
Hoy a las 7:00 p.m. en el Teatro Emilio S. Belaval de la Universidad del Sagrado Corazón será la presentación del libro "La noticia y yo: nuestros periodistas y sus memorias", moderado por Yolanda Vélez Arcelay y comentado por los autores Ruth Merino, Jorge Rivera Nieves, Nilsa Pietri, Cruz Roqué-Vicéns, Arturo Yépez y Rafael Matos. La actividad es libre de costo y abierta al público en general.
La Editorial de la Universidad de Puerto Rico (UPR) publicó recientemente la antología de textos La noticia y yo: nuestros periodistas y sus memorias, en la que un escogido grupo de periodistas puertorriqueños relatan sus experiencias en la profesión, que abarca desde la década del 50 hasta la del 90. La colección funge como narración para las próximas generaciones de cómo se ejercía el periodismo en la “prehistoria” del medio en Puerto Rico, una de teletipos, maquinillas, tinta china y fotografías para revelar en cuartos oscuros.
Como ejercicio de reseña y reflexión, la redacción de Diálogo ofrece aquí una muestra de lo que se puede encontrar en la antología, haciendo una selección que refleja la variedad de temas que cubren los memoristas.
La actual generación de periodistas de la era digital le extiende una mano al pasado para honrar a los veteranos y se quita el sombrero en agradecimiento a ellos y ellas.
Robert Friedman
“Asesinos a sangre fría”, la aportación de Robert Friedman, parece anticipar con su título una anécdota de periodismo sensacionalista. Sin embargo, el exreportero del ahora difunto The San Juan Star, entrega una sobria meditación sobre los homicidios por motivos políticos ocurridos durante su tiempo trabajando en los medios.
Friedman comienza haciendo hincapié en un cambioparadigmático que le chocó personalmente. En el 1977, cuando el ciudadano estadounidense y agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), Allan Randall, fue asesinado en su hogar en Condado, Friedman sintió la necesidad de escribir una columna de opinión después de recibir los datos vinculados al motivo de la muerte.
En un comunicado a los periódicos de San Juan, los asesinos anónimos declararon que sospechaban que Randall espiaba a los movimientos laborales incipientes del País. Para ellos, eso era razón suficiente para eliminarlo.
Friedman entiende y entendió en su momento que la declaración del comunicado establecía un precedente para el uso de un nuevo Código de Hammurabi. Según el periodista, para los asesinos, "matar a Randall era un medio de lucha dentro del contexto de un proceso político global” y dejaba la puerta abierta para represalias.
Asimismo, Friedman añade otros dos asesinatos del lado derechista de la moneda para probar su punto y mantener un balance: la masacre de Cerro Maravilla y el asesinato de Carlos Muñiz Varela. De este modo enmarca los actos homicidas de justificación ideológica como peligrosos y errados, sin importar el bando que los emplee.
Con sus memorias, el periodista no parece querer hacer grandes declaraciones, sino recordar cómo los asesinatos “basados en consideraciones filosóficas” tuvieron su época y ahora han sido sustituidos avasalladoramente por los incidentes relacionados al narcotráfico.
Mauricio Pascual
¿Quién pensaría que en el siglo XXI un par de nalgas resultaría un elemento esencial para la portada de un periódico?
Para el 1986, al parecer, no era aceptado ni mucho menos necesario exponer nalgas en una portada para lograr vender ejemplares. En "Las nalgas que no llegaron a la portada", el periodista y fotógrafo Mauricio Pascual recuerda con añoro unos glúteos que nunca pudo publicar en la portada del periódico El Mundo.
En aquel entonces, las manos de la Policía de Puerto Rico agarraron a un individuo por los pantaloncillos en una redada en la barriada La Perla del Viejo San Juan. En ese preciso momento, el lente de Pascual capturó un par de nalgas fornidas de un narco mientras intentaba escapar.
La foto fue utilizada como parte del texto dentro del periódico. Los editores de aquel entonces la consideraron como ofensiva y de mal gusto para la portada de un domingo. Ahora pregunto, ¿cuántas nalgas por portada vemos en una semana?
Norma Valle
La segunda mitad del siglo XX fue una llena de retos para las mujeres que incursionaron en el periodismo. El sexismo, la desigualdad, la opresión y la censura hacían de la profesión una muy difícil. Por eso, las periodistas derrumbaron los muros que les impedían avanzar como comunicadoras.
La doctora Norma Valle, periodista y catedrática universitaria, narra en “Avanzan las mujeres en el periodismo” la historia del movimiento feminista que surgió con el impulso del Sindicato de Mujeres Periodistas a finales de 1960.
Con deseos de establecer nuevos paradigmas para las mujeres en el campo periodístico, Valle lideró el sindicato y el movimiento feminista junto a las comunicadoras Helga Serrano, Margarita Babb, Isabel Cintrón, Maggie Bobb y las fotógrafas María Cristina García y Sonia Cordero. Estas periodistas, entre muchas otras, identificaron como denominador común el deseo de desarrollarse profesional e intelectualmente.
A través del texto, Valle inmortaliza la historia, explicando cómo nacieron oportunidades para que las mujeres se desempeñaran en roles que históricamente habían sido terreno de hombres. Además, cuenta cómo, a través del movimiento, se avanzó la temática de la mujer y el género, el uso del lenguaje inclusivo y las cláusulas de derecho para las trabajadoras en la prensa.
Su lucha provocó cambios permanentes que transformaron el periodismo y la sociedad puertorriqueña. El movimiento feminista le dio voz y rostro a la mujer de la profesión que por tanto tiempo había sido callada e invisibilizada y suscitó la liberación femenina en la Isla y el mundo.
Eneid Routte-Gómez
Lo que se desenlaza en “Mis rotaciones en la sala de redacción” es una breve colección de recuerdos y anécdotas que abren el apetito del lector.
En su texto, la periodista Eneid Routte-Gómez intenta hacer una división entre su profesión y su vida personal pero no lo logra; tiene tantas cosas interesantes para contar que el límite editorial de palabras no fue ni será suficiente.
Su narración parte desde la historia de su padre, un ministro luterano afroamericano que se enemistó con el capítulo de Long Island del Ku Klux Klan por montarse en un vagón de tren para blancos. Su madre, una abogada de derechos civiles, corredora de bienes raíces y columnista para el Pittsburgh Courier,se reunió con el presidente Harry Truman para silenciar a la organización racista cuando quemaron una cruz frente al hogar del matrimonio. Mientras tanto la autora, en ese momento una niña, se estrenaba en su eventual profesión: repartía periódicos y revistas en Jamaica, Long Island, con la ayuda de un pequeño vagón rojo, al estilo Radio Flyer.
Después de trasladarse con su familia a Puerto Rico, cursó sus estudios universitarios como parte de la clase del 1961 de la Universidad de Puerto Rico. Es fácil creer cómo entonces esa fruta de tan prodigiosa cepa se movió desde el cuadro telefónico del The San Juan Star hasta cuanta posición hay en un periódico: correctora, editora y reportera; en fin, Routte-Gómez hizo de todo.
A finales del 1970, había vacante en el puesto de editora de la sección femenina y la periodista solicitó la posición. “Mis colegas masculinos en el Star se asombraron”, cuenta Routte-Gómez, ya que la consideraban una buena escritora y “una de las regulares de la bohemia” que tertuliaba, fumaba y bebía después de las horas de trabajo. Pero la reportera quería traer la sección femenina a la modernidad en la que el feminismo “se imponía sobre la frivolidad de las noticias sociales solo para mujeres”.
Un corto ensayo quizás no le dio a Routte-Gómez para contar todo lo interesante de su vida y labor, pero sí logró cautivarnos con su pasión para con la profesión.
David Acevedo
El texto “Un medio siglo detrás del lente” refleja cincuenta años de envidiable carrera periodística por tanta aventura y experiencia vivida. También es un lujo poder leer sobre ellas y soñar con vivir algo similar algún día en la profesión.
El autor del escrito, el fotoperiodista David Acevedo, nos deja con ganas de buscar una cámara y retratar el mundo. Su aportación a este conjunto de textos comienza con la mención de su mentor, el fotógrafo dominicano Atilano Sánchez Noble, y sobre cómo este le presentó la profesión que ejercería por el resto de su vida.
Con la labor relatada de Acevedo, podemos desprender varios avances para los fotoperiodistas y sus derechos, como la incorporación del crédito al autor de la foto junto al de la agencia noticiosa.
Una de las tareas más emocionantes en su carrera fue montarse en un avión militar para retratar otras naves haciendo piruetas en el aire. Era un sueño reprimido y fomentado por la película Hell’s Angels y la imagen de John Wayne como piloto.
Acevedo habla sobre su trabajo en El Imparcial y en The San Juan Star, y comparte sus anécdotas más memorables en el oficio que le “abrió las puertas que ni sabía que existían”.
Jorge Rivera Nieves
A propósito de recibir la llamada de una mujer preguntándole “¿le interesaría entrevistar a Filiberto Ojeda Ríos?”, el telereportero y ancla de Telenoticias (Canal 2), Jorge Rivera Nieves, narra la experiencia de haber entrevistado al revolucionario en el 1993 en su escrito “Entrevista inusual y clandestina”.
Para ese entonces, entrevistar a Ojeda Ríos era una de las mejores oportunidades que podría tener un periodista, ya que este se encontraba prófugo de las autoridades federales.
Fue una entrevista clandestina como bien sugiere el título: para llegar al encuentro, a Rivera Nieves le cubrieron los ojos con gafas que dificultaban la visibilidad y la orientación. Al arribar, al telereportero le tocó grabar con un camarógrafo enmascarado.
Cuando finalmente entró Ojeda Ríos, abrazó y agradeció a Rivera Nieves por haber aceptado hacer la entrevista, reunión que duró tres horas. El lunes al llegar al noticiero, Rivera Nieves se dirigió al Director de Noticias para decirle que tenía una entrevista en VHS con el revolucionario. Sorprendido, su director, Héctor Peña, brincó de la silla; la entrevista contó con altos niveles de audiencia y diversas reacciones.