
La situación de Puerto Rico no acaba de mejorar. Para muchos, estas navidades han sido un periodo oscuro con poco que celebrar. Aquí, Lion, un filme que no cambiara muchas vidas, pero que sí logrará inspirar a muchos. Es el filme feliz con el que debemos comenzar el año.
La película narra los acontecimientos verídicos de Saroo Brierlay, un niño de cinco años que acompaña a su hermano mayor a una estación de tren, se pierde y monta un ferrocarril que lo lleva al otro lado de India. Este vive dos meses en las calles de Calcuta hasta que el gobierno lo encuentra. Los esfuerzos de parte de las autoridades para encontrar a su familia no son exitosos y una pareja australiana adopta el niño. Ya hombre, Saroo comienza una obsesiva búsqueda de su familia que amenaza las relaciones que ha fomentado.
El filme se puede dividir en dos partes, la primera en 1986 con un joven Saroo, interpretado por Sunny Pawar, y la segunda con Saroo adulto (Dev Patel). El tiempo que el niño pasa perdido es una experiencia impactante. El filme nos muestra como él y muchos otros niños tienen que vivir en las calles de India donde son víctimas de abuso físico y presa para depredadores sexuales. Cada persona que el niño conoce puede ser su salvador o su fin. Hasta su estadía en el orfanato está llena de misterio e intriga. Esta primera parte del filme es toda una aventura.
La segunda mitad del filme es mucho más creíble y mucho menos interesante. Se enfoca en la búsqueda de Saroo… utilizando Google Earth. Estas escenas parecen anuncios pagados por Google, y realmente, no son tan fascinantes. La actuación, cinematografía y banda sonora elevan el poco material a un filme elegante y emocional.
Las actuaciones estelares del filme pertenecen a Patel y Nicole Kidman. Patel es mejor conocido por su rol en Slumdog Millionaire (2008). Aquí su actuación es mucho más madura y superior. Kidman, por su parte, no sorprende a muchos y actúa exactamente como se espera de ella: de perfección. Su rol en el filme es menor a los que acostumbramos, pero es el corazón de la película. Kidman interpreta a Sue Brierley, la madre adoptiva de Saroo. Ella es la más afectada, sufre por la investigación de Saroo y por la adicción y rechazo de su otro hijo. Kidman se ve desaliñada, pero no importa cuán mala sea su peluca (¡y mira que es mala!), su performance es otro más para su colección de gloriosas actuaciones.
La ejecución técnica del filme es exquisita en manos de Garth Davis, quien cuenta con Lion como su primer largometraje. Davis utiliza los espacios y la naturaleza sabiamente para evocar la soledad de este niño perdido que desconoce su identidad y añora la familia que no ve hace veinticinco años.
La cinematografía de Greig Fraser logra que todo, sean las ciudades sobrepobladas de India o los paisajes solemnes de Australia, se vean hermosos. Las escenas en las que el niño viaja solo en el tren nos presentan una belleza que no sabíamos que India poseía. Fraser supera estas escenas al lucir la hermosura de la costa de Australia y la magnitud de sus montañas. Ademas, balancea el uso de las tiras a la distancia, los close-ups, y las tomas con la cámara en mano, exitosamente. El trabajo de Fraser es espléndido, pero va mano en mano con la banda sonora de Dustin O’Halloran y Hauschka. La combinación resulta en una experiencia sensorial deslumbrante. Creo que estos maestros podrían presentar hasta el infierno y lograrían obtener algo digno de admiración.
No obstante, Lion no es perfecta. El guión de Luke Davies es demasiado sentimental en algunos momentos, lo cual le detrae al resultado final. Algunas partes de la historia se sienten algo forzados e innecesarias. El personaje de Lucy (Rooney Mara) y su romance con el personaje no son centrales a la historia. Se siente que los cineastas añadieron este personaje “a la mala”.
La premisa es realmente extraordinaria, su ejecución impecable, pero su guión imperfecto. Lion es un filme grandioso en ejecución, que poco a poco va perdiendo su grandeza hasta que llega a su final sentimental. Es un buen filme familiar que puede que sea llorada por muchos, olvidada rápidamente por otros, pero, por dos horas, el filme logra distraernos y darnos la esperanza que tanto necesitamos.