
El sol quemaba a las 3 de la tarde. Azotaba el asfalto sin pena, sin lástima del calor que sentía la brea, sin considerar las personas que utilizaban ¨ropa de trabajo¨. Intensamente brillante, mis espejuelos reflejaban la luz y no me permitía ver correctamente. Tomé el tren hacia el Departamento del Trabajo en Hato Rey desde la parada de la Universidad donde se habían congregado varios grupos que compartían mi destino.
Le caí a la Domenech y fui recibida por el mismo sol candente. Varios grupos cargaban pancartas, pasaban boletines, se identificaban bajo diferentes cruzacalles adornados con sus respectivos nombres.
El Frente Socialista, el Partido del Pueblo Trabajador, la coalición 8 de marzo, la FUPI, Jóvenes militantes del movimiento estudiantil, el Comité Contra la Homofobia y el Discrimen, todos en su lugar, en fila y adornados con sus colores. Cada uno se adhería a su causa. Yo no tenía ninguna en específica, tal vez la nostalgia por un romanticismo de izquierda.
Partimos como 300 de nosotros en una ruta hacia la UPR. Se cantaban consignas. Consignas que tocaban todo tema posible por existir. Consignas por la igualdad, consignas por la libertad sexual, consignas por derechos de reproducción, consignas contra la violencia, consignas y consignas, que nadie conocía. De vez en vez se clamaba el ya tan hogareños ¡Lucha sí, entrega no! Hasta allí también nos acompañó el eterno retorno del ritmo de la plena.
En el trayecto, se hicieron varias pausas para escuchar discursos de mujeres que clamaban. Se clamaba mucho más de lo que se celebraba. Las mujeres como parte integral de la sociedad, las mujeres como trabajadora, la mujer como madre, la mujer como estudiante, la mujer como distinta, como especial.
Esta marcha formó parte de la celebración del designado Día Internacional de la Mujer Trabajadora, convocado por la Coalición 8 de Marzo.
El Día Internacional de la Mujer trabajadora, fue establecido durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Copenhaguen en 1910. Aún más, esta festividad, reconocida por la Organización de la Naciones Unidas (ONU), se celebra anualmente en diferentes sectores sociales, acompañando su celebración con reclamos por los derechos de la mujer.