En la lengua indígena del pueblo Kuna de la región de Colombia, Ecuador y Panamá, el término Abya Yala quiere decir “tierra de gran madurez” o “tierra de sangre vital”.
Ahora bien, hablemos de educación intercultural en el Abya Yala. Con el aval de varias organizaciones sociales y académicas, un grupo de jóvenes de distintos países de Latinoamérica ha creado la Expedición Abya Yala, que cruzará las zonas costaneras, amazónicas y andinas, desde Colombia hasta Ecuador el próximo mes de enero.
La travesía, organizada por la Fundación Wintata que crearon el brasileño Vitor Taveira y la colombiana Alejandra Martínez, comenzará en Colombia el 8 de enero y deberá finalizar en Ecuador el 7 de febrero. Esta propuesta está abierta a estudiantes, jóvenes y personas en general de todas partes de Latinoamérica.
La convocatoria se hizo a través de las redes sociales e incluye a Puerto Rico, y por eso hablamos con uno de sus organizadores, Taveira, un periodista brasileño de 28 años de edad graduado de bachillerato de la Universidad Do Espiritu Santo en Brasil y con maestría en estudios latinoamericanos de la Universidad de Barcelona. Taveira, quien como periodista independiente ha trabajado con los medios Opera Mundi, Caros Amigos y Carta Capital, le explicó en profundidad a Diálogo de qué se trata la Expedición Abya Yala y dónde encaja Borinquen en todo esto.
Cuéntanos qué es la Expedición Abya Yala. Danos detalles sobre de qué se trata. ¿Cómo surge la idea?
La idea de crear este proyecto viene de nuestras experiencias de viaje y vivencia con comunidades de nuestro continente que nos hizo percibir dos cosas. Lo primero es que el viaje es una herramienta pedagógica fantástica. El hecho de salir de su casa, de su zona de confort y encontrar al otro, al distinto, ya te abre la mente y el corazón. Obviamente no estamos hablando del viaje en el modelo del turismo de masa ‘de formato’, artificial, para mero descanso y entretenimiento, sino del viaje como un instrumento de búsqueda de aprender, conocer y entender otros mundos.
La meta es lograr confraternizar a 40 viajeros jóvenes de alrededor de Latinoamérica con distintas poblaciones indígenas y de descendencia afro en distintas partes de Latinoamérica. (http://expedicionabyayala.org)
Segundo, que las escuelas, las universidades, la prensa corporativa y otros medios que en general son los formadores de conocimiento y opinión masiva difícilmente incluyen lo indígena, lo campesino, lo afro, entre otros, de una manera efectiva y profunda, o sea yendo más allá del folclor, del idealizado o de la criminalización de sus luchas para mostrar realmente sus cosmovisiones, alternativas, propuestas y resistencias, hasta porque muchas veces pueden cuestionar los pilares de este mismo sistema que los excluye y beneficia a los que tienen el poder político, económico y mediático.
A partir de esto empezamos a construir el proyecto, planteándolo como la creación de un espacio itinerante para proporcionar un aprendizaje intercultural, vivencial y descolonizador. Son tres palabras claves. Este modelo de educación estandarizada y uniforme ya no cabe en el siglo 21. Aún es ampliamente hegemónico y tardará mucho superarlo pero entendemos que está decadente, porque ya no es la idea clave que mueve e impulsa los proyectos más innovadores y atractivos de la educación latinoamericana y mundial. Por esto necesitamos educación intercultural.
Recuperar la vivencia y el compartir, retomar el sentido de comunidad, es muy importante, porque la tecnología a veces tiene efectos contradictorios: de una manera acerca las personas, permite conectarse con cualquier parte del mundo, pero por otro lado, a veces distancia esta cosa vital, que es el encuentro físico, el intercambio de energías entre seres humanos y de ellos con la naturaleza. Entonces hablamos de un grupo de 40 personas con diferentes culturas que estarán viviendo 24 horas al día juntos por un mes, o sea, están llevados a organizarse y formar una comunidad entre ellos mismos. Al mismo tiempo interactuarán y compartirán con comunidades tradicionales en sus territorios ancestrales. Entonces creamos un espacio real, de encuentros físicos de personas, que después estarán en contacto permanente por medio de las tecnologías existentes. Esto permite articular o fortalecer redes nacionales o internacionales en torno de las ideas, realidades y propuestas de la Expedición y de las comunidades u organizaciones con las que nos encontramos. Entonces de alguna manera queremos servir como un “semillero” de ideas y propuestas de valoración del viaje, de la educación intercultural, de denuncia a las injusticias, de defensa de la diversidad.
Sobre descolonizar, estamos hablando de un proceso amplio. La ‘colonialidad’, que es una idea fuerte que permanece mismo después del fin del colonialismo “de facto”, no es algo fácil de superar. Así como el capitalismo, es un elemento articulador de sentido de la vida, es transversal y ocupa todas las formas del ser. Entonces, “descolonizar” se trata de un proceso permanente de reflexión y acción que tenemos que realizar personalmente y colectivamente, no empieza ni termina con nuestra Expedición, pero encuentra en ella un espacio propicio a reforzar este proceso. Descolonizar nuestro pensar y saber, nuestros cuerpos, nuestras formas de ser, de interactuar, las formas de poder, que en la mayoría de los casos se encuentra bajo la lógica moderna-colonial basada en el ser humano como individuo y como centro del universo.
Buscar referencias, lecturas, especialmente todo que se viene producido en los últimos años acerca de estos temas es muy importante, de modo que tendremos un curso preparatorio virtual, además de espacios académicos y recomendaciones de lecturas durante el viaje. Pero creemos que el teórico solamente no es suficiente. Creemos que es necesario la vivencia, el compartir, el intercambiar, sobre todo escuchar directamente de los pueblos que resisten es fundamental. Entonces creamos la Expedición Abya Yala para servir de alguna manera a estos propósitos. Es una propuesta colectiva, independiente, solidaria. Diría que quizás sea modesta en su alcance pero gigante en su horizonte, pequeña en su tamaño pero profunda en sus efectos. Además, no somos los únicos a pensar así, somos un proyecto más entre tantas iniciativas que contribuyen con sus granitos al cambio de paradigmas para la construcción de un mundo que realmente valore el diálogo horizontal de saberes y la defensa de la diversidad cultural y natural como nuestra más grande riqueza.
El término Abya Yala es indígena y se refiere a todo el continente latinoamericano. ¿Cuán arraigada crees que está la cultura indígena en los pueblos de Centro y Sudamérica?
Yo creo que más de lo que notamos. En países con grande presencia indígena, por ejemplo, a veces sin notar la gente reproduce esta herencia en algunas expresiones cotidianas, en el mismo ritmo de hablar, o en prácticas que juzgan ser “naturales” pero que en verdad vienen de las culturas originarias.
Sin embargo la visión hegemónica, al menos lo que veo desde mi país, Brasil, crea algunos mitos. Por ejemplo, lo que llamamos el “mito del buen salvaje”, que es una imagen idealizada, del “indiecito primitivo” que vive en comunidad, en armonía con la naturaleza y todo es perfecto, una dimensión idílica pero distante de nosotr@s, l@s de la ciudad; o del indio como mito fundacional de un país, como una pieza de museo que tenemos que respetar y admirar, pero que se quedó en el pasado; o sino, del “ex indio”, que deriva de la misma idea del buen salvaje, ya que una vez que tenga un celular, un carro o televisión, o porque viva en la ciudad, entonces ya no es indígena.
Esto oculta que los pueblos originarios son grupos sociales, como tantos otros, que sufren intervenciones desde afuera, permitidas o forzadas, e interactúan y responden a esto. Que el indígena todavía existe y resiste; es presente y es futuro (aunque esta idea de tiempo en muchas culturas originarias no es así linear sino integrada, cíclica o circular). Y que el ser indígena está arraigado en valores, creencias, tradiciones, cosmovisiones, y no en lugar en que vive, la ropa que usa o en incorporar o no productos de la modernidad. Y otra cosa importante es que la misma palabra indígena uniformiza una cantidad inmensa de pueblos distintos (quéchuas, aymaras, mayas, mapuches, guaranis, para citar apenas los más conocidos) con riquezas diversas a nivel político, económico, social, cultural.
Muchos estamos hablando de una “crisis civilizatoria”, de que el modelo en que vivimos se está agotando. No se trata solo de una crisis económica del capitalismo como nos quieren hacer creer, sino una crisis multidimensional que también es ambiental, social, política, espiritual. Dicen que las crisis son un periodo de cambio en que el viejo mundo no termina de morir y el nuevo mundo no termina de nacer. O como diría Eduardo Galeano, “el mundo está embarazado de otro mundo”. Esto significa que el hijo o hija está adentro de nosotr@s.
En este sentido, creemos que escuchar a estos pueblos que han tenido sus voces silenciadas pero han seguido sembrando resistencias y construyendo propuestas concretas, es clave para encontrar muchas respuestas para reaccionar colectivamente a esta crisis civilizatoria y acelerar el nacimiento del nuevo mundo que sea mejor para la humanidad y la Pachamama.
Es importante mencionar que Abya Yala no se refiere apenas al indígena ni se trata de una propuesta de regreso al pasado. Sino que es una propuesta que incluye un diálogo intercultural sin jerarquías para la construcción de un nuevo futuro, reconociendo especialmente a los aportes de los grupos que fueron históricamente discriminados y marginados del poder.
Aquí una imagen del poblado costero de Buenaventura, en el pacífico colombiano, una de las paradas que hará la Expedición Abya Yala. (http://expedicionabyayala.org)
¿Crees que la condición de colonia (de Puerto Rico) afecta su relación con el resto de Latinoamérica? ¿Cuál entiendes que es la función o el espacio que ocupa Puerto Rico en el continente Latinoamericano?
Aún no he podido conocer bien a Puerto Rico y creo que no tenga mucha propiedad para hablar, aunque tenga muy buenas amistades por allá. Anteriormente hablaba del fin de la colonización “de hecho” en Latinoamérica, pero Puerto Rico es una de las pocas excepciones en este sentido, lo que quizás agudice más este problema allá. No me siento muy preparado para comentar el tema pero me imagino que la condición de Estado Libre Asociado genere algunos beneficios de poder tener una cercanía mayor a Estados Unidos, como puede ser por ejemplo la oportunidad de estudiar en una universidad estadunidense de excelencia con más facilidad, tener acceso a bienes y productos, inclusive culturales, etc. Y parece difícil, aunque no imposible, mantener una mirada fuerte a Estados Unidos y al tiempo a América Latina.
Por otro lado, la influencia musical de Puerto Rico en la América Hispánica, por ejemplo, es impresionante, compone una parte representativa de la banda sonora de la vida de muchas y muchos. No sé si tod@s puertorriqueñ@s se sienten latinoamerican@s, pero creo que tod@s l@s latinoamerican@s sentimos que sí lo son. Entonces la lucha por la descolonización puede y debe buscar apoyo en nuestros países hermanos, porque seguro lo tendrán, quizás de los gobiernos y seguro de los pueblos.
De alguna manera, creo que en cualquier país del subcontinente, la cercanía o distancia de un gobierno nacional a Estados Unidos o al resto de Nuestra América puede reflejar bastante en la relación de las personas en este sentido. Pero también creo que la sociedad civil, los movimientos sociales, también ya tienen una respetable fuerza que permite transmitir a personas y sectores de la sociedad el valor de nuestra identidad como “latinoamerican@s”, basada no más en un ideal homogéneo sino en la idea de la “unidad en la diversidad”. No podemos esperar que cambien los gobiernos para que esto se dé sino actuar desde abajo en la defensa y fortalecimiento de este ideal de integración. La Expedición también tiene este horizonte, pretendiendo apoyar a la articulación de nuevas redes, por esto sería muy positivo tener en el grupo participantes de Puerto Rico para enriquecerla desde sus realidades.
¿Cuán grande creen que puede llegar a ser la Expedición?
Esta primera Expedición es de suma importancia para tener una real dimensión de su impacto y generar redes que la agranden. La Expedición Abya Yala es una apuesta colectiva de mediano y largo plazo. Tenemos mucha ilusión y confianza de que crecerá en cada edición, esperando que sea una importante referencia como un espacio de educación alternativa y complementaria dentro de Nuestra América-Abya Yala, con alcance internacional. Que las universidades y organizaciones se apoderen de la propuesta y la vean como un espacio de formación para sus estudiantes e integrantes, que además estarán construyendo puentes con otras organizaciones y personas de varios países, regresando con la maleta llena de aprendizajes, contactos y nuevas ideas.
Importante que cuando hablamos en crecer hablamos sobre todo en términos cualitativos. Porque si llevamos 100, 200 o 500 personas de una vez a comunidades, en lugar de 40, puede parecer que evolucionamos pero significa justamente el contrario, pues el impacto en las comunidades puede ser muy negativo. Entonces lo que queremos hacer crecer sobre todo es esta idea de un aprendizaje intercultural, vivencial y descolonizante. Como dijo el poeta Antonio Machado: “Caminante, no hay camino. Se hace el camino al andar”. De modo que es un misterio muy motivante que siquiera podamos prever el máximo alcance que pueden llegar a tener las nuevas ideas y articulaciones que surjan a partir de la vivencia de la Expedición. Estamos plantando una semilla. ¿Y cuántos frutos puede generar una semilla cuando se convierte en árbol?
Vea más del proyecto Expedición Abya Yala, pulsando aquí.