En la reciente Conferencia Hermenegildo Ortiz Quiñones de la Escuela Graduada de Planificación, el director del Instituto de Estadística, Mario Marazzi, afirmó la importancia de la data en la sociedad del conocimiento. Sin embargo, indicó que en las pruebas del Departamento de Educación en el área de matemáticas solo el 5% obtuvo una puntuación de nivel proficiente. Por otro lado, mi hijo, el doctor Rafael A. Irizarry Quintero, profesor de bioestadísticas en la Universidad de Harvard, insiste en la necesidad que hay en Puerto Rico de más estadísticos para potenciar nuestra producción de conocimientos y sus aplicaciones en las ciencias. Si interesamos que nuestro país se inserte en la sociedad del conocimiento es necesario mejorar la habilidad de la población en las competencias de razonamiento cuantitativas necesarias para desempeñarse en el escenario de información, tecnología y comunicación que distingue a esta época.
Tomando del Informe “La Interpretación y la Comprensión: Elementos Fundamentales del Razonamiento Cuantitativo” (publicado por el Centro de Excelencia Académica, UPR-Río Piedras) definimos el razonamiento cuantitativo como:
“El razonamiento cuantitativo es esencial para convertir datos en información y conocimiento. Incluye producir, identificar, accesar, comprender, analizar e interpretar datos e información cuantitativa en el contexto de la vida diaria, el trabajo, y de situaciones y problemas en el área de estudio. El razonamiento cuantitativo incluye también la intuición para mirar críticamente la información cuantitativa y evaluar la razonabilidad de los resultados. Se refiere además, al uso de la tecnología y la aplicación de conceptos y principios matemáticos y estadísticos para representar y entender situaciones diversas, hacer inferencias, construir y evaluar argumentos basados en evidencia y comunicar hallazgos y conclusiones”.
Vemos que el razonamiento cuantitativo es un proceso amplio que se utiliza para comprender el entorno y transformar la información generada en conocimiento útil. Este proceso incluye aspectos que tradicionalmente no han sido la prioridad en los contenidos y enfoques de cursos de matemáticas y estadísticas. Es imperativo revisar el currículo de matemática desde los grados primarios para integrar los contenidos y enfoques que requiere el razonamiento cuantitativo.
Comencemos por el contenido. Nos debemos preguntar si los contenidos del currículo de matemática actual apoyan el desarrollo del razonamiento cuantitativo. Esta es una pregunta que requiere una discusión amplia que va más allá de lo que podamos analizar en este artículo. De hecho, lo que intereso es argumentar que esta revisión es necesaria. El currículo de matemática se basa en cómo formar a un futuro matemático. Así se incluyen temas que necesitarán los futuros matemáticos, pero que no son necesarios para la formación de la gran mayoría de los estudiantes. Por ejemplo, ¿cuándo necesita un ciudadano sumar, restar, multiplicar o dividir fracciones? Lo importante es que reconozca cuándo necesita una de estas operaciones, que sepa que todas las fracciones se pueden cambiar a decimales y entonces puede realizar, utilizando las calculadoras, las operaciones con los decimales. Así podemos identificar múltiples áreas que solo las necesitan los interesados en la matemática o en las áreas que la utilizan como su lenguaje. Por otro lado, el currículo apenas incluye conceptos estadísticos tan importantes en el análisis de datos. Es pues necesario revisar el currículo, ofrecerle a todos los conceptos matemáticos necesarios para participar en el diálogo como ciudadano y dejar las áreas especializadas para los que la necesiten.
Tan importante como revisar los contenidos es revisar el enfoque de enseñanza. La matemática es una de las disciplinas más incomprendidas. La concepción que existe en gran parte de la población sobre la misma es que consiste de una serie de reglas que nos ayudan a realizar cálculos numéricos. A partir de esta interpretación la matemática se enseña como una serie de fórmulas para realizar diferentes cálculos. La matemática, sin embargo, como la mayor parte de los campos del saber, se desarrolló por el interés del ser humano en entender e interpretar su mundo. La enseñanza de la matemática debe, pues, partir de contextos con sentido para el estudiante como una herramienta para entender o interpretar el mismo. Por ejemplo, si interesamos introducir la medida en segundo grado, podemos partir de la pregunta, ¿cuánto crecemos en un año? Al considerar la pregunta iniciamos discutiendo con los estudiantes sus nociones de medida, construyendo a partir de éstas, nociones más sofisticadas que la matemática ha desarrollado. Esto debe ser así para todos los conceptos.
Además de enseñar la matemática con sentido es importante enseñar a matematizar. Como muy bien plantea el matemático y educador holandés Freudenthal, “… the learner should reinvent mathematizing rather than mathematics; abstracting rather than abstractions; schematizing rather than schemes; formalizing rather than formulas; algorithmizing rather than algorithms; verbalizing rather than language.” En otras palabras, en el aprendizaje de la matemática, tan importante como aprender los conceptos es aprender los procesos de la matemática que son fundamentales en la interpretación, comprensión y evaluación de la información cuantitativa. Reenfoquemos la enseñanza en esta dirección y estaremos apoyando el desarrollo de mentes analíticas que nos apoyen a buscar solución a los problemas de nuestro país.