La Orquesta Sinfónica en “close up”

La presentación al aire libre de la Orquesta Sinfónica deleitó a los presentes, donde la cancelación de la fecha inicial y el mal clima no detuvieron el ímpetu con el que la agrupación se manifestó frente a la Torre. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)

Con todo y el estruendo que podría causar el corno francés, la meticulosidad del trompista causaba que pareciera un instrumento delicado. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)

El ritmo completo de la presentación no fue dirigida por las partituras de los músicos ni por el director. La dirección estuvo a cargo de la batuta, el compás de tiempo al que todos los músicos estaban atentos y que brindó una hora de disfrute a los espectadores. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)

La violonchelista solía cambiar su enfoque muy pocas veces entre la partitura y la batuta. Más allá de esas dos, la concentración recaía en la armonía de las piezas. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)

Pocos tienen la dicha de decir que disfrutan lo que hacen, como es el caso de este violinista que, explícitamente, demuestra lo que es amor al arte en medio de la presentación de la orquesta. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)

La flautista, con cierto disimulo, entrelazaba la armonía de la flauta con el resto de la orquesta, dándole cierto aire de alegría a las piezas. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)

El momentum de un instrumento tan estruendoso depende del trompista, la clave que define la musicalidad del corno francés. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)

Con la delicadeza que se merece el instrumento, el arpa se iba introduciendo lenta y sigilosamente a la armonía de las piezas. (Andrés Santana Miranda / Diálogo)