Era su gran día. Jorge Rivera Horrans llegó ayer al Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) a las 8:30 de la mañana. Esperó por dos horas, impaciente, para que lo llamaran por primera vez. Los nervios lo atacaban como de quien sabe que se acerca al sueño más anhelado.
Solo tenía una oportunidad. Era un duelo a muerte súbita con el destino. Llevaba días preparándose y practicando para este momento, audicionar para el musical Hamilton, escrito enteramente por Lin-Manuel Miranda, su ídolo.
El joven, de 20 años y estudiante de drama en la Universidad de Notre Dame, apostó a un pedazo de una canción de su autoría. Entró al salón A, uno de los cuatro habilitados para la primera ronda. Respiró e hizo lo que sabe hacer: cantar.
“Yo empecé supernervioso. Mi mañana entera estaba supernervioso, pero cuando empecé a cantar y cuando vi que estaba sonriendo [la seleccionadora] pues ya me salió bien”, contó con una risa que si bien pudiera interpretarse como tímida, contagia.
Los nervios, quizás, son el adorno que vienen con cada audición. A este talentoso muchacho no dudaron en darle un boleto rojo para que pasara a la segunda audición del día. Entonces, ese cosquilleo que aprieta el estómago y te hace moverte de forma involuntaria se apoderó aún más de él. Minutos más tarde, salió del Teatro Julia de Burgos incrédulo. Le habían dado el “call back”, tendría que regresar el viernes para su tercera audición.
Rivera Horrans tiene claro el momento que tiene ante sí. Pertenecer a la multigalardonada pieza no se da todos los días. “Es una buena oportunidad porque está cambiando la forma de la música y como yo soy compositor también, eso es superinteresante para mí”.
Él tiene ante sí grandes retos. A su corta edad, abandonó su carrera de medicina y empezó a estudiar lo que realmente le apasiona. Fue una guerra con su familia. De toda su experiencia nació el musical “Stupid Humans” que, en parte, resume su vida. Lo escribió y consiguió un contrato para presentarlo. Será en 2019, la misma fecha que tendrá que comprometer si es elegido en Hamilton.
Pero Jorge está claro. “Esta es una única oportunidad”. Escogería Hamilton sin pensarlo. “Tendrá que ser mi musical, sin mí”, porque estar en las tablas con Lin-Manuel “sería como un ‘dream come true’ [un sueño hecho realidad], honestamente. Es mi ídolo”.
Quieren atraer las miradas al país
Como este chico, cerca de 800 jóvenes de entre 20 y 30 años se acercaron a la UPR para audicionar en canto o baile, estimó la producción representada por Bethany Knox, directora del “casting” de Hamilton, y Luis Miranda, padre del dramaturgo.
La meta es encontrar unos 38 actores y actrices para esta nueva compañía que surgirá en Puerto Rico, y que contará con un total de 150 personas. Del suelo borincano nacerá la quinta compañía del afamado musical que ya tiene sede en Nueva York, Chicago, Londres, y una que viaja a nivel mundial.
Luis Miranda miraba nostálgico los alrededores. Buscaba en su memoria algunos recuerdos. Por ejemplo, el concierto que Joan Manuel Serrat ofreció en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico, el mismo que Lin-Manuel oyó infinidad de veces desde que era un crío.
Su hijo, a pesar de que se crió en Nueva York, no está ajeno del papel que ha jugado el primer centro docente del país en la movilidad social de los puertorriqueños. Oyó las tantas historias de su padre en su activismo con gallito y de su participación del acontecer social y político de la época.
“Yo soy graduado de la Universidad de Puerto Rico. Siempre tiene un lugar especial. Fue el lugar de enseñanza que me dio la base pedagógica y emocional para seguir por el mundo, por eso siempre voy a estar agradecido”, le contó a Diálogo.
Es por esto que no dudaron en aceptar las recomendaciones –o presiones– que le hizo Sarita Irizarry, quien fuera prima de Miranda padre, para escoger el Teatro del Recinto de Río Piedras como el lugar idóneo para presentar Hamilton.
“Si Puerto Rico puede traer uno de los espectáculos que ha cambiado la historia de los musicales en Broadway, y pueda venir a un lugar como el Teatro de la universidad, que eso envíe un mensaje al mundo de que Puerto Rico tiene la oportunidad de seguir haciendo cosas grandes, y que esto se utilice como coyuntura para seguir manteniendo la discusión sobre Puerto Rico en la mirilla pública”, sostuvo.
El talento sobra
Diferente a las emociones que sentía Miranda, las filas para entrar a cualquiera de los salones estaba resguardada de sonrisas asustadizas, de miradas brillantes y de cuerpos que se balanceaban al vaivén del tiempo.
Algunos retraídos y otros más avispados que hasta se fueron de tour por todos los medios que allí estaban, se perfilaban como los próximos protagonistas de una nueva revolución de actores que intenta abrirse camino entre el maltratado gremio.
Un traje azul salió del Julia de Burgos a la ligera. No paraba de sonreír. Sus ojos se volvían aún más achinados detrás de los translúcidos espejuelos. Era Daneisha Bonilla, una joven de talento innato que le dieron la buena nueva de que regresaría.
Canta desde los seis años en su iglesia. Ahí ha crecido. No estudia música, sino un bachillerato en química. Eso no quita que la música siga siendo su pasión. Es más, se ha propuesto comenzar próximamente a tomar cursos sobre producción de audio. Llegó hecha una gelatina de nervios. Bueno, la verdad es que los tenía desde que se registró hace dos semanas. Cantó Gravity de Sara Bareilles y encantó a los seleccionadores.
“Sería un sueño hecho realidad [ser parte de la producción] porque es algo que he estado aspirando todos estos años, desde pequeña. Ya la oportunidad de poder haber sido parte de la audición y tener un call back ya para mí eso es un sueño. De verdad que estoy increíblemente emocionada”, soltó antes de ir al último registro.
El elenco seleccionado firmará por un año con la compañía y tendrá la oportunidad de pisar las tablas con Lin-Manuel tras dos años y medio de inactividad. El ganador de premios Tony, Pulitzer, Emmy y Grammy solo volverá a los escenarios durante las funciones que se presentarán en Puerto Rico.
Los boletos se comenzarán a vender en otoño y fluctuarán entre $100 y $295. Sin embargo, en busca de hacer accesible la pieza, la producción decidió colocar el 25% de los asientos –unos 400 por función– al precio de un ‘Hamilton’, ese personaje histórico que aparece en los billetes de $10. Será mediante una lotería al cual las personas podrán acceder el día antes de cada función en la aplicación del musical.
Ayer el talento sobraba. Había un Jancarlos Negrón, del Recinto Universitario de Mayagüez, que al expulsar las notas el sí no lo tuvo que rogar. También hubo una Raquel Vázquez, una jerezana egresada de drama, dedicada al cien a la música y que su boleto rojo era una recompensa a su amor por el arte.
“Mi hijo ha dicho muchas veces que el talento puertorriqueño sale de las matas y que está por donde quiera. Nosotros venimos con el conocimiento de que esta isla ha producido mucho talento en primera, segunda y tercera generación. Estamos buscando las mejores gentes que puedan llenar los requisitos para la producción de Hamilton”, indicó Miranda.