada de la liga cada equipo gastó entre $120,000 y $150,000. Para Roca, quien entiende que el fútbol permaneció relegado en Puerto Rico debido al empuje de la cultura estadounidense al béisbol, baloncesto y voleibol, fue imperante realizar esta liga con una primera y segunda división, al estilo del fútbol europeo y latinoamericano. Con ocho equipos de primera división, la PRSL debutó a finales de junio con un torneo de 56 partidos. Los clubes que figuran en el torneo son el Ponce River Plate, respaldado por el equipo grande argentino del mismo nombre; el Guaynabo Fluminense, con el apoyo del Fluminense de Brasil; el Bayamón Sevilla, que cuenta con el impulso del club Sevilla de España; el Humacao Tornado, respaldado por el club Pachuca de México; el tradicional Academia Quintana, de Río Piedras; el Caguas Huracán y el Atlético de San Juan. El Bayamón Sevilla ganó el primer torneo y a finales de octubre pasado viajó a España a presentarle el cetro de campeón al club grande. En la División II figuran el Vega Baja Fénix, el Club Atlético Levittown, los Indios de Mayagüez, el Puerto Rico Islanders C, el Spartans FC y el Real Atlántico. El ejecutivo mayor de la PRSL aseguró que no debe existir temor por que la profesionalización del fútbol en Puerto Rico lo aleje de los sectores más pobres del país. Al contrario, según Roca, “el fútbol tradicionalmente ha sido un deporte que sale del residencial público”. De acuerdo con Roca, aunque esto ha ido cambiando con el desarrollo de los distintos clubes a nivel mundial, y muchas familias de la clase media y alta están pendientes al fútbol, no es tradicionalmente un deporte de clase elite. Sigue siendo el deporte que más fácil resulta de jugar. “Quizás parezca así por la percepción que le da la prensa, pero no. El mejor ejemplo de esto es el club Quintana, que sale de un residencial público. Pero, comparado con el béisbol, donde necesitas un guante y un bate, solamente necesitas una bola para poder jugar. Claro está, las instituciones como el DRD y el Departamento de Educación tienen tremenda oportunidad y, quizás hasta la responsabilidad, de aprovechar esto”, manifestó Roca, al tiempo que aclaró que “es hora que también la empresa privada comience a invertir en esto… Puerto Rico ya se está atemperando al resto del mundo”.