Mucho se ha comentado sobre la Carta Circular de equidad de género implementada bajo la administración de Alejandro García Padilla. Ya el gobernador electo Ricardo Rosselló anunció que derogará dicha carta para “garantizar” que la educación sexual de los niños y niñas recaiga en los padres.
La situación remite a la frase de Baltasar Gracián: “El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”.
Este asunto no es nuevo. Incluso, es bueno recordar que la Ley 108-2006, ley que impuso al Departamento de Educación la responsabilidad de promover un currículo con equidad de género, fue aprobada por la Legislatura del Partido Nuevo Progresista (PNP) y firmada por el gobernador Aníbal Acevedo Vilá en acuerdo bipartita.
La educación con perspectiva de género poco tiene que ver con la educación sexual. Incluso, algunos han osado decir que lo que pretende la equidad es enseñar una orientación sexual, como si esta pudiese escogerse o enseñarse. Nada más lejos de la realidad.
Lo que se pretende, a través de un currículo con perspectiva de género, es que todo niño y niña reciba una formación académica transversal basada en la idea de que todos somos seres humanos y merecemos el mismo respeto y dignidad. Busca erradicar el discrimen, los prejuicios, los crímenes de odio, la violencia contra la comunidad LGBTT y las mujeres; busca eliminar las distinciones entre hombres y mujeres, de que si eres hombre no debes ser enfermero o maestro porque son profesiones “para mujeres”, mientras que una dama no puede ser policía. También busca erradicar la cultura patriarcal socializada y promovida por una educación anquilosada en el siglo pasado.
Enseñar a que un niño o niña respete a su compañero o compañera por su orientación sexual no es enseñarlo a ser homosexual o lesbiana. Se trata de hacer valer, a través de la educación, la Sección 1 del Artículo II de nuestra Constitución: promover que la dignidad del ser humano sea inviolable.
Desde hace más de una década, ONU Mujeres, una entidad de la Organización de las Naciones Unidas que se especializa en promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, ha recalcado que los esfuerzos para evitar una cultura de violencia deben enfocarse en la niñez y la juventud, pues es mediante la formación de valores, respeto y equidad que se logra combatir la violencia de género. Para lograrlo, es necesaria la incorporación de la perspectiva de género en los currículos escolares, prácticas educativas y actividades extracurriculares, tal y como ha estado haciendo Puerto Rico desde febrero de 2015.
¿Por qué aunque el 53 por ciento de la población puertorriqueña son mujeres, están relegadas a posiciones inferiores de poder? Solo ha habido una gobernadora. Además, solo representan un tercio en la Judicatura y una minoría en la Asamblea Legislativa. Tampoco reciben igual paga salarial respecto al hombre y en la tasa de violencia doméstica copan las estadísticas de órdenes de protección, procesos judiciales y muertes.
¿Y algunos dicen que no hace falta educación con perspectiva de género?
“Educad al niño de hoy y no castigarás al hombre del mañana”- Pitágoras.