El regreso a las cavernas late siempre en nuestros tiempos. Varios hechos alrededor del mundo lo atestiguan. Este es el caso del escritor, músico y poeta chino Liao Yiwu. Actualmente este escritor es uno de los invitados a la Feria del Libro de Frankfurt en Alemania. Pero todo indica que no podrá asistir. Yiwu de 51 años de edad estuvo cuatro años preso en 1989 por escribir el famoso y polémico poema: Masacre. Este poema lo escribió luego de la matanza obrero-estudiantil en la plaza de Tian’anmen en la ciudad de Pekín, capital de este país asiático. El texto duro y desgarrador evidenció el atropello y la sucesiva impunidad por parte de las autoridades chinas. Se estima que la cifra de muertos que dejó esta matanza oscila entre cientos o miles, los estimados varían –siempre varían–. Luego de terminada su condena el escritor chino ha estado fuertemente vigilado por las autoridades de su país, y le han impedido desde entonces salir hacia el extranjero. Ahora Liao Yiwu está de nuevo en boca de todos y es que el régimen chino le ha prohibido acudir a la Feria Internacional del Libro en Frankfurt en donde está invitado. Yiwu ansía poder reunirse con sus lectores alemanes quienes tienen varias de sus obras traducidas al alemán. Es por eso que le ha escrito una carta a la canciller alemana Angela Merkel para que lo ayude en su intento por asistir al evento de Frankfurt. Parte de la carta aparecida ayer y publicada en la Revista Ñ del diario argentino El Clarín lee: “Querida señora Merkel: Le envío mis saludos desde lejos. Me llamo Liao Yiwu, soy un escritor del fondo de la sociedad China. Le escribo no solamente porque usted es una persona poderosa, sino porque vivió la dictadura de la Alemania del Este, y quizás usted fue pisoteada, humillada y sometida y puede entender la forma en la que me siento en este preciso instante. En la noche del 4 de junio de 1989, escribí el poema ‘Masacre’ (‘Tusha’) sobre la matanza de Tian’anmen, y por ello fui arrestado y encarcelado durante cuatro años; desde entonces y porque he insistido en una escritura independiente y testimonial, se me ha prohibido estrictamente durante muchos años publicar una sola palabra en mi país”. Este escritor ha sido prácticamente amordazado en China. Su pasaporte se le ha negado en diez ocasiones. En el terremoto del 2008 se lo concedió por error, pero más tarde fue detenido en aduana. Su obra escasamente se publica en el gigante asiático, porque a pesar de los pesares, Yiwu no se ha negado a escribir. De hecho, su último libro aparecido en el 2002 narra historias acerca de los desamparados y más pobres de la China contemporánea. Liao Yiwu arguye que sólo quiere asistir a este evento en Alemania y es por eso que decidió escribirle a la canciller Merkel. Este chino que se ha dedicado a contar la vida de los menos afortunados le ha dado voz a los que nunca o casi nunca la poseen. En su intento de pedir ayuda desesperada a la canciller alemana dice además que no pretende abandonar el país ni pedir un visado, puesto que no le interesa seguir “la moda de la literatura prohibida”. Moda o no, es una lástima que ocurra esto en los tiempos que corren, casi una vergüenza. Evidencia en parte el miedo ancestral de gobiernos – cualquiera que sea– que le han tenido a la palabra. El lúcido uruguayo Eduardo Galeano en un texto suyo aparecido hace varios años escribió: “Fracasaron quienes prohibieron el agua, porque no pudieron, porque nadie puede prohibir la sed”.