El periódico español El País, publicó en su versión digital un artículo que propone que la Internet ha cambiado la forma de pensar de sus usuarios. Pero este diario europeo no es el único que ha realizado dicho planteamiento. En Estados Unidos, el ensayista y experto en Tecnologías de la Información, Nicholas Carr, propuso el debate en su escrito: Is Google making us stupid? (¿Esta Google volviéndonos tontos?) publicado en la revista The Atlantic Carr.
"La lectura profunda que solía suceder de forma natural se ha convertido en un esfuerzo", señala Carr. "Mientras Internet se convierte en nuestro medio universal, podría estar re adiestrando nuestros cerebros para recibir información de manera muy rápida y en pequeñas porciones", añade. Denuncia este experto que la forma en que el individuo accede Internet hace que perdamos nuestra capacidad para mantener una línea de pensamiento sostenida durante un periodo largo.Los planteamientos de Carr son sustentados por escritos de neurólogos que aseguran que todas las actividades mentales influyen a un nivel biológico en el cerebro; es decir, en el establecimiento de las conexiones neuronales, la compleja red eléctrica en la que se forman los pensamientos. "El cerebro evolucionó para encontrar pautas. Si la información se presenta en una forma determinada, el cerebro aprenderá esa estructura", explicó Beau Lotto, profesor de neurociencia en el University College de Londres. "Luego habría que ver si el cerebro aplica esa estructura en el modo de comportarse frente a otras circunstancias; no tiene por qué ser así necesariamente, pero es perfectamente posible", añadió.La incertidumbre se cuela en los argumentos de Carr, en los que vaticina que no necesariamente esta influencia será positiva. Carr anticipa que dicha influencia será mayor a medida que aumente el número de personas que utilizan la red. Dos páginas web de investigación (British Library y otro del Joint Information Systems Comittee (JISC), un consorcio educativo estatal) que proporcionan material de lectura y estudio a sus usuarios llevaron a cabo una investigación que arrojó que al recopilar los registros, se advirtió que los usuarios sólo "echaban vistazos" a la información, en vez de detenerse en ella. Saltaban de un artículo a otro, y no volvían atrás. También solían dedicar una media de cuatro minutos por libro electrónico y ocho minutos por periódico electrónico.
"Está claro que los usuarios no leen online en el sentido tradicional; de hecho, hay indicios de que surgen nuevas formas de lectura a medida que los usuarios echan vistazos horizontalmente a través de títulos, páginas y resúmenes en busca de satisfacciones inmediatas", lee el documento. "Casi parece que se conectan a la Red para evitar leer al modo tradicional", observa.