Una de las sagas más exitosas y fantásticas del séptimo arte (y de la literatura), regresa a la gran pantalla de forma majestuosa y magnífica. La Tierra Media (Middle Earth) de J.R.R. Tolkien vuelve a cobrar vida en The Hobbit: An Unexpected Journey, tal como lo hiciera hace 11 años, cuando se estrenó la trilogía del Señor de los Anillos (LotR por sus siglas en inglés): The Fellowship of the Ring (2001), The Two Towers (2002) y The Return of the King (2003).
Bueno, quizás no de la misma manera y es que, a pesar de que Peter Jackson se encuentra nuevamente en la silla del director, esta nueva trilogía se diferencia de la anterior en varias cosas, siendo las más resaltantes, el acercamiento muy diferente al mundo de Tolkien y una dirección de arte más caricaturesca y aún más brillante.
Comencemos con la historia. Basada en la novela corta de Tolkien “The Hobbit”, Jackson ha decidido hacer una trilogía nueva. Tomando en cuenta que esta vez tiene mucho menos material que adaptar que cuando hizo LotR, en esta ocasión no sólo se toma la libertad de añadir material al texto original, sino que no es tanta la información que tiene que procesar el público entre escena y escena.
Sesenta años antes de los eventos de LotR, el hechicero Gandalf el Gris, involucra al hobbit Bilbo Baggins en la aventura de 13 enanos que luchan por rescatar su reino, que fue invadido por un terrible dragón. Durante esta épica hazaña, nuestro pequeño héroe se enfrentará a orcos, goblins, trolls y una gran cantidad de criaturas fantásticas, además de encontrarse con el anillo único, que desata los acontecimientos de la trilogía de LotR.
Además, se comienza a tejer la trama de cómo la maldad de Sauron empieza a desplegarse por la Tierra Media, uniendo así ambas trilogías de modo espectacular.
En rasgos generales, The Hobbit: An Unexpected Journey es una gran película. Si la tomamos en sí misma es impecable y sin fallas. A pesar de las dos horas y 49 minutos que dura, el ritmo es bastante acelerado y la narrativa lo suficientemente dinámica, como para que el espectador no sienta lo extensa que es (y vaya que lo es).
Las actuaciones del elenco son geniales. Sir Ian McKellen retoma de forma impecable su mágico papel como Gandalf, el divertido Martin Freeman hace un joven Bilbo Baggins encantador, Richard Armitage interpreta al rey enano Thorin Oakenshield de un modo tan fascinante, que la presencia del personaje en pantalla es impresionante y majestuosa. Asimismo, los otros 12 enanos son representados de manera tan divertida y única que cada uno tiene su propia personalidad y encanto. De igual modo, los cameos de otros personajes de la saga de LotR deslumbran la pantalla con su presencia.
Musicalmente, la banda sonora mantiene rasgos de la de LotR, pero crea un nuevo repertorio de temas increíbles. Las canciones son realmente hermosas y la melodía principal es tan emblemática como la de la primera trilogía. Visualmente es también un espectáculo. La dirección de arte, el maquillaje, la fotografía y los efectos especiales son bárbaros. Todos estos elementos confluyen para que el mundo de Tolkien brille como nunca había brillado.
Y es que, efectivamente, la Tierra Media nunca había sido vista de este modo y este es, posiblemente, el primero de los problemas del film. A pesar de ser maravilloso en sí mismo, los conflictos comienzan a aparecer cuando se contrasta a esta película con LotR. Personalmente, soy de los que opina que una película debe ser evaluada por méritos propios y no por comparación, pero es casi imposible no hacer la relación entre ambas sagas, sobre todo porque al principio de El Hobbit, tenemos una secuencia que hace referencia directa al inicio de The Fellowship of the Ring, con los mismos actores, escenarios e incluso, la misma línea temporal. Con esta escena, no hay modo que uno no empiece rápidamente a hacer comparaciones y es en ese momento cuando las contradicciones y los contrastes aparecen.
Primeramente, tengamos en cuenta que El Hobbit es un cuento más infantil que la oscura saga de LotR, y así la han tratado Peter Jackson y su equipo. No sólo la narrativa es más liviana sino que, los niveles de violencia son considerablemente más bajos y el humor y la comedia tonta posee niveles mucho más altos. Personajes como los tres trolles que recuerdan a los tres chiflados o un Radagast (uno de los cinco magos de la Tierra Media) bastante gracioso y un poco tonto (genialmente interpretado por el veterano Sylvester McCoy), impregnan la trama de un tono más ligero y humorístico que las oscuras y serias tonalidades de LotR.
Incluso el diseño de los monstruos y las criaturas malignas del Hobbit demuestra este acercamiento más infantil. Los orcos y demás criaturas son más caricaturescos y estilizados que en LotR. El ejemplo más concreto es el caso de los Huargos, que pasaron de ser toscos y de cabeza plana y redondeada; a ser más parecidos a lobos. Otro caso concreto es uno de los reyes orcos, que definitivamente es todo un personaje infantil (la influencia de Guillermo del Toro, quien no sólo colaboró con el guión sino que participó en la producción, es notable en este aspecto).
Pero lejos de ser algo negativo, este acercamiento hace que El Hobbit sea bastante interesante. De haber mantenido el tono oscuro de la trilogía de LotR, el Hobbit podría haber sido más de lo mismo. Claro que hubiese funcionado posiblemente, pero no habría sido ningún riesgo. No hubiese habido ninguna innovación en el regreso a la mitología de Tolkien. Sin embargo, Peter Jackson nos muestra que hay aún más modos de retomar la Tierra Media, sin caer en repeticiones y redundancias. A pesar de que choca en un principio, pensar que estamos volviendo a la misma magia de LotR y encontrarnos con un Middle Earth tan cambiado, en pocos instantes se comienza a disfrutar del nuevo rostro de este mundo y su mitología.
Ahora bien, ¿la peor parte de The Hobbit: An Unexpected Journey? Tener que esperar un año para poder ver la continuación y saber que luego de esto, tendremos que esperar un año más para la culminación. Tal como pasó en 2001, la historia queda inconclusa.
El film no se siente sin final, pero si nos quedamos con la intriga de cómo continuará el cuento de Bilbo y los 13 enanos. Tendremos que esperar a que en 2013 se estrene The Hobbit: The Desolation of Smaug y en 2014 The Hobbit: There and Back Again. En todo caso, tenemos Tierra Media para rato y cuánto me alegro por ello, porque ha regresado con toda la magia y el misticismo.
El autor venezolano es crítcio de cine y editor de video para la cadena Univisión.