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La muerte de la esteticista y empresaria Maribel Castrodad ha tomado al pueblo puertorriqueño por sorpresa. Consternación, tristeza y dolor son los sentimientos que han surgido a raíz de este suceso. Pero el mayor impacto ha sido el hecho de que sea una figura pública. Este caso enfatiza el mero hecho de que la violencia no discrimina, no le importa la raza o color, ni el nivel socioeconómico. Y cuando la irracionalidad invade no existen los cabales para detener una cólera desenfrenada.
Es la cólera ese agente peligroso, que se cuela en el carácter de una persona y no mide sus actos. No piensa, no razona, y muchas veces termina en tragedias como éstas.
Tal vez esto fue lo que ocurrió con el victimario de la esteticista, el promotor de espectáculos, José Pabón Lugo. Aunque realmente no sabemos el detonante de este acto violento, sí conocemos –a través de varios rotativos del País- que surgió una discusión entre Castrodad y Pabón Lugo. Esta pareja mantuvo un matrimonio de 30 años, pero hace más de un mes se habían separado. Incluso, el periódico El Vocero publicó que, el pasado 9 de abril Castrodad obtuvo una orden de protección contra Pabón Lugo, la cual vencería en abril de 2011.
Sin embargo, ese papel que “impedía” que éste se le acercara a la mujer de 53 años no sirvió de nada. Pabón Lugo logró acceso a la urbanización donde una vez vivió con Castrodad y allí –sin importar que hubiera testigos (vecinos)- desenfundó su arma contra ella.
Ese domingo 13 de junio, Pabón Lugo desató su cólera contra Castrodad. Cuatro balazos la dejaron tirada frente a su casa. Mientras que Pabón Lugo dio por muerta a ésta, él se privó de la vida haciéndose un disparo en el abdomen, otro en el pecho y el último en la sien. Castrodad murió más tarde, mientras era atendida en el Centro Médico en Río Piedras.
Entonces, ¿por qué otorgar una orden de protección que, claramente, no brinda ninguna seguridad? Es obvio que un pedazo de papel no detiene a nadie.
En los distintos portales informativos los comentarios acerca de este incidente no se hicieron esperar. Los lectores criticaron la “famosa” Ley 54, la que se supone mantenga al agresor o acusado (o como lo quieran llamar) lejos de la persona que la solicita. Así como lo había hecho Castrodad. Pero, lo cierto es que esta ley se debe reforzar porque “un papel no detiene a un agresor”, comentó un lector en el vocero.com. A ésto añade que, se debe educar a la sociedad desde una edad temprana para evitar que nos convirtamos en una sociedad más violenta.
Y esa es la dura realidad, somos una sociedad cada vez más violenta. La muerte de esta mujer se da en menos de 24 horas tras el asesinato de la mujer policía, Iris Muñoz, en Guayanilla. Muñoz –al igual que Castrodad- murió a manos de su ex compañero consensual.
En cambio, a diferencia de Castrodad, Muñoz no era una figura pública. No obstante, pasó a ser otra víctima más de violencia.
Por su parte, Castrodad y Pabón Lugo fueron una pareja socialmente reconocida. Ambos formaron parte del mundo del espectáculo, ella haciendo apariciones en televisión vendiendo sus productos y dando consejos de belleza; y él, promoviendo conciertos como el de The Rolling Stones en Puerto Rico. Y nadie esperaba que tuvieran este desenlace. Pero, como ya mencioné, la violencia no discrimina y una vez entra la irracionalidad a escena, no hay cordura que valga.