Basta mirar un ser humano a su rostro para descifrar parte de su historia. ¿En cuántas ocasiones tu presencia física ha estado en un lugar pero tu mente y tu espíritu andan en otro? El resquebrajado observa una danza. Su cuerpo posa de pie, su mente vuela. No podemos descifrar sus pensamientos, pero a su alrededor una nube borrosa lo rodea, algunas sonrisas salen a la luz, algunas pero no la de él. A su alrededor todo se mueve menos él. Su sonrisa quizás quedó atrapada en una memoria. Su sonrisa quizás se detuvo en un punto de su vida. La mirada fija, pero perdida, perdida y atrapada en una visión de lo que fue. Hay añoranzas, hay esperanza. Las marcas de la vida no pueden ser en vano. Todavía queda camino por andar, todavía quedan historias por inventar y memorias que guardar. Hay momentos que marcan para siempre la historia de un ser humano. Entonces despierta cada mañana pensando que no hay más, pero la magia es que sigue despertando… Siempre hay otra oportunidad. (Foto Ricardo Alcaraz/Diálogo)
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