
Unidas, pícaras, sonrientes y joviales, así son las cinco trabajadoras de la aguja del Taller de Vestuario del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), dirigidas por el diseñador Miguel Vando.
Clara y Genoveva Tirado Viera, Felipa Mariño Gutiérrez, Anisa Masih Mariño y Ramonita Toro, son un claro ejemplo de lo que es un regimiento de hadas, la magia la crean con sus manos. Sus detalles cuidados a la perfección, hacen que la interpretación y los diseños de las producciones del teatro que se realiza en el campus riopedrense de la UPR sean excepcionales.
Tras los elegantes vestidos, deslumbrantes y sofisticados, pocos saben del ejército de costureras detrás de cada puesta en escena. Ellas se complementan y colaboran unas con otras en el arte de coser, transformar, teñir, reusar y construir cada pieza que utilizan los actores y actrices de las producciones del Teatro Rodante Universitario, Teatro Repertorio UPR, entre otros.
Su inspiración y alegría son los estudiantes universitarios. Se han convertido en sus bisabuelas, abuelas, tías y amigas. Clara y Genoveva son hermanas y llevan 27 y 28 años, respectivamente, trabajando en el Taller de Vestuario. Las hermanitas, como cariñosamente se llaman entre sí, expresaron que fueron inspiradas en el oficio por su madre, quien les cosía su ropa desde niñas.
Genoveva, de 81 años, recordó que desde temprana edad confeccionaba su ropa. “A los 14 años me hice mi primer traje, yo veía a mi mamá cosiendo, como la gente de antes era bien conservadora, me lo hice sin mangas… por poco me lo estrujan en la cara”, dijo. Añadió que llegó a trabajar en fábricas de trajes y en otras donde se confeccionaba ropa de hombre y ropa interior. Sin embargo, aseguró que llegar al taller de trabajo en la UPR-RP es su todo “hasta que Dios quiera… esta es mi diversión”.
Por su parte, Clara de 76 años, explicó que el arte de la costura lo “aprendí con mi mamá y seguí”. No obstante, se mantuvo tomando clases de costura, de mundillo y de tejer, entre otras.
En el grupo también están Felipa Mariño Gutiérrez y Anisa Masih Mariño, madre e hija. Felipa, quien está próxima a cumplir sus 89 años, lleva 15 años trabajando en el Taller de Vestuario. Doña Felipita, como cariñosamente le llaman, manifestó que una de sus mayores satisfacciones es ver a los estudiantes en escena con los vestuarios que fueron su creación. Añadió que se siente más joven, que los estudiantes y sus ideas así la hacen sentir.
Mientras Anisa, su hija, siguió los pasos de su progenitora y desde hace siete años ejerce funciones en el mismo lugar. Ella explicó el proceso de creación que siguen: “los diseños de acuerdo a la obra, a veces vienen directamente donde nosotras, ciertos personajes, si hay alguna duda lo hablamos con [Miguel] Vando, si tenemos una interpretación se lo comunicamos a él, es importante entender la época”. Felipa hace los patrones, de ser necesario ellas se encargan de alterarlos y adaptarlos a cada estudiante, señaló.
Anisa recordó que cuando llegó al Teatro, había ciertos detalles, que le resultaban curiosos. Les preguntaba a sus compañeras, “¿ustedes nunca van a los ensayos, a la obra?” Sus compañeras no leían las obras, Anisa, las leía para estar familiarizada, las analizaba, veía los cambios que hay cuando se lee, veía los ensayos y cómo podía ayudar a la utilidad del vestuario en escena.
El ambiente de armonía se percibe desde que entras al taller. El director y diseñador Vando se sienta en una máquina y cose con ellas. “Él corre y corre en el taller, siempre está”, sostuvo Genoveva.
Por otra parte, Ramonita Toro Morales, supervisora del Taller, colabora en el mismo desde que era estudiante, sin imaginar que iba a pasar los próximos 24 años de su carrera teatral a cargo de la selección, planificación y coordinación de los vestuarios del teatro que se hace en la Universidad. Ramonita coordina el equipo para los ensayos generales, las funciones, maneja los aspectos administrativos, los materiales y trabaja de lleno con las costureras.
“Soy la responsable de todo el vestuario, si hay que lavarlo, cambiarlo, hay vestuarios que requieren de ayuda para ponérselos, tengo que estar en los cambios de 5 segundos y el equipo de trabajo que colabora es muy importante”, expresó.
La también actriz señaló que adora “la actuación y lo más importante para mí es cuando viene un estudiante y me dice ‘gracias por lo que aprendí, por lo que me enseñaste’, esa es mi mayor gratificación. Eso quiere decir que estoy aportando” añadió. Ramonita, quien posee una maestría en Artes Escénicas y Teatro Educativo en la Universidad de Nueva York, manifestó que el Teatro es como su hogar, lo único que le falta es dirigir, tarea que aseguró, sus estudiantes la han motivado en varias ocasiones a ejercer, pero por falta de tiempo no ha ocurrido.
Las costureras tuvieron la oportunidad de trabajar también en la UPR-RP con la reconocida teatrera Gloria Sáez y confiesan haber aprendido mucho con ella. Cada cual sabe lo que tiene que hacer y se ayudan mutuamente. Depende de la prisa que haya, trabajan varias cosas a la vez y hasta los estudiantes se involucran cuando van al taller.